Economía

Se cerró el Ingenio de “Los Mochis”

Por Agustín Landa Garza

“FACTA , NON VERBA”
(HECHOS, NO PALABRAS)

Apotegma Latino

México es un país con abundancia de bienes, sin embargo su población padece hambre, pobreza y, al parecer, tenemos más de seis millones de jóvenes y niños carentes de escuela y de trabajo.
Nos dicen que somos una democracia y nos gobiernan unos cuantos.
Viene esto a cuento porque…
El 16 de diciembre de 2009, con alevosía cerraron el ingenio Mochis. Miles de obreros, empleados, transportistas y cañeros perdieron su fuente de vida.
Millares de familias quedaron al garete, sin ingresos.
Vea usted, la ciudad de los Mochis nació gracias al ingenio azucarero, en donde solo había monte en un pag56-198sitio desolado y semidesértico.
No viene al caso referirme al arribo de Owen a Topolobampo, ni al establecimiento de los colonos del “Credit Foncier” en Ahome, en el siglo antepasado, concretamente, voy a lo del azúcar.
En el principio fue “La Constancia”, azucarera y panochería de don Francisco Orrantía y Sarmiento, ubicada en la hacienda del mismo nombre.
En la hacienda “La Florida”, propiedad de doña Serapia Ochoa, don Esteban Zakany instaló una panochería.
Don Zacarías Ochoa Hombre de polendas de la región, propietario de una panochería, se asoció con don Edward Lycan, quien convenció  a los colonos de La Logia, en Ahome, que se dedicaran a cultivar caña de azúcar, dando impulso al ingenio “El Aguila”.
Quizás el más grande de los pioneros panocheros y azucareros fue el hombre  de la hacienda de San Vicente, don Angel Hernández, hombre cabal laborioso y agricultor.
Y sucedió que…
Benjamin Francis Johnston apareció en Ahome en 1890, con veinticinco años de su edad, cargado de ilusiones y deseos de progresar a fuerza de trabajo.
Johnston fue todo un hombre de negocios, un hombre de empresa extraordinario.
Se asoció a don Zacarías Ochoa en el ingenio El Aguila, donde seguramente aprendió el negocio, adquirió experiencia, creciendo en actividad, capacidad y doma de la voluntad para encaminarse a ser lo que fue; el talento, los dones, las cualidades las tenía, y yacían en él, en su yo, esperando el momento de aflorar.
Ya fogueado con la práctica que le dio un bagaje de conocimientos, fundó en 1894 “The Sinaloa Sugar Company”, con un capital de $ 500.000 Dólares norteamericanos, con el fin de explotar y negociar azúcar, compraventa de terrenos, su utilización y algunos otros disfrutes y aprovechamientos industriales, agrícolas y financieros.
Acto seguido, ya con esa personalidad, compró a John Rice un páramo que anteriormente, al parecer, fuera propiedad de “The Credit Foncier Co.” de Owen. Seguramente de Rice adquirió también las obras del pag57-198canal de Tastes que a pulso habían hecho los colonos, aprovechando ésta posesión para obtener una concesión, en 1901, del gobierno federal, que le permitiera irrigar esas tierras con las aguas del río Fuerte.

La Sinaloa Sugar Company, en 1902, creó y erigió el ingenio que posteriormente sería conocido como de los Mochis, siendo  Johnston su dueño real.

El 15 de Mayo de 1902 se empezó a construir la fábrica, se canalizaron las tierras aprovechando el sistema de riego del canal de Tastes, se desmontó el terreno fraccionándose en parcelas de cien hectáreas cada una para la