Urge la definición del Modelo Económico que propone el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y cuál será el nombre que adopte
Palabras del Lic. Mauro Jiménez Lazcano, Director General de la Revista Macroeconomía, ante el Club Rotario San Rafael en sesión celebrada en The University Club, de la Ciudad de México el 22 de octubre de 2019
Señor Presidente:
Señoras y Señores Rotarios de este antiguo y maravilloso Club San Rafael, del que fue fundador y Presidente el notable Frank Devlyn.
Es para mi un honor estar ante ustedes con el deseo de hacer un análisis de lo que ocurre en la economía de nuestro país, porque es un deber ciudadano estar atentos por la marcha de la nación y en nuestro caso concreto, mostrar nuestra preocupación para que las cosas marchen mejor y México pueda seguir avanzando no sólo para mantenerse entre las primeras quince potencias mundiales y no descender a niveles inferiores.
Es un hecho aceptado por el propio Gobierno y aceptado y sufrido por el sector privado que la economía mexicana se ha parado: Moody´s pronostica un crecimiento de 0.2% del PIB para este año y Standard and Poor´s lo calcula en 0.4% igual que el Fondo Monetario Internacional y el Banco de México redujo su expectativa para el crecimiento del país y la colocó entre el 0.2% y 0.7%.
Las causas de este frenon en la economía mexicana las explica Moody´s por la reducción de la inversión pública y privada y la disminución del consumo interno.
Las características de la economía en este lapso a partir de diciembre pasado de 2018 y aún antes, por las expectativas que entonces se tenían, son la incertidumbre, la centralización administrativa y la reducción y retraso en el gasto gubernamental; incluso en el medio oficial se reconoce que hay un subejercicio presupuestal de alrededor de 180 mil millones de pesos.
La paridad peso-Dólar, aunque ha tenido fluctuaciones bruscas, se mantiene alrededor de los 19 y 20 pesos por un dólar, por el nivel de exportaciones, sobretodo automovilísticas, minerales, agrícolas y por el envió de remesas de nuestros paisanos de aquel lado de la frontera que se acercan a los 40 mil millones de dólares al año.
La incertidumbre prevaleciente que inhibe las inversiones privadas y el mismo consumo privado (hay una reducción muy elevada en la compra de automóviles nuevos por parte de los mexicanos) y también se está reduciendo el nivel de la compra de inmuebles, y hay una caída muy notable en la industria de la construcción, se debe, en el fondo, al temor que produce el cambio de modelo económico que habría prevalecido hasta el Gobierno reciente 2012–2018.
En numerosos discursos y exposiciones de prensa, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha decretado el fin del neoliberalismo en México, del sistema económico neoliberal, y con ello también la anulación de las reformas estructurales que se habían logrado, particularmente la energética, la fiscal, la de telecomunicaciones, la educativa, la financiera y las demás, que le abrían camino al crecimiento económico nacional.
Dos grandes temas económicos paralizaron las inversiones nacionales e internacionales en nuestro país: la cancelación del aeropuerto NAIM de Texcoco, que estaba ya muy avanzado, y la cancelación de la Reforma Energética tanto petrolera, como de electricidad; esas dos cosas causaron estupor en los círculos financieros mundiales y nacionales; era algo increíble que paralizó las intenciones de invertir en México por parte de los grandes fondos financieros internacionales y empresas mundiales y desviaron los recursos hacia otros países, particularmente a Brasil.
En el caso del NAIM, se dejaban enterrados y abandonados cien mil millones de pesos que fueron pagados y repuestos a las empresas nacionales e internacionales, y que siguen en ese proceso de pago por muchos años, pero que representan una gran pérdida económica para el país y la pérdida de una oportunidad para el crecimiento del turismo en México, a niveles nunca vistos.
En cuanto a la Reforma Energética, se cancelaron contratos sobre gasoductos y compra de gas por la CFE, que han reanudado después de intensas negociaciones con pérdidas para ambos lados, tanto para las empresas internacionales como del Gobierno Federal y en cuanto a contrataciones meramente petroleras y de extracción de gas, se ha desperdiciado una gran oportunidad para grandes inversiones internacionales y de capital privado nacional, que es lo que están calificando negativamente Moody´s, Standard and Pours y otras agencias internacionales, porque invertir recursos frescos y algunos de ellos a base de un crédito reciente por 5 mil millones de dólares y fondos muy escasos del Gobierno Federal, para la construcción de la refinería de Dos Bocas y la extracción petrolera sobre la corteza terrestre y en el fondo del mar, es un desperdicio de recursos, que se podían emplear en otro tipo de inversiones y en otras áreas para impulsar el crecimiento económico, ya que había en puerta inversionistas internacionales reconocidos dispuestos a poner el financiamiento y la tecnología para extraer sobre todo en los fondos marinos grandes recursos energéticos, cuya utilidad al final del proceso económico se compartiría con Petróleos Mexicanos y el Gobierno mexicano.
