Política

“En el Congreso de la Unión respetamos el deseo de los capitalinos de ser un ente jurídico completo”: Francisco Arroyo Vieyra

“Como dirían los clásicos –y Porfirio Muñoz Ledo lo es—: en este marco incomparable del claustro universitario, al que los hijos de la escuela pública venimos siempre con mucho gusto, en donde pulula el espíritu de Justo Sierra, a concitarnos en un esfuerzo nuevo para lograr de una vez y por todas, la reforma política que lleve a esta ciudad, la capital de todos los mexicanos, a quitarse la marca de ser un híbrido extraño en el mundo actual.

Esta entrañable Ciudad de los Palacios, a la que Carlos Fuentes cantara con la voz de Ixca Cienfuegos, en “La Ciudad más Transparente”, le debemos una fórmula jurídica que apreciemos y respetemos todos.

Es cierto que la Ciudad de México es la capital de todos los mexicanos. Cierto es también que para quienes hemos hecho de ésta nuestra casa de trabajo, quienes la pasamos en nuestras largas jornadas laborales y quienes apreciamos el deber del servicio público y de la representación del pueblo de México, tenemos que asistir a esta generosa, amable y civilizada convocatoria del doctor Mancera, con quien la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión tiene una espléndida relación de respeto y colaboración con el ánimo muy sereno.

Los legisladores en este tiempo nuevo tenemos que hacer nuestro trabajo sin conflictos, con ánimo de consolidación, con ánimo de consenso y de que la construcción de la ley sea una que tenga un ánimo axiológico que haga que todos la respeten con gusto y con consideración.

De este espléndido consejo rector habremos de conocer el qué y el cómo para que los legisladores –en principio del Senado de la República, luego de la Cámara de Diputados en dos terceras partes— puedan aprobar lo que mejor convenga. Y conviene viene de bien. Y luego, la mitad más uno de las legislaturas de los estados para pensar si vamos a un Congreso Constituyente en la Ciudad de México, si la propia Constitución hace los arreglos, o si las leyes reglamentarias le dan a esta ciudad la fortaleza necesaria para sentirse auténtica, libre y soberana.

En el Congreso de la Unión respetamos el deseo de los capitalinos por salir de ese híbrido raro y de ser un ente jurídico completo. Hemos escuchado bendita, perseverante, machacona y felizmente, discursos de nuestros compañeros de la Ciudad de México de distintos partidos políticos, que alzan la voz a nombre de millones de capitalinos que así lo quieren.

Nosotros lo veremos con buenos ojos, con buenos deseos, con consideración y con la prisa necesaria a la que nos obligan los tiempos de la sociedad mexicana.

Buenos días”.

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