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La deuda histórica con los pueblos indígenas

Son innumerables y se encuentran dispersos en todo el territorio nacional

Por Virgilio A. Arias Ramírez-C

Secretario General del Club Primera Plana y Vicepresidente

de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística

 

 

El 9 DE AGOSTO ES EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, pero al parecer muy pocos lo saben y muy pocos se ocupan actualmente de ellos; empezando por las Instituciones dedicadas a ellos, y las autoridades educativas y culturales de México. Son innumerables los pueblos indígenas que se encuentran dispersos en todo el territorio nacional y por lo tanto, también ellos son mexicanos de acuerdo con la Constitución, es más, son los originarios dueños de la tierra que pisan porque los han heredado hace siglos.

El pasado 8 de septiembre desde 1966 por acuerdo entre los gobiernos del mundo con la Organización de las Naciones Unidas—UNESCO, se celebra el día mundial de la alfabetización; pero en las ciudades de México no sabemos dónde y cuándo se realizó esta celebración; por lo que mencionamos los estados donde la situación es más crítica, porque no saben leer ni escribir en: Chiapas el 18%, Oaxaca el 17% y Guerrero el 16%; los informes nos dicen que en varios estados están arriba de la media nacional (5.5 %), pero no aclaran de qué edad y tampoco que en los pueblos indígenas el porcentaje es cercano al cien por 100% . Bien lo decía Ignacio Ramírez El Nigromante: “El crimen más grande que puede cometerse contra cualquier ciudadano es negarle una educación que lo emancipe de la miseria”

Pero desde la conquista española y caída de la gran Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, los indígenas fueron relegados a los lugares menos habitables, expulsados de sus propias tierras y explotados como bestias de carga y más aún, los indígenas y las mujeres en franca discriminación, porque Europa estaba saliendo de la edad media y faltaba educación y cultura, y los soldados que llegaron con Hernán Cortés Pizarro, eran de diferentes pueblos de la península Ibérica no sabían leer ni escribir, por lo que aún no conocían la equidad de género; por eso aquí durante la colonia una mujer era vendida en cuatro pesos y un caballo en ochenta.

Según el Censo General (INEGI) en el año 2015, la población total de México en ese entonces era de 119´530,753 y el porcentaje nacional indígena del 21.5 millones; de ellos el 7.4 siete punto cuatro millones hablan alguna lengua indígena cifra mayor que en el 2010, de los cuales el 45.3% tienen menos de 30 años y son económicamente activos, y el 51% de los cuales son mujeres y el 49% son hombres; los 63 grupos étnicos hablan su propio idioma o algún otro, de los pueblos con que se han mezclado y el español; pero el Instituto Nacional Indigenista estima que son 66 grupos los étnicos; y que en cuanto a la religión la más favorecida es el cristianismo principalmente católica, aunque existen muchas más, pero también hay religiones indígenas que son: la azteca y la maya.

El origen del término indio, debemos recordar que nace el 12 de octubre de 1492 cuando Cristóbal Colón toca las playas de América, concretamente la isla de Guanahaní, y es que el navegante genovés creyó que había llegado a la India y llamó indios a los nativos aunque eran taínos; extendiendo ese nombre a los pueblos que él incluso no conoció es decir: meso-americanos (desde Centro América hasta el centro de hoy México); según el mapa de Francisco Javier Clavijero “Historia Antigua de México”*. Y Ario-americanos (desde Querétaro, Guanajuato, Jalisco y Sinaloa  hasta conectar con Estados Unidos), y todos los descendientes de ellos que hoy y siempre han ocupado estos territorios de México. (EL Pasado Indígena 1996 Pueblos Dispersos, Pág. 5 Lópes Lujan).

Este pasado indígena de gran valor histórico, lo constatan innumerables obras que quedaron como testimonio de un pueblo digno y heroico, una sola muestra de cientos de ejemplos lo tenemos en la Piedra del Sol o Calendario Azteca. Este monumento llamado con justicia: el primero en América, por la cantidad de ciencia y cálculos astronómicos exactos, se haya en el Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México. Al respecto el Antropólogo Alejandro Gámiz Martínez dice: “que fue labrado entre los años 1478 y 1480, tiene 360 centímetros de diámetro 140 de altura y pesa 25 toneladas, y que la cultura americana se desarrolló localmente, sin deber absolutamente nada a influencias extrañas”. El antropólogo Gámiz, fue Presidente de la Academia de Aztecología de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y miembro del Club de periodistas Primera Plana.

Los grupos indígenas mexicanos, conforman una identidad étnica producto de su organización social, cultura y su historia que los confirma como los autóctonos del país descendientes de las sociedades mesoamericanas primigenias, por esa razón existen instituciones que han surgido de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por ser una nación multicultural que tuvo su origen en estos extensos territorios; los derechos lingüísticos de éstos pueblos son leyes reglamentarias del artículo 2º. Constitucional donde se reconocen como lenguas nacionales, es decir, “la misma categoría que el idioma español, aunque en la práctica esté limitado a pocas publicaciones y poca educación bilingüe; y esto puede considerarse como discriminación”, así lo dice el Dr. Jesús Rodríguez y Rodríguez.

Por ejemplo, en Los Acuerdos de San Andrés en 1996, como resultado de la Consulta Nacional e Internacional por la Paz y la Democracia, los pueblos indígenas tuvieron una respuesta al planteamiento por la pérdida de la su lengua, que en ocasiones incluso es aceptado por muchos padres de familia, para evitar que sus hijos sean rechazados; principalmente los niños y jóvenes que han perdido su habla materna para incorporarse rápidamente a estereotipos sociales que surgen de la imitación, o porque ellos al trasladarse a otros lugares conscientemente dejan de utilizar la lengua de su pueblo por temor a las críticas y segregación.

Las palabras indio o indígena se emplean comúnmente para designar y en ocasiones denigrar a los individuos originarios de América, aunque el término correcto sería “indígena” y no indio. Pero además, también es empleado como insulto entre los grupos centrales de las sociedades latinoamericanos, revelador de un conjunto de personas que se ubican en la esfera más baja de la estructura social, porque llamar a una persona indio es calificar despectivamente a una persona, equivalente a pobre, ignorante o individuo sin capacidad de razonamiento. Respecto a la conquista de la Nueva España y las barbaridades de los españoles, Fray Bartolomé de las Casas, acusaba ante el rey de España que “durante los doce años que iban de la llegada de los europeos al suelo americano, iban cometiendo tantos hechos espantables que no podría bastar lengua ni noticia e industria humana para describirlos”.

Por su parte Guillermo Bonfil, escribió: “la categoría de indio, en efecto, es una categoría supra-étnica que no denota ningún contenido específico de los grupos que abarca, sino una particular relación entre ellos y otros sectores del sistema global del que los indios forman parte. De La categoría de indio denota la condición de colonizado y hace referencia necesaria a la relación colonial” (Bonfil, 1995:342).

En México al consolidarse la conquista, entre los españoles surgen duros debates entre los que deseaban un “suave” acercamiento con los pueblos sometidos y los que argumentaban su derecho de conquista; de ahí que la legislación del rey daba a los habitantes de esas tierras como súbditos de la corona, pero autorizando en ciertas formas de evangelización a cambio de trabajo; por ejemplo: la encomienda que era sencillamente legalizar la explotación de los conquistados, pero además los conquistadores decían que esa tierras les pertenecían como un “derecho de conquista”, costumbre aún vigente en Europa donde la modificación de las fronteras de cada nación era una constante.

Aunque también es oportuno recordar a los españoles que argumentaban como negativa la dominación española en esa forma, y consideraban que era un acto de soberana injusticia para los naturales dueños originarios de estas tierras. Los actos arbitrarios e inhumanos provocaron muchas rebeliones por ejemplo: la de los Pericúes “caña verde” de Baja California Sur en 1734 y 1737 y la de 1769 que surge en Yucatán encabezada por el líder Jacinto Canek. Como consecuencia de lo anterior, fue que la Corona española separó jurídica y geográficamente a los indígenas, quedando: República de indios y República de españoles; el asentamiento de un régimen colonial significó la sustitución salvaje de los regímenes nativos por el poder español desde la península Ibérica.

“El Benemérito de las Américas”. El único indígena (de origen zapoteca) que llegó a ser Presidente de México.

Para colmo, de la edad media que vivía Europa llegó la “Santa Inquisición”, una de las manos más crueles y negativas de la iglesia católica que no tenía jurisdicción sobre los indios, pero éstos sí estaban obligados al pago de un impuesto personal, por la política de evangelización que propició la segregación social y lingüística; aunque al principio los evangelizadores estaban obligados a evangelizar en lengua indígena, por ejemplo en náhuatl y es hasta el siglo XVIII en que el número de hispanoparlantes era mayor, es cuando las iglesias empiezan a introducir el español pero en las ceremonias religiosas se les hablaba en latín.

Al paso del tiempo, debido a la atroz explotación y segregación de que los nativos eran objeto y las enfermedades que les azotaban, el aislamiento geográfico, la evolución política y económica, los pueblos fueron disminuyendo, cayeron en decadencia por la pérdida de población, y el poder pasó de forma definitiva a las ciudades habitadas por blancos y mestizos.

Ante esta situación, los nativos no aceptaban voluntariamente la forma de autoridad por lo que emprendieron sus rebeliones: los yaquis en 1740 y 1767; los mixes 1570, los mayas 1712 y 1761, los rarámuris 1690 y 1698, los zapotecas 1660 y 1770, todas ellas fueron sometidas de forma cruel y sangrienta; aunque también durante la dominación surgieron nuevas relaciones económicas y de alimentación, por ejemplo: la introducción a la Nueva España del café, trigo, cebada, especias como la pimienta, canela; cítricos, caña de azúcar, plátano, ganado vacuno, caballar, borrego, aves, cerdos, etc. y la aparición de la minería a gran escala.

Finalmente llegó al poder el primer Presidente de origen indígena Benito Juárez, quien gobernó con sapiencia en medio de las terribles circunstancias que le toco conducir al país porque los conservadores y la iglesia católica no lo querían por ser indígena; sin imaginarse que después  otro indígena Juan Diego, el mismísimo Vaticano lo convertiría en el primer Santo Náhuatl; Juárez encabezó la Guerra de Reforma y luego la intervención francesa, él fue quien le puso “El Cascabel al gato” es decir, a la iglesia católica con las Leyes de Reforma, decretadas en el mes de julio desde el puerto de Veracruz.

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