Internacional

Entendimiento, consenso y cooperación

El ascenso real de la quinta generación del liderazgo chino inició en noviembre de 2012 cuando Xi Jinping, por consenso, fue electo Secretario General del Partido Comunista Chino (PCCh) y Presidente de la Comisión Militar Central, cargos de gran relevancia dentro de la estructura política nacional. El 14 de marzo de 2013, Xi Jinping fue elegido, por 2,952 votos a favor y uno en contra, como presidente de la República Popular China en el marco de la sesión anual del Parlamento en el Gran Palacio del Pueblo.

Xi Jinping pertenece a la etnia Han, es originario de Fuping, provincia de Shaanxi. Tiene una destacada y trascendente trayectoria política. Inició sus trabajos en las filas del PCCh en 1969, al cual se adhirió formalmente en 1979 como miembro del partido. Se graduó en la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades de la prestigiosa Universidad de Tsinghua en la especialidad de teoría marxista y educación ideológica. Tiene un doctorado en derecho.

Con Xi Jinping asciende al poder una nueva clase de dirigentes con mayor nivel académico, más cosmopolitas y sobre todo muy comprometidos con el bienestar del pueblo, con la implementación de ambiciosas reformas económicas, con políticas públicas tendientes a frenar la corrupción y a promover una visión moderna del mundo.

Xi Jinping ha despertado el interés de los líderes mundiales debido a que lidera una nación cuyo nivel de participación en el comercio mundial es espectacular, por primera vez en 2012 superó el intercambio comercial de bienes de Estados Unidos al llegar 3.87 billones de dólares, en ciencia y tecnología ha sido exponencial, las políticas de innovación desde Deng Xiaoping han sido transcendentales para el mejoramiento de los índices de productividad y desde el ascenso de la tercera generación del liderazgo se han establecido líneas estratégicas de inserción en la globalidad que imponen nuevas reglas operativas y modelos competitivos en el entorno mundial. El gigante asiático en estas tres últimas décadas ha sido capaz de sacar a millones de chinos de la pobreza.

A Xi Jinping se le escucha con atención porque es un artesano de la palabra, elige cuidadosamente los conceptos de sus discursos para enviar mensajes claros a sus interlocutores. De hecho el idioma chino se distingue de cualquier otro por el grado de complejidad de sus ideogramas, por ello los líderes cuando elaboran un discurso lo hacen desde una perspectiva de alto contenido teórico.

Por lo que resulta de alto valor interpretativo, destacar y analizar algunos fragmentos del discurso que pronunció el presidente Xi Jinping al inaugurar la sesión plenaria de la Conferencia Anual 2013 del Foro de Boao para Asia (FBA).

Esta conferencia que se viene realizado desde hace 12 años en la isla de Boao, provincia de Hainan en China; es el marco adecuado para escuchar a líderes de Asia sobre su visión de la región y su relación con el mundo. El tema que se eligió en la conferencia anual llevada a cabo los días 6, 7, y 8 de abril de 2013 tiene todo el sentido de lo que busca la región y su prospectiva hacia el futuro: “Asia en búsqueda del desarrollo para todos: reestructuración, responsabilidad y cooperación”.

Efectivamente como Xi aseveró en aquella ocasión en su alocución, el mundo ha cambiado profundamente, es más interdependiente, interconectado y busca la modernización en un marco de desarrollo científico y tecnológico, de mayor cooperación dentro de un ambiente de paz y estabilidad mundial.

Esta es una variable de trabajo que deberían impulsar todas las naciones de la región y del mundo para lograr en el corto plazo, los objetivos de justicia social y de preponderancia en un entorno internacional cada vez más globalizado. Además debería ser la métrica que sirviera de pauta a las políticas públicas impulsadas por los gobernantes. El mundo no está exento de riesgos. Xi anota que sigue habiendo importantes retos marcados por crisis en el sector financiero, proteccionismo comercial en sus más diversas formas y desequilibrios en la gobernanza mundial. Es un hecho que estos rubros no pueden marginarse de las agendas políticas nacionales y de la visión que deben asumir los países como respuesta a los desafíos internacionales.

