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Discurso de José Antonio Meade Kuribreña ante los banqueros de México e internacionales

 

Mensaje del candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña, en el marco de la 81º Convención Bancaria “La Banca Comprometida con México”.

Acapulco, Guerrero, 9 de marzo de 2018

Muchas gracias, muy buenas tardes.

Efectivamente, me siento como en casa, me siento muy contento de estar con ustedes, de reencontrarme con ustedes. Participé en mi primera Convención Bancaria en 1999, busqué la fotografía, y me permite hoy acreditar que, ciertamente, no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después.

Lo digo, naturalmente, por Vicente Corta, que ahí está en la fotografía. Yo me veo exactamente igual que hace 20 años.

Me mandaron 5 preguntas, e hice un esfuerzo por contestarlas para que conocieran ustedes mi visión, visión que además hemos venido construyendo juntos desde hace 20 años.

Hago solamente un paréntesis antes de empezar, esa Convención, la de 1999, fue la primera que se dio después de que se aprobó una ley que permitió la participación extranjera en la banca mexicana.

Cuando uno piensa lo que ha cambiado el sistema financiero en estos 20 años, hubiera sido prácticamente imposible de imaginar. En esa Convención se anunciaba que Bancomer iba a comprar BBVA, al poco tiempo se anunció que Santander iba a comprar Serfin.

Y si revisamos cómo es el sistema financiero hoy, no lo hubiéramos podido reconocer respecto de los temas que se discutían hace apenas 20 años. Y yo he sido un privilegiado de formar parte de esa transformación y de haber, en ello, hecho equipo con muchos de los que están aquí hoy, y se los agradezco.

Se dice mucho que es importante el Estado de Derecho, y se dice mucho que es importante la certidumbre. No hay manera de que uno niegue las raíces hacendarias, y no hay manera de que uno haga presentaciones muy distintas.

Revisé ayer la de Pepe Toño que fue espléndida, me di cuenta que venía el mismo gusano en su presentación que en la mía. Debo, en mi defensa, de decir que yo usé el gusano primero y, por eso, me siento legitimado de volverlo a hacer.

Primer elemento que se planteaba en las preguntas, ¿qué esperamos de la política económica? Hace un año, justamente en este foro, había grandes dudas de qué iba a pasar con la economía en México.

Hace un año, 3 calificadoras nos tenían en perspectiva negativa. No se esperaba que fuéramos capaces de alcanzar un superávit, se pensaba que la deuda como porcentaje del PIB iba a seguir cayendo y que íbamos a crecer bastante menos de lo que tenía el paquete económico.

Un año después, hoy podemos dar cuenta de que se alcanzó el superávit, de que bajó la deuda, de que nos subieron la calificación y de que crecimos 50 por ciento más de lo que entonces se pensaba.

¿Qué tendríamos que comprometer hacia adelante y por qué tendríamos que hacerlo? En medio tenemos un entorno de gran incertidumbre, y tenemos la necesidad de, en consecuencia, de recuperar el espacio fiscal.

¿Qué debíamos de esperar hacia adelante en materia de balance primario? Dijimos que lo íbamos a alcanzar, alcanzamos el balance primario, y vamos por delante de los países del G-20 y los latinoamericanos en recuperar espacio fiscal.

Y hay que hacerlo, porque podríamos enfrentar turbulencias hacia adelante.

Lo mismo es cierto en materia de la deuda como porcentaje del PIB, dijimos que lo íbamos a reducir, por primera vez en una década se logró, y debiéramos de perseverar en esa ruta. No es difícil que enfrentemos un entorno en donde las tasas de interés de los países emergentes vuelvan a subir.

Y eso nos plantearía retos de estabilidad, y nos obligará a tener espacio fiscal y colchones para poderlos enfrentar. Y enfrentarlos de forma tal que podamos seguir creciendo.

Ahí se ven 32 trimestres de crecimiento positivo, y debemos de aspirar a mantenerlo, a incrementarlo, y que el crecimiento siga siendo robusto, balanceado e incluyente.

¿Qué quiere decir y por qué es importante el Estado de Derecho? El mundo en 1910, México arriba de Venezuela, en términos generales, baja esperanza de vida y poco nivel de ingreso. Y podemos ver cómo vamos evolucionando.

Ahí se ve la Primera Guerra Mundial, se ve la Crisis del 29, se ve la Segunda Guerra Mundial. Y se empieza a ver en México los efectos del desarrollo estabilizador.

Ahí se ven China e India, se ve cómo nos empiezan a alcanzar, la crisis de 82, la crisis del 95, la recesión del 2000, la crisis del 2008. Y ahí estamos hoy parados.

Y lo que vemos es una enorme dispersión, en términos de esperanza de vida y de PIB per cápita. Y lo que vemos es que hay una correlación entre esa dispersión  y el Estado de Derecho.

Los países que tienen un mejor índice de Estado de Derecho, tienen más esperanza de vida y mayores ingresos; los que tienen menos índice de Estado de Derecho, tienen menor esperanza de vida y menores ingresos.

Si México quiere consolidar su crecimiento, tiene que mejorar su índice de Estado de Derecho.

¿Pero qué quiere decir y por qué importa? Y podemos encontrar 4 ejemplos, 4 ejemplos de países que tenían en común todo, historia, tradición, ubicación geográfica, recursos naturales, y que, sin embargo, han tenido desempeño muy distinto.

Corea del Norte y Corea del Sur, la misma península, la misma historia, la misma genética, 10 años menos de esperanza de vida en Corea del Norte, y órdenes de magnitud menos, incluso, en medida y talla.

Vietnam del Sur y Vietnam del Norte, mientras estuvieron separados, Vietnam del Sur crecía al doble de lo que crecía Vietnam del Norte.

Alemania Oriental y Alemania Occidental, uno podría haber asumido que Alemania Oriental tenía mejores condiciones, más educación y más salud. Y, sin embargo, después de la caída del Muro de Berlín, Alemania Oriental incrementó, en tan sólo 6 años, el 83 por ciento de sus niveles salariales.

Finalmente, la zona bolivariana. Compartíamos los mismos libertadores, la misma historia, las mismas ambiciones. Y, sin embargo, si nos comparamos con 1977, hoy Venezuela tiene 20 por ciento menos ingreso per cápita que el que tenía entonces.

Panamá 200 por ciento más; la región y México 65 por ciento más.

Estos 4 ejemplos ilustran que países que eran iguales en todo, menos en su Estado de Derecho, tuvieron resultados de crecimiento muy diferentes.

¿Qué quiere decir Estado de Derecho en México? Quiere decir, sí, y habremos de abundarlo, seguridad y corrupción. Pero, quiere decir que construyamos un país que tenga un gobierno a la medida de cada quién y en donde podamos ejercer, a plenitud, nuestros derechos.

¿Cuáles? Sí seguridad, sí corrupción, habremos de tocarlo, pero la Constitución consagra varios derechos más. Y debiera uno, en consecuencia, de poderla cargar en el teléfono. Si, además, lleva uno la foto de Juana, todavía mejor.

Y en el teléfono consultar cada uno de los derechos para ver, al nivel del ciudadano, qué es lo que tenemos que hacer.

Tenemos un derecho, por ejemplo, a educación preescolar, primaria y secundaria, y para el 2022 tenemos que terminar la preparatoria.

¿Qué tenemos que hacer para que ese derecho ejerza? La mayor parte de quienes no acceden a educación preescolar, tenían a la mano guarderías y estancias, no instalaciones de preescolar. Había que convertir a la guardería y a la estancia para que, además de cuidado y alimentación, dieran educación.

¿Qué otros derechos vienen consagrados en la Constitución que implicaría un ejercicio similar? Sorprendente pero importante, y nos regresa a la primera pregunta, hay la obligación constitucional de velar por la estabilidad en las finanzas públicas y del sistema financiero.

Estado de Derecho, en consecuencia, implica un manejo de finanzas públicas responsable que permita condiciones de crecimiento.

No queremos estabilidad por sí misma, la queremos porque la estabilidad nos da confianza, la confianza trae inversión, la inversión trae empleo y el empleo nos ayuda a combatir la pobreza.

¿Qué otro elemento es central en el Estado de Derecho?

Dice Juana que voy muy bien, y tiene razón, siempre hay que atender a lo que dice Juana.

Por cierto, Juana me acompañaba a muy poquitos eventos, pero por 20 años me ha acompañado a la Convención Bancaria y se lo agradezco.

Estado de Derecho implica, sin ninguna ambigüedad, simplificación y mejora en los trámites, es también una obligación constitucional.

Y hoy, cuando revisamos un gobierno a la medida de cada quien, eso quiere decir, para la pequeña y la mediana empresa, un entorno de menos regulación, un entorno que les permita que les permita florecer, un entorno que les permita tener menos contacto con un burócrata, un entorno que les de mayores espacios de libertad.

Estado de Derecho en México implica todo eso, sí seguridad, sí corrupción, pero también educación, vivienda, estabilidad y un entorno de mucha menos regulación para que puedan crecer de mejor manera.

Tiene razón Juana otra vez.

Contratos. A la Secretaría de Hacienda y a la Secretaría de Relaciones y al presidente les toca cuidar buen nombre y buen crédito. Y buen nombre y buen crédito pasan porque se tenga certeza en México, y ahí encontramos contrastes importantes entre las tres alternativas que van ustedes a escuchar hoy.

En los elementos centrales, en la pregunta que nos hicieron, hay tres visiones diferentes en materia, por ejemplo, de la Reforma Energética, hay quien plantea echarla para atrás.

Hay quien no sabemos qué plantea porque la mitad de la coalición está a favor y la otra mitad está en contra. Y nosotros pensamos que esa reforma le va a cambiar el rostro al país.

Hay quien piensa que hay que echar para atrás el aeropuerto. En el otro caso no sabemos porque uno está a favor y el otro está en contra. Y habemos quienes pensamos que el aeropuerto es fundamental para la competitividad del país y la reconversión del viejo aeropuerto para la reinvención de la ciudad.

En materia presupuestal, pues hay quien plantea una política de gastos que no se colige con la realidad presupuestal. Y hay quien plantea una reforma fiscal más progresiva en la mitad de la alianza y menos progresiva en la otra. Y hay, en cambio, quien frente a ustedes compromete finanzas públicas sanas y responsables.

En materia educativa, hay quien plantea echar la reforma para atrás, hay quien no sabemos qué plantea porque la mitad de la coalición está a favor y la otra mitad está en contra. Y hay quien plantea que hay que apostarle a que México, en ese tenor, siga siendo una potencia.

¿Qué tendríamos que hacer en materia de seguridad? Claramente es un tema que no hemos resuelto bien, y tenemos algunos elementos que nos orientan hacia dónde deberíamos de dirigir nuestros esfuerzos.

1997 en diferente intensidad de azul la violencia, la cantidad de armas producidas en Estados Unidos. Ahí vamos viendo cómo evoluciona, tenemos un buen arranque de siglo. La seguridad, a partir del 2008 empieza a deteriorarse y vemos una correlación muy importante entre violencia y disponibilidad de armas.

Esa es la violencia en 2011, concentrada sobre todo en el norte y con un reto muy importante en Guerrero. Una muy buena recuperación hasta el 2015 y, de nuevo, un crecimiento de la violencia en el 2017.

Llaman la atención en esa gráfica dos cosas: de nuevo, con la correlación, con la accesibilidad de armas, pero una violencia que migra del norte hacia el sur y hacia el Pacífico. Hay que entender ese fenómeno, en términos de comprender cómo cambiaron los elementos que causalmente le dan origen a la seguridad, pero hay que hacernos cargo de que una constante es la disponibilidad de armas en manos de la delincuencia.

Y eso sugiere cuatro pilares: un primer pilar, necesitamos una política de armas, se calcula que en México tenemos entre 500 mil y 1.5 millones de armas en manos de la delincuencia organizada.

Lo pongo en perspectiva, el ejército guatemalteco tiene 150 mil armas y el canadiense 1.7 millones de armas. Eso nos ubica en términos del tamaño del reto y la necesidad de actualizar nuestra visión alrededor de las armas.

Los ingresos que están en manos de los cárteles y la imposibilidad de que se los quitemos si no cambiamos nuestra Ley de Extinción de Dominios.

La importancia de la policía, en donde tenemos la mitad de los que necesitamos y ganan menos de lo que tendrían que ganar para que en ella encontraran espacio para satisfacer su vocación.

Y un tema muy importante, y en el que reparamos poco: tenemos que cambiar la forma en que enfrentamos los delitos y cómo los dividimos entre el fuero federal y el fuero común. Pongo dos ejemplos: el segundo estado en el país en donde hay más extorsión es en Nuevo León, la extorsión no está definida como delito en Nuevo León, en los dos estados que lo rodean sí.

Si vemos otro ejemplo, en el caso del Occidente, robo a casas habitación. Jalisco, Nayarit y Zacatecas, en donde el castigo es menor es en Jalisco, en donde la incidencia de robo es mayor es en Jalisco. Eso quiere decir que policías, armas y dinero importan, pero que el marco institucional y la forma como definimos cada uno de los crímenes y su castigo, importan también.

Si los definimos de la misma forma, los vamos a investigar de la misma manera; y si los investigamos de la misma manera, vamos a poder homologar la gestión de los ministerios públicos; y si hacemos las cuatro cosas, vamos a mejorar sustancialmente el impacto en seguridad en el país.

Se dice mucho que no podemos contra la corrupción. No basta con la voluntad política, hay que hacernos cargo de que tenemos que cambiar también nuestro marco institucional, y podemos encontrar en el mundo ejemplos que han sido exitosos, ejemplos de países que partieron con retos mucho mayores que los nuestros y que mejoraron su entorno para hacerse cargo del problema. Ahí está Singapur, Hong Kong, Italia, México y Somalia.

Singapur y Hong Kong tenía problemas brutales de corrupción, e Italia los tenía de un gobierno infiltrado incluso por la delincuencia organizada.

¿Qué hicieron estos cuatro países? Primero, cambiaron la norma para hacer más fácil de recuperar lo robado; segundo, y absolutamente central, le dieron autonomía a los ministerios públicos. Eso es lo que está al centro del debate.

Si nosotros escuchamos aquí, a un candidato que dice “yo voy a meter a fulano o a zutano a la cárcel”, no entiende de Estado de Derecho.

Lo que México necesita es un presidente que reconozca que el ministerio público está por arriba de él, que el ministerio público lo puede llamar a cuentas, y que el presidente, en consecuencia, está sujeto a su imperio, no el ministerio público al imperio del presidente.

Necesitamos cortarle el cordón umbilical al Ejecutivo del ministerio público, y necesitamos a un presidente que esté dispuesto a reconocer, de entrada, que se va sujetar a su arbitrio, que se va sujetar a la competencia del ministerio público para que él mismo pueda ser llamado a cuentas.

Eso pasó en Hong Kong, eso pasó en Singapur, eso pasó en Italia, eso pasa en nuestros países vecinos, y no hay ninguna razón para que eso no pueda pasar en México, excepto quien quiera, todavía en lo político, seguir teniendo al ministerio público a su disposición.

Tenemos que tener una buena certificación de evolución patrimonial, no una revelación voluntaria del 3 de 3. Una auditoría que nos asegure que nuestras manifestaciones externas de riqueza sean consistentes con la declaración patrimonial, consistentes con la declaración fiscal y consistentes con los registros públicos de la propiedad.

Tenemos que tomarnos en serio el hecho de que los funcionarios públicos tenemos que vivir conforme a nuestros ingresos, y que un tercero tiene que dictaminar que ese sea el caso, y tenemos que tener penas más severas, y las cuatro cosas están a nuestro alcance, y lo podemos hacer.

México como potencia en el ámbito internacional.

Este es un tema que Curzio maneja mucho mejor que yo y, por lo tanto, voy a ser tímido en mis observaciones porque tiene una enorme experiencia, pero México tiene una gran bendición.

Es posible que México sea el país del mundo que tiene más pertenencias y que tiene la oportunidad, en consecuencia, de convertir las pertenencias en un conjunto que ensanchen nuestras posibilidades de crecimiento.

Esa es Norteamérica, vista desde el punto de vista de su infraestructura, oleoductos, gasoductos, las vías ferroviarias, carreteras, puertos, aeropuertos. Si nosotros vemos Norteamérica desde esa perspectiva, la geografía y las fronteras son menos importantes.

Desde el Tratado le apostamos a un espacio de integración. En 1994 el Tratado ancló el proceso de integración, hoy el proceso de integración ancla al Tratado. Esa es una realidad que existe y que existe más allá del Tratado, y que le da a México una vocación norteamericana y una posibilidad de dialogar en un entorno mucho más amplio, que solamente el que se da entre dos administraciones.

México y Estados Unidos hablan todos los días, hablan todos los días los presidentes municipales, los gobernadores, los empresarios, los migrantes, los académicos, los estudiantes y ellos son los que enriquecen y le dan soporte a esa relación.

Si queremos blindarnos de la incertidumbre que nos viene de fuera, ahí está la respuesta, hay que apostarle a nuestra infraestructura y a nuestras instituciones, si tenemos buena infraestructura y buenas instituciones nos va a ir muy bien con el Tratado.

Si tenemos buena infraestructura y buenas instituciones nos va ir muy bien, aun si no tenemos Tratado. Tenemos, por lo tanto, que perseverar, el resolver y hacer la tarea dentro y con esa fortaleza presentarnos fuera.

Pero no solamente somos norteamericanos, somos también un país caribeño y en consecuencia tenemos acceso al recurso turístico más importante del mundo, y al mismo tiempo somos un país centroamericano, si cambiamos la matriz energética en el sur de nuestro país y nos vinculamos con Centroamérica, en donde vive más gente que en Canadá, podemos hacer del sur de México y de Centroamérica la siguiente gran historia de desarrollo en el mundo. Suficiente con que bajemos gas y nos integremos de mejor manera.

Somos y nos definimos como latinoamericanos, el esfuerzo que estamos haciendo con la Alianza del Pacífico nos ubican como economía regional por arriba de Rusia y Canadá, seríamos del tamaño de Alemania. Y si sumamos lo que estamos haciendo en la alianza, con una mejor vinculación con Brasil y Argentina, seríamos la cuarta economía del mundo, por arriba de Alemania, de Francia y de Inglaterra.

Eso quiere decir que México tiene la enorme posibilidad de todas esas pertenencias aprovecharla y sumarla a las que describí, la de Asía-Pacífico.

México tiene una última pertenencia, somos parte del G20, y siendo parte del G20 podemos traducir ese espacio de diálogo permanente en un mejor espacio de oportunidad. Y cuando vemos el mapa del G20 reconocemos que hay algunos países en donde hemos avanzado mucho.

La relación de México con buena parte de los países del G20 es una relación madura: comerciamos, invertimos, dialogamos, cooperamos, intercambiamos experiencias de academia, pero hay muchos países del G20 con los que no tenemos un diálogo igualmente maduro.

Hay que construirlo, hay que voltear a ver, por ejemplo, a Arabia Saudita. La península importa más todos los años que el PIB de México y nosotros le vendemos menos de 100 millones de dólares al año.

Hay en el espacio del G20 la posibilidad de traducir pertenencia en diálogo, y el diálogo en oportunidades de negocio, y de desvincular así de la concentración geográfica, que vamos a tener siempre, pero que podemos diversificar en el contexto norteamericano.

¿Qué hemos hecho juntos? Y con eso termino. Esto ya no es parte de las preguntas pero es parte de una historia que hemos compartido. Acá en los últimos años nos ha tocado hablar de la CONSAR y del sistema de pensiones, probablemente unas reformas fundacionales más importantes que hayamos hecho, y una que le da a nuestro sistema financiero una gran profundidad.

Enfrentamos y terminamos de resolver los pendientes de la crisis bancaria juntos a través del IPAB, nos tocó la primera reforma financiera en el año 2000, que eventualmente nos dio acceso a la línea de crédito flexible.

Les tocó acompañarme en la transformación de Banrural hacia la Financiera Rural, les tocó aquí financiar los primeros contratos incentivados que hacía México en el mundo energético, les tocó acompañar la reforma del ISSSTE, que complementó a la del SAT y que nos da viabilidad financiera, trabajar juntos en el G20 en un momento definitorio para la economía del mundo, poner en el mapa del mundo, a través del G20, la inclusión financiera.

Trabajar, a través de Relaciones Exteriores, para hacer realidad la intuición financiera en nuestros migrantes, y darles así un mejor espacio de protección.

Juntos trabajamos en bancarizar a los que recibían programas sociales e hicimos un esfuerzo inédito de darle acceso al sistema financiero a quienes en México estaban típicamente excluidos.

Y nos tocó, en esta última interacción, enfrentar también juntos la peor crisis de confianza que haya tenido el país.

¿Qué nos gustaría hacer juntos los siguientes seis años?

Ayer se aprobó la Ley Fintech, todo ese desarrollo tecnológico puesto en manos de los bancos debe de llevarnos una revolución en materia de servicios financieros.

Juntos tenemos la oportunidad en la siguiente administración, de formalizar la economía y darle una mucha mayor presencia a los servicios que la banca ofrece.

Y juntos tenemos la oportunidad de darle a los mexicanos la posibilidad de identificarse, y que no se necesite, más allá que presentarse, para tener acceso a todos los servicios financieros y a todos trámites de gobierno. Ese es un esfuerzo que se debe de poder consolidar y que debemos poder consolidar de la mano.

Y si no nos planteáramos ninguna otra meta, debiéramos de aspirar a que para la siguiente elección todos los candidatos, por lo menos, tuvieran cuenta de cheques.

Muchas gracias, buena tarde.

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