Todo el mundo está de acuerdo en que estamos ante una Elección de Estado en la que hay que vencer al propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien es el verdadero Candidato y que ha usado todo su poder que le da el Presupuesto, la Administración Pública, el Ejército y la Marina, el grupo paramilitar, de 20 mil efectivos, “los Siervos de la Nación” y muchísimos recursos económicos y políticos, para que triunfe su Candidata a la Presidencia.
En realidad, la lucha de Xóchitl Gálvez Ruiz no es contra Claudia Sheinbaum Pardo sino contra el Presidente de la República, quien quiere dejar como su heredera a quien él mismo destinó desde un principio.
Xóchitl Gálvez Ruiz sólo cuenta con la voluntad de los Ciudadanos Libres que están hartos del Obradorato y todo lo que representa.
Obrador ha querido, para perpetuarse en el poder, a través de Claudia Sheinbaum Pardo destruir al INE, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al INAI, (Instituto de Transparencia) dominar en forma totalitaria a la Cámara de Diputados y del Senado donde sus vasallos tienen prohibido “cambiarle una sola coma” a sus iniciativas de ley.
Quiere llevarnos López Obrador, con el disfraz de su heredera Claudia Sheinbaum Pardo, a un Estado socialista-comunista-cubano-venezolano-nicaragüense, y para evitarlo sólo tenemos el gran poder del Voto Ciudadano, que debemos ejercer el domingo 2 de junio próximo; no nos queda de otra, estamos ante el peligro grave de caer en el abismo de la demagogia del nuevo imitador de Fidel Castro, de Hugo Chávez y Maduro y de Daniel Ortega.
Nuestro voto del próximo 2 de junio debe ser un voto por la libertad y la democracia que actualmente representa Xóchitl Gálvez Ruiz.