Xi indica que Asia está dispuesta a trabajar conjuntamente con el resto del mundo para zanjar las dificultades que presenta la crisis financiera internacional. Y en esto, el líder chino no está ayuno de significado, Asia contribuye a la certidumbre y seguridad mundial, al aportar más del 50 por ciento al producto bruto internacional. Si le va bien económicamente a Asia, le puede ir mejor al resto del mundo gracias a esa participación. Esa región es un motor que impulsa a sectores productivos mundiales, contribuye a ensanchar los mercados internos y acelerar las inversiones extranjeras directas. En suma, un mundo altamente interconectado. Cuando China le vende productos intermedios a México, impulsa las cadenas de producción de cientos de maquilas que exportan la mayor parte de sus bienes al mercado estadounidense y canadiense. Es un flujo de productos que aceleran el empleo y el bienestar de miles de familias mexicanas.

Sin embargo, todo crecimiento económico acelerado implica también enfrentar otros desafíos como la escasez de recursos naturales, la contaminación ambiental, la explosión demográfica urbana y la inequidad social. Para China estos retos plantean la necesidad de establecer mecanismos innovadores, mayor estrategia en la elaboración de políticas públicas y en la estructuración de sistemas operativos más sustentables. Como indica Xi la humanidad tiene sólo una Tierra, la cual es hogar de todos los países.

Xi, en su intervención en el FBA, indicó que el desarrollo debe ser sustentable y benéfico a los intereses de la humanidad. Es una perspectiva audaz si observamos el panorama global actual y la complejidad de retos que en el corto plazo enfrentará el mundo para lograr un crecimiento económico sustentable. Si bien es cierto que a lo largo de los años, muchos países y regiones han desarrollado prácticas novedosas para conservar el medio ambiente, mantener la estabilidad social y promover el crecimiento económico sustentable; también es cierto que aún persisten prácticas arcaicas que devastan a los ecosistemas del mundo.

Xi indica que nada en el mundo se mantiene constante, lo cual trae a colación una máxima china: un hombre sabio debe cambiar conforme cambian los tiempos y los hechos. En ese sentido, pide abandonar formas de pensar anticuadas, liberarnos de las cadenas que obstaculizan el desarrollo y desplegar todo el potencial e ingenio para asumir los retos que plantea el crecimiento económico.

Desde esa perspectiva indica que es necesario redoblar esfuerzos para transformar las modalidades del crecimiento y ajustarlas a la estructura económica; a fin de elevar la calidad del crecimiento hacia un desarrollo sustentable y así lograr una calidad de vida para los pueblos.

En primer lugar, el líder chino insiste en que debemos trabajar en las reformas de los sistemas económicos y financieros internacionales, mejorar los mecanismos de gobernanza mundial y apoyar con buenas prácticas el crecimiento económico mundial para que sea saludable y estable.

En segundo lugar, pide trabajar juntos en el mantenimiento de la paz a fin de ofrecer un entorno de seguridad que impulse el desarrollo común. Asevera que la paz es el anhelo constante de nuestros pueblos. “La paz, al igual que el oxígeno y los rayos del sol, difícilmente se nota pero la gente se beneficia ampliamente de ella. Sin paz, el desarrollo es imposible. No importa el tamaño de los países, ya sean grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, deben hacer sus contribuciones responsables al mantenimiento y fortalecimiento de la paz. En vez de socavar los esfuerzos que hacen otros, los países deben cooperar y trabajar conjuntamente para lograr esa anhelada paz mundial.” El presidente chino plantea que la comunidad internacional debe defender una visión de seguridad integral: seguridad común y cooperación para la seguridad.