Eso es lo que califican Moody´s y Standard and Poor´s, que los recursos energéticos de México podrían ser mucho mejor explotados con beneficios para las propias compañías inversionistas así como para Pemex y los fondos económicos del Gobierno mexicano, impulsando de una manera más fuerte el crecimiento económico nacional.
Al cambiarse el modelo de extracción y exploración de recursos energéticos, regresando hacia las formas pasadas, los recursos gubernamentales su vuelven cada día más escasos para destinarlos a fines de mejor provecho tanto para la sociedad como al crecimiento económico nacional, por ejemplo, hospitales, medicinas, educación pública en todos sus niveles y también infraestructura para el crecimiento nacional y en particular inversiones para el campo y las pesquerías.
Al cambiarse el modelo económico nacional de neoliberal a un modelo más centralista, se han reducido las capacidades de inversión pública más allá del petróleo y de gasto público productivo, deteniéndose así notoriamente el motor de la economía nacional que sigue siendo el presupuesto público y el aumento del gasto social improductivo.
Por el lado del sector privado nacional se han hecho notables esfuerzos de acercamiento con el Presidente, ofreciéndole apoyo para la realización de inversiones, que en su mayor parte se han quedado por el momento en proyectos más de mil; así, los grandes capitalistas mexicanos, que se habían comprometido en el NAIM, se han quedado paralizados y desconfiados, aunque manifiesten amistad hacia el Presidente, en tanto no vean mejores perspectivas de confianza económica y de política.
Hay signos de desempleo tanto en el sector privado como en el sector público y la confianza del consumidor que se había manifestado positivamente al principio de Gobierno ahora se muestra cautelosa.
La industria insignia de la economía, que es la industria de la construcción ha caído de una manera estrepitosa produciendo un efecto multiplicador negativo en deudores y bancos.
El factor incertidumbre sigue siendo el predominante, porque la mayor parte de los inversionistas, grandes, pequeños y medianos no se deciden a arriesgar en nuevas inversiones y prefieren guardar su dinero hasta ver qué pasa en México.
Los niveles en la Bolsa de Valores se mantienen altos por la elevada tasa de interés que todavía es de 7.75, mucho mayor a la que se ofrece en Estados Unidos y en los países desarrollados de Europa y Asia.
Por otro lado, se están materializando una serie de cambios legales, tanto en el campo fiscal y administrativo, que están haciendo sentir mal a las empresas y empresarios, aumentando sus niveles de incertidumbre y desconfianza; se están produciendo también cambios constitucionales de muy diversos tipos que incidirán en la vida política y administrativa del país.
La principal conclusión a que se podría llegar en estos momentos sería solicitarle al Presidente de la República una definición clara y abierta de su modelo económico; sustituir el Neoliberalismo por cuál otro modelo? Y también las finalidades de su Gobierno no sólo para las clases populares sino también para las clases medias y las clases empresariales nacionales y los inversionistas extranjeros.
En esto cabe hacer notar que preocupa un cierto aislamiento que se ha mostrado respecto de las relaciones de México con los grandes organismos mundiales como el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la OMC, el G-20, así como del TMEC y otros; por ejemplo la ausencia del presidente en Osaka, Japón, en Davos, y porque no plantearle al Presidente en estos momentos difíciles que atraviesa México la concertación de una entrevista con el Presidente de Estados Unidos Donald Trump y con Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá.
Las actuales relaciones modernas de los presidentes, entre ellos y en el mundo diplomático son de primera importancia; también sería muy necesaria la presencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador en la Asamblea General de la ONU; más allá de enviar embajadores o representantes personales.
Termino con una frase del gran escritor Oscar Wilde: “El pesimismo es un optimismo bien informado”.
Todos quisiéramos ser optimistas sobre el presente y futuro de nuestro país.