Pedro Valtierra, un fotógrafo a la altura del arte
A Pedro Valtierra el Destino lo hizo fotógrafo desde niño; apenas de 16 años entró a un cuartoscuro de revelado y de ahí ya no salio nunca. Su vida es la luz: cómo tratarla, cómo domesticarla, cómo dirigirla, cómo imprimirla.
En su cabeza, desde el obturador de su retina imprime la luz y le da la forma que él quiere, la intensidad, la vida; porque sabe que cada fotografía que él hace quedará para la historia de la etapa de México que le ha tocado vivir: el fin del siglo XX y lo que sigue en el siglo XXI que hoy vivimos y del que tal vez Pedro llegará a ver los mejores momentos en las próximas décadas.
La comprensión de la luz; la captura de la luz sólo puede hacerse en el Cuartoscuro al que Pedro pertenece y que ha convertido en su casa, en su habitat, en su taller.
Pedro es de los grandes porque ha comprendido la verdadera dimensión de su trabajo; con humildad se sienta en el dintel de su casa a ver pasar los trozos de historia ya no sólo de México sino también de otras latitudes, y apresa algunos de la misma, que sabe que ahí quedarán, fotografías que serán como esculturas que las próximas generaciones vendrán a ver, a disfrutar o que servirán para remover las conciencias.
Pedro, después de 35 años de trabajo diario e intenso, apenas está llegando a su primera juventud; le quedan todavía muchas tareas que realizar; apenas empieza su verdadero trabajo de artista, hasta que un día, como Miguel Ángel, arroje su cámara contra una fotografía hecha por él y le exija que hable. MJL
Por el Lic. Mauro Jiménez Lazcano, Director General de la Revista Macroeconomía