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La caída del financiamiento extranjero en México: IDIC

Resumen

La caída del Ahorro Bruto del Resto del Mundo registrada durante el segundo y tercer trimestre del 2019 es algo no observado durante más de un cuarto de siglo (aun durante 1995, 2001 y 2009) y muestra las dificultades que la economía mexicana tendrá para acceder a financiamiento productivo y por lo tanto para invertir (gráfica 1).

  • Durante el tercer trimestre del año, cayó en (-) 156.6 mil millones de pesos. Representa la segunda contracción más elevada desde 1993 (en pesos nominales), únicamente superada por lo que ocurrió en el segundo trimestre de este mismo año cuando la magnitud del retroceso fue de (-) 345.9 mil millones de pesos

Sin inversión no hay crecimiento. Como el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado: “Si no hay crecimiento económico no hay empleos, y si no hay empleos no hay bienestar, y si no hay bienestar no puede haber paz y tranquilidad”.

Para romper el círculo vicioso, y la atonía de la economía nacional, será necesario generar un entorno de certidumbre y confianza. El mecanismo se encuentra en incrementar la colaboración entre los sectores público y privado, particularmente con el nacional, en proyectos estratégicos: se requiere de más contenido nacional y pago oportuno a proveedores, esencialmente en el sector industrial.

  • México debe observar la experiencia de las naciones exitosas: una estrecha colaboración en torno a proyectos productivos que generan alto valor agregado en la economía nacional: se debe pasar de una producción maquiladora y de servicios de bajo valor agregado a un sistema productivo integrado de alto valor agregado.

La necesidad de articular un programa económico emergente radica en preservar el empleo: sí la tendencia del financiamiento sigue siendo restrictiva, la inversión productiva se mantendrá en un terreno negativo,1 lo cual incidirá tanto en una mayor contracción del PIB como en la pérdida de empleo, es decir en una precarización de las condiciones de bienestar social de la población mexicana.

Análisis

De acuerdo con el INEGI, el Indicador del Ahorro Bruto (ITAB) “representa la parte del ingreso disponible que no se gasta ni en bienes ni en servicios de consumo final, permitiendo con estos recursos la adquisición de activos por parte de los agentes económicos”, en otras palabras:

  • El ITAB constituye el antecedente inmediato de la evolución de la inversión productiva y, por tanto, de lo que ocurrirá con el crecimiento económico y la generación de empleo.

En función de dicha definición, el reporte del tercer trimestre del 2019 respecto a la situación del Ahorro Bruto en México muestra el debilitamiento sistémico de la economía nacional: una contracción de (-) 4.4% a tasa anual y de (-) 0.3% respecto al segundo trimestre del año (con cifras ajustadas por estacionalidad).

La causa de dicho retroceso se encuentra en la segunda contracción negativa del Ahorro Bruto del Resto del Mundo, es decir “el financiamiento proveniente del exterior”.

  • Con cifras originales, durante el tercer trimestre del año, el Ahorro Bruto del Resto del Mundo cayó en (-) 156.6 mil millones de pesos. Representa la segunda merma más elevada desde 1993 (en pesos nominales), únicamente superada por lo que ocurrió en el segundo trimestre de este mismo año cuando la magnitud del retroceso fue de (-) 345.9 mil millones de pesos (ver gráfica 1).
  • Como se puede observar en la gráfica 1, lo que sucede con el Ahorro Bruto del Resto del Mundo es una situación atípica no observada durante los últimos 26 años. Además, ello se traduce en las restricciones que México enfrentará durante los siguientes meses en materia de inversión: el ahorro foráneo no contribuirá vigorosamente.

En lo que corresponde al Ahorro Bruto de la Economía Interna, se puede señalar que también existe una moderación en su ritmo de crecimiento.

La evolución del ahorro es producto del crecimiento nulo del PIB: de acuerdo con la información de la Demanda Global de Bienes y Servicios, durante el tercer trimestre del 2019 el PIB exhibió una variación negativa de (-) 0.2%, el consumo de gobierno disminuyó en (-) 1.9% en tanto que el consumo privado sólo creció 0.7% ( a tasa anual).

Por tanto, la información del INEGI permite observar un debilitamiento sistémico tanto del consumo de las familias, como del propio gobierno y de la inversión de las empresas, producto de la caída del PIB en el tercer trimestre y del retiro del financiamiento extranjero.

 

1 (-) 6.5% en el tercer trimestre y (–) 4.8% en los primeros nueve meses del año, con cifras originales.

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