Una visión integral de seguridad implica que a ningún país debe permitírsele arrastrar a una región o al mundo entero al caos. Si bien es cierto que el incremento de la interacción mundial pueda producir ciertas diferencias y fricciones; lo importante es resolverlas a través del diálogo, las consultas entre las partes, las negociaciones de paz y la cooperación. De esta forma alcanzar un entorno pacífico que permita el crecimiento económico, el desarrollo sustentable y el bien común.

En tercer lugar, indica Xi, elevar la cooperación como un medio efectivo para promover el desarrollo común. Cita un proverbio chino: el florecimiento de una sola flor no hace la primavera, pero cientos de ellas en pleno florecimiento llevan la primavera al jardín. Al igual, todos los países del mundo están vinculados estrechamente y comparten intereses convergentes, deben sumar y compartir sus fortalezas. Los países al mismo tiempo que persiguen sus propios intereses, deben promover el desarrollo y expandir entre ellos los intereses comunes. Elevar la cooperación Sur-Sur y el diálogo Norte-Sur, promover el desarrollo equilibrado de los países emergentes y desarrollados para consolidar las bases del crecimiento sustentable y estable de la economía mundial. Necesitamos trabajar vigorosamente para fortalecer y crear mayores oportunidades de cooperación y trasladar mayores dividendos del desarrollo a nuestras poblaciones así como contribuir más al crecimiento mundial.

En cuarto lugar, señala el presidente chino que debemos permanecer abiertos e incluyentes a fin de crear un espacio amplio que fortalezca el desarrollo común. El océano es inmenso porque admite el caudal de cientos de ríos. Por lo que hay que respetar el derecho de un país a elegir con independencia su sistema social y camino de desarrollo, eliminar la desconfianza y el recelo; convertir la diversidad mundial y las diferencias entre los países, en dinamismo y en una fuerza que impulse el desarrollo.

Es de resaltar que durante más de una década, desde el inicio del Siglo XXI, el comercio en Asia ha pasado de 800,000 millones a 3 billones de dólares, y con otras regiones ascendió de 1.5 a 4.8 billones de dólares. Esta es una muestra de la cooperación de Asia con el mundo y su contribución al bienestar internacional.

Es indudable que China como miembro de la comunidad asiática, es parte de esa contribución que se hace al bienestar regional y mundial.

En noviembre del año pasado, el Partido Comunista de China en su XVIII Congreso Nacional, presentó el proyecto para el desarrollo chino en los próximos años. Las metas principales de este proyecto son las siguientes: 1) para el 2020, el producto interno bruto (PIB) y el ingreso per cápita urbano y rural se duplicarán tomando como referencia las cifras de 2010. Con este incremento se construirá en forma generalizada una sociedad modestamente acomodada y, 2) para mediados del siglo XXI, China se convertirá en un país socialista moderno, próspero, fuerte, democrático, avanzado cultural y educativamente.

China aún es una nación en desarrollo, enfrenta muchas dificultades y desafíos en su camino hacia el progreso. Por lo que todavía tiene que hacer esfuerzos incansables en los próximos años para lograr los compromisos planteados en XVIII Congreso Nacional.

Con este panorama y ante la próxima visita del líder chino Xi Jinping, se abre para México una gran oportunidad para ser parte de este proyecto integral. Los líderes chinos prevén que en los próximos cinco años, las importaciones chinas asciendan a unos 10 billones de dólares, su inversión en ultramar llegue a 500,000 millones de dólares y el número de turistas chinos que viajen al extranjero alcance los 400 millones.

Por Jorge Navarro Lucio, candidato a Doctor en Ciencias por la Facultad de Economía de la Universidad de Colima; tiene la  especialidad en relaciones transpacíficas y China. Fue Encargado de Negocios de la Embajada de México en Bangkok, Tailandia; concurrente en Laos, Myanmar y Vietnam. Twitter: @jornalunam.

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