Centenario del Natalicio de Enrique Ramírez y Ramírez
En esta tarde noche en la que nos encontramos reunidos, frente al monumento de Enrique Ramírez y Ramírez con motivo del centenario de su nacimiento, y en la que nos hemos dado cita Políticos, Periodistas, Funcionarios Públicos, amigos, discípulos, familiares y vecinos de ésta colonia Portales Sur de la Delegación Benito Juárez; para recordar al Escritor, al Político al Periodista, al Parlamentario.
Viene a mi memoria aquellas palabras que pronunciara en una comida, que se le ofrecía con motivo de su cumpleaños, dijo en ese entonces: “Agradezco profundamente, los juicios tan comprensivos de muchos de mis amigos, respecto a mi intrincada vida política, ya que en el fondo de toda amistad profunda hay una base de comprensión, decía cierto filósofo Alemán, “nuevo amor, trae nuevo conocimiento, no hay amor verdadero si no se entiende al amigo”. Hoy hago mías esas palabras para expresar mi agradecimiento a todos los presentes, porque a pesar de las inclemencias del tiempo en este espacio abierto, han resistido el terrible frío, sobre todo a mis queridos amigos que aceptaron expresar su pensamiento, a esa vida que él puso al servicio de su pueblo. El Magistrado Eduardo Andrade Sánchez, el Subdirector de la Financiera Nacional Rural Augusto Gómez Villanueva, a los ex-Gobernadores Victor Manuel Barceló, Celso Humberto Delgado, Heladio Ramírez López y Silvia Garcia de Alba presidenta de la fundación Javier Rojo Gómez quien dió inicio al evento con la poesía “Nostalgia del Futuro” de Ramírez y Ramírez; así como la presencia del Lic. Eliseo Rangel, Lic. Ricardo Flores Magón, Lic. Mauro Jiménez Lazcano Director de la Revista Macroeconomía, Lic. Jorge Alejandro Tinoco, Lic. María Esther Terán Presidenta del CEN de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, A.C., Mtro. Jesús Armando Liongo Beltran, analista político; Ing. Armando Roldán, Gustavo Casasola y familia heredero del famoso Archivo fotográfico de la Revolución Mexicana, a los ex Representantes de la Asamblea del Distrito Federal Guadalupe Perez de Thron, Carlos Sansores, Sandalio Saenz de la Masa, Alberto Nava Salgado, y a mis compañeros del Foro de Legisladores, entre muchos otros más.
El Lic. Augusto Gomez Villanueva en su intervención dijo: Evocar la memoria de Ramírez Ramírez nos llevaría mucho tiempo, porque lo más trascendente diría yo, además de su lucidez, la luz de su pensamiento, la fuerza y la vitalidad de sus principios, era vivir en medio de aquel México en donde todavía los rosarios de la injusticia permitían que formáramos, las instituciones que le dieron existencia y fisonomía a la democracia, era un joven contaminado como todos nosotros de la luz de la esperanza de un nuevo sistema social, que nos permitiera hablar de igualdad, de equidad, de justicia, como la razón misma de nuestro ser y de nuestra existencia, que iluminara con el socialismo como opción, para que la humanidad encontrara sus expresiones de fraternidad y de solidaridad y su pensamiento, se impregnó de una visión universal, en ese momento Enrique Ramírez y Ramírez dejó ser un mexicano, para ser un hombre universal, su pensamiento contaminó o contagió a muchos jóvenes que formaron las organizaciones que le dieron la fortaleza a los que creyeron que el camino de la Revolución era la única opción, para que México pudiera recuperar su fuerza soberana. Fuimos compañeros en la XLVI Legislatura, la primera legislatura plural, en donde la participación de los partidos políticos, calificados como oposición, tuvieron las puertas del Congreso abiertas, como una minoría a la que la Revolución, reconocía para que formaran parte del poder legislativo de la Cámara de Diputados, en la cual madurando las instituciones pudiéramos construir el México nuevo, como Presidente de la Cámara de Diputados en la L Legislatura, compartí con él la Vicepresidencia; no sólo encontré en Enrique la fortaleza y la solidaridad de compañero que nos permitía transitar al inicio de un nuevo régimen que estaba iniciando con la etapa de la globalización, desde entonces Ramírez y Ramírez reafirmó sus convicciones nacionalistas y expresó con toda la firmeza que correspondía a su propia historia, que el nacionalismo revolucionario era la doctrina que México debería de mantener con firmeza, para poder hacer frente a una etapa que venía en el futuro.
