Editorial

Carmen Aristegui: periodista libre, valiente y veraz

La libertad de un país se mide por el grado de libertad de prensa y libertad de expresión que exista en él; desde ese punto de vista, la persecución de que ha sido víctima en numerosas ocasiones Carmen Aristegui, es signo del atraso que todavía campea en la nación.
Afortunadamente, tanto la empresa que la había suspendido o despedido, como los sectores oficiales que se habían ofendido por los temas que en su programa de radio había abordado Carmen Aristegui, dieron marcha atrás en sus decisiones y aceptaron, bajo presión del público oyente, su reposición.
El caso de Aristegui es relevante, porque ella es una de las voces no sólo más valientes, sino más veraces  y bien informadas.
Si ella había exigido una aclaración a Los Pinos, por un incidente que se había producido públicamente nada menos que en el Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados de San Lázaro, esta pregunta relativa a la salud del licenciado Felipe Calderón no debía haber ofendido a nadie, sino que más bien debía haber sido respondida con prontitud y eficacia, como no se hizo sino hasta varios días después cuando de una manera tibia e indirecta se habló de la salud del funcionario.
Hay que tomar en cuenta que en las sociedades modernas y avanzadas, los funcionarios públicos de todo nivel son sometidos a escrutinio de la nación, porque en sus manos, sobre todo de los altos funcionarios, está el destino del país; y, sobre todo, porque cualquier mandatario, y más el primero, debe tomar decisiones en pleno uso de sus facultades, ya que de otra manera puede poner en riesgo el destino de la nación o de sectores de ella.
Que nadie se ofenda por el ejercicio de un periodismo sano y libre, como el de Carmen Aristegui, que hoy por hoy es un ejemplo a seguir, y que por su valentía y profesionalismo pasa a formar parte de la lista de las Mujeres Ilustres que ha producido nuestro país a lo largo de su historia y en particular en las últimas décadas, en que la transformación del país y de su sociedad es mucho más rápida y crítica.
Vaya nuestro saludo y nuestra solidaridad, para la periodista valiente y veraz que es Carmen Aristegui.

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