Pedro Valtierra, fotógrafo a la Altura del Arte
“Sin Miedo a la Luz”: el hombre que se supera y vuela

Por el Lic. Mauro Jiménez Lazcano,
Director General de la Revista Macroeconomía
El pensamiento y el sentimiento de Pedro Valtierra hacia mi humilde persona es uno de los mayores premios que he recibido en mi vida; aprecio enormemente lo que Pedro opina de mí y la liga profesional que nos une; Pedro es uno de los hombres que se ha superado y entonces vuela por el espacio infinito de las ideas, las imágenes y la amistad. Gracias Pedro por haberme invitado a esta trascendental reunión de amigos y profesionales de la lente, del periodismo, de las noticias, de la transmisión no sólo de los acontecimientos diarios sino de lo que quedará grabado para la posteridad.

Pedro descubre con su cámara lo más luminoso de la conducta humana pero también lo peor: el hambre, la miseria, la enfermedad, la guerra, el abandono, la tristeza, la muerte; su cámara es a la vez un microscopio y un telescopio, porque alcanza a ver el futuro de la humanidad; aprecia la libertad al mismo tiempo que conoce a la horrenda dictadura, no importa que sea de cualquier signo; pero Pedro no es neutral es un Quijote que cabalga en el tripié de su lente y que intenta salir siempre del “Cuarto Obscuro” a donde se metio alguna vez a rescatar a los secuestrados, a los que sufren y a su Dulcinea en la que ve solamente las virtudes que las mujeres buenas y así lo logra.
Pedro Valtierra “fotógrafo a la altura del arte”, parafraseando a López Velarde, hecho con el mismo barro con el que fue moldeado él mismo y sus hermanos; un barro que se seca, que se arruga que se quema con el sol del desierto y las montañas, y que por ello durará toda la vida.
El trabajo de Pedro que pone en el aparador a las vacas flacas, que apenas beben agua de los charcos y tratan de acabarla pronto, de llenar sus panzas con ella porque presienten que en las secas morirán.
Así es Pedro, gran maestro de la fotografía, que de un plumazo de luz y sombras produce una obra de arte que nos deja enseñanzas para siempre; que convierte a la pobreza en el símbolo del mundo en que vivimos y nos hace recordar la sentencia del Maestro: “A los pobres siempre los tendréis con vosotros”.