Enrique Ramírez y Ramírez era cardenista por convicción, nacionalista por el compromiso histórico de su origen y de su formación como un soldado más de la nación mexicana, enseñanzas que quedaron como la mejor herencia, que hoy comparto con Lucía Ramírez, con quien estamos entrañablemente unidos en la lucha que juntos hemos compartido, por lograr la paz interior en nuestro país, la fortaleza de las instituciones y el desarrollo de la vida institucional, donde nos hemos mantenido con firmeza, con lealtad a nuestros principios, no importando las acechanzas externas, ni el desarrollo de las fuerzas de la derechización mundial, hoy por hoy se amenazan con la paz del país. Cuando México nos necesite, estaremos presentes como todo soldado; para defender a través de nuestro partido un compromiso doctrinario, un proyecto histórico y las instituciones que nosotros mismos nos hemos formado, porque estamos a la altura de los retos que nos impone la frivolidad del neocapitalismo que arrasa con los principios y con los valores, que nosotros pregonamos como la razón de nuestra existencia y nuestro proyecto del México futuro.
El Lic. Eduardo Andrade expresó: Conocí a Enrique Ramírez y Ramírez a principios del 76, de sonrisa jovial y mirada penetrante y acerada, mostraba un talante apacible y una profunda inteligencia, su cultura deslumbraba, y su cultura demolía, era un orador excepcional, sus compañeros diputados de las diferentes fuerzas políticas, reconocíamos su talento y su compromiso con los valores e ideas que lo guiaban, era también un periodista ideológicamente combativo y comprometido, infatigable y escrupuloso en la dirección de su periódico “El Día”, defensor de las causas de los trabajadores, era una reconocida figura publica en el ámbito de la izquierda mexicana, en la que militó vigorosamente, formación que influyó en los contenidos de los documentos básicos que se elaboraron en aquel momento para la asamblea del PRI, al definirlo como un partido de trabajadores, afinidad que se ha desdibujado desde entonces para quien éste testimonio dice, fue un guía y un mentor desde los primeros días, para sus adversarios era un tormento, no tenía que leer tarjetas, no requería de ayuda, de memoria era capaz de estructurar un discurso pleno de lógica, datos, referencias culturales y elegantes figuras retóricas, irónico, a veces mordaz, pero nunca vulgar o ruin, su palabra iba dirigida a derrumbar el argumento contrario, nunca a insultar o herir personalmente al oponente, como ahora desafortunadamente llega a estilarse, dueño de una pluma igualmente incisiva y solidariamente informada, se abría generosamente a las aspiraciones de quienes deseábamos incursionar en el periodismo escrito, mexicanos como él nos están haciendo falta en un México que avanza en medio del desorden y la confusión, su pensamiento lúcido debido a las necesidades y las aspiraciones populares es un referente al que deberíamos acudir con más frecuencia, en lugar de naufragar en el pragmatismo y la inmediatez.
Victor Manuel Barceló comentó: hecho de maíz y barro, y es indudable, si hay un hombre que nos haya iluminado en nuestra generación, con ese nacionalismo que aún sostenemos, y que nos hace ver con preocupación muchas de las cosas que están aconteciendo actualmente, ese fue Enrique Ramírez y Ramírez, su palabra, su pensamiento escrito y oral, siempre fue de vigor extraordinario, nunca lo escuchamos rendirse ante ningún problema.
¿Cómo veía al mexicano Enrique Ramírez y Ramírez? Decía: El mexicano que queremos ver debe ser independiente y justo, solidario en el interior y hacia el ámbito internacional, amante de su patria y de su pueblo, decidido a una vida democrática que mejore constantemente la economía, la vida social y cultural del pueblo; un mexicano fraterno, igualitario, evitando privilegios de raza, de religión, de sexo o individuos, para llegar al desarrollo político, económico del ser humano, luchando contra la ignorancia, el entreguismo, los arribismos, los fanatismos y los prejuicios.
Todas las notas sostenidas en la visión y misión de Enrique Ramírez y Ramírez dieron fundamentalmente para buscar una presión ideológica en el camino de nuestro país, y su obra está allí, pero que importante es que seamos capaces de renovarla, de volverla a poner en el ámbito de la acción y de la vida, porque es el momento de recuperar esta palabra y esta manera de ser. Alejandro Cervantes Delgado gobernador en ese momento y yo, nos reuníamos a desayunar con él para hablar de estas cosas, y siempre era su palabra mesurada, tranquila, suave, firme, precisa, que cuando hablaba en oratoria se transformaba en un trueno, que hacía que sus enemigos políticos tuvieran que doblar la cabeza, porque no era posible aceptar y aguantar el tronido de su palabra y de su voz, cuando expresaba cosas que eran necesarias y urgentes, palabras que no olvidemos en el presente y en el futuro.
Celso Humberto Delgado, expresó: Qué bueno que tenemos la oportunidad de saludarnos hoy y evocar juntos a Enrique Ramírez y Ramírez, voy a hablar de una pequeña y gran faceta del formador de muchos, del formador de políticos, desde el trabajo ideológico para la formación de cuadros, primero formó él parte de la generación de Lázaro Cárdenas, debe haber contado con unos quince años, en aquel entonces se empezó a fraguar la necesidad de que las organizaciones populares fortalecieran las decisiones populares: primero sobre la Reforma Agraria, sobre materia petrolera, la socialización de la educación, las relaciones de la iglesia y del Estado, y la necesidad estratégica de que hubiera organizaciones en todos los niveles. No es una casualidad, por eso, que en ese sexenio que había sido el PNR, se porte como el Partido de la Revolución Mexicana, que da fortaleza a las organizaciones obreras con el robustecimiento de la Confederación de Trabajadores de México, y ligas campesinas que formaron la Confederación Nacional Campesina, y al lado de estas organizaciones el incentivar y fortalecer el sindicalismo mexicano.
Don Enrique Ramírez y Ramírez trabajó en estos órdenes, dedicó su pasión, su enorme cariño y su emoción revolucionaria, a formar cuadros juveniles, es cuando nace la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas, que agrupaban a todas las normales rurales, como Ayotzinapa, el Meche Jalisco, etc., nace también la Federación Nacional de Internados de Segunda Enseñanza la FENISE y su sede el internado Rafael Dondé, también otras organizaciones juveniles como la Federación Nacional de los Alumnos de las Escuelas Prácticas de Agricultura, la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos la FENET del Politécnico, se fortalece y se da una gran lucha a los conejos de la Universidad, así decía entonces don Enrique Ramírez y Ramírez, para dar vigor a todas esas organizaciones, la base estaba en la educación política. Abrió las puertas del periódico “El Día” a todos los latinoamericanos que tuvieran una visión en el quehacer de la Revolución Nacional, la página editorial fue un cromo latinoamericano, europeo, de plumas yugoslavas, chilenas, argentinas, hondureñas, guatemaltecas ahí estaban, la redacción del periódico “El Día” era un foro a través de sus talleres de enseñanza, para intercambiar conocimientos y experiencias, enfrentando a la siempre presente reacción nacional, con distintos rostros, con distinto nombre.
Hoy, afortunadamente en obsequio del centenario de Enrique Ramírez y Ramírez hay universidades en todo el país, hay la libertad de estudiar, limitada por el costo de los estudios y de los libros, de las prácticas y de los laboratorios, pero con la libertad de estudiar la carrera que se quiera, se fortalecieron las universidades y los institutos de educación superior, de esa generación es responsable de nuestra formación Enrique Ramírez y Ramírez.
Al final Lucía Ramírez expresó: si el hombre -como decía Ortega y Gasset- no es naturaleza sino historia y ésta en definitiva es la memoria colectiva, transmitida y enriquecida a través del tiempo, resulta tarea útil divulgar la obra de un mexicano que se comprometió radicalmente con la causa histórica de su pueblo, la causa de la Revolución Mexicana.
Hoy a pesar de las circunstancias difíciles que vivimos, seguimos gozando de paz social, gracias a esa raíz histórica de nuestra formación que sigue latiendo en el corazón de cada uno de nosotros, que tenemos que defender, porque México es la casa de todos, de todas las ideologías y creencias, y que debemos entender que por encima de los intereses personales o de grupo está México, ninguno de nosotros permitamos que alguien entrara en nuestra casa a decidir como vivir, en todo el territorio está nuestra esencia, nuestras tradiciones que muchos quieren desaparecer y que tenemos que cuidar, tenemos que luchar porque en México haya paz, justicia, seguridad, porque se respete y se cumpla el Estado de Derecho, defender el legado que nos dejaron otros, y si estamos en un proyecto internacional, porque México no es una isla separada del contexto internacional, y lo que está pasando allá repercute aquí, al margen de estos compromisos internacionales, tenemos que defender nuestro mercado interno, sacar la casta, cuidar lo nuestro, para dar mejores condiciones de vida, ante los retos que vive nuestro país, por los compromisos adquiridos y por las deudas anteriores, que si bien sirvieron para desarrollar a México, hoy, nos está costando mucho y hay que pagar, pero México, aún es nuestro, es el pedazo que tenemos cada uno de nosotros, desde cualquier trinchera tenemos que defenderla, cuidarla, amarla y sentirla.
Por Lucía Ramírez