DestacadasEntrevistaPolítica

“Amenazada por el Ejecutivo la División de Poderes” : Senador Dante Delgado

Discurso del Senador Dante Delgado Rannauro ante el pleno de la Cámara de Senadores, hoy, 7 de octubre de 2020, Ciudad de México

 

El día 21 de septiembre hice pública una carta al presidente de la República, advirtiéndole del sinsentido de su propuesta de someter la justicia a una consulta popular.

La justicia no se consulta, la justicia se aplica.

¿Imaginan ustedes que las leyes, que el estado de derecho, en lugar de defenderse y hacerse valer, obedezcan a la opinión de una mayoría?

Yo no.

En la carta advertí al Ejecutivo que debía evitar la tentación de controlar al Poder Judicial y lo invité a dar marcha atrás a la emboscada que le tendió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con su tendenciosa e improcedente petición de consulta popular.

Sin embargo, después de que personeros de Morena no lograran recabar las firmas suficientes, él mismo tomó la decisión de presentar la petición de consulta popular, haciendo un uso indebido de un derecho ciudadano, con el único propósito de intervenir en el proceso electoral del 2021.

Porque todos aquí hemos leído la Constitución sabemos que la obligación del presidente es presentar denuncias formales ante la Fiscalía General de la República para que se investigue y se juzgue a los expresidentes.

La solicitud de consulta popular enviada a este Senado de la República el pasado 15 de septiembre es inconstitucional; además, desde la forma en que se hizo del conocimiento del Pleno hasta hoy, ha transitado un camino accidentado por el desaseo político con la que el bloque mayoritario la ha querido imponer.

Repito, como también lo hicieron los cinco ministros que, con dignidad y valentía, no cedieron ante la embestida del Ejecutivo:

La justicia no se consulta.

Lo que hizo el presidente fue montar un circo mediático con el objetivo de agraviar, intimidar y coaccionar a los ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El 24 de septiembre, por ejemplo, pidió que tomaran en cuenta “el sentimiento del pueblo”; ese mismo día, en un acto inédito en la democracia mexicana, desacreditó el proyecto planteado por el ministro ponente, con lo que inició un linchamiento público.

El 30 de septiembre amagó a los ministros, diciendo que, de rechazar su consulta, incurrirían en una “simulación”. Y el 1 de octubre, el mismo día que la Corte resolvería el asunto, exigió que “no se le niegue al pueblo su derecho a participar en las consultas”, y advirtió que esperaba que la Corte “resuelva bien”, ya que “sería lamentable” que la rechazaran.

Eso, aquí y en cualquier parte, eso es un atropello a la división de poderes y un síntoma de autocracia.

Además, emisarios del Poder Ejecutivo presionaron a ministros de la Corte, como fue denunciado por ellos mismos al emitir el voto a favor del proyecto que declaraba la inconstitucionalidad de la petición. Todo nuestro reconocimiento a los integrantes de la Suprema Corte que esgrimieron argumentos jurídicos con dignidad, inteligencia y apego al Estado de derecho.

Desafortunadamente, la Corte no resistió y aprobó una consulta a todas luces inconstitucional y, peor, de manera indebida reformularon la pregunta presentada por el presidente para justificar lo injustificable.

Porque la Corte puede reformular una pregunta, pero no la materia de la consulta. En este caso, se cambiaron los sujetos, las acciones y se eliminó la materia penal de la misma. La pregunta del Presidente se transformó en la pregunta de la Corte. 

La consulta debió declararse inconstitucional en el momento en que la Corte consideró que el presidente no supo formular su pregunta.

Con profundo pesar y tristeza, los mexicanos advertimos cómo el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, inició la sesión del pleno dándose a sí mismo  y en primer lugar la palabra, para esgrimir argumentos no en torno a la constitucionalidad de la petición, sino en torno a la “expansión del derecho a la consulta” y la necesidad de “darle la interpretación más amplia posible”, argumentos que le permitieron ser obsequioso con la falaz e inconstitucional pregunta formulada por el Ejecutivo.

Habría que preguntarle al ministro presidente, con su mismo argumento de privilegiar la participación y el derecho a la consulta, ¿por qué su iniciativa de reforma judicial no fue consultada o discutida ni con jueces, magistrados ni con los propios ministros de la Corte antes de que el presidente de la República la hiciera suya y la enviara al Senado el 20 de febrero de este año?

Reforma que, por cierto, pretende concentrar en la figura del propio ministro presidente un poder que puede llegar a lastimar la independencia y autonomía de quienes imparten justicia.

Reforma que, lo repito con tono de advertencia: tendrá que aprobarse, junto con el paquete de leyes secundarias y, si y solo si, se conocen, discuten y valoran en un auténtico parlamento abierto.

Lamentablemente, con su decisión, el presidente y una mayoría de la Suprema Corte abdicaron sus responsabilidades constitucionales y su mandato de proteger y salvaguardar el Estado de Derecho.

El ministro presidente dijo que la decisión “fue la correcta para el momento político y constitucional que vive el país”, y tiene razón, porque lo que está viviendo México es el fenómeno de un telepresidente dado al circo mediático, a la simulación y a la construcción de ficciones públicas.

La tarea de la Corte no debería ser la de guiarse por los vaivenes políticos, la Corte no es un termómetro de la opinión pública. La Corte tendría que ser el garante el estado de derecho y falló.

Concluyo:

El presidente de la República no ha cesado en su obsesión por intervenir en el proceso electoral del próximo año. Ha polarizado al país y dividido a los mexicanos en su afán por hacer campaña desde el poder.

Lo intentó sin éxito cuando presentó su proyecto de revocación de mandato, pero en el Senado impedimos que se realizara el mismo día de la jornada electoral; y lo logró ahora, con la pregunta que la Suprema Corte le obsequió.

Movimiento Ciudadano lamenta esta manipulación de instrumentos de participación ciudadana; rechazamos la invasión del Ejecutivo en el Poder Judicial, y nos preocupa que se acelere la tentación autoritaria que ha impregnado a este Gobierno.

¿Recuerdan qué es la división de poderes?

¿Recuerdan las razones por las que está plasmada en nuestra Constitución?

¿Recuerdan que todos lo que estamos aquí juramos cumplir y hacer cumplir esa constitución?

Espero que sí para que imaginen y dimensionen el profundo daño que le provoca a México tener a un poder ejecutivo autoritario e intransigente, un poder legislativo que se asume como herramienta del ejecutivo, y un poder judicial que coloca los caprichos de un hombre por encima de la ley.

Eso es lo que muchos de los que estamos aquí juramos combatir, eso es lo que en Movimiento Ciudadano seguiremos combatiendo hasta el final.

Mostrar más

Articulos Recientes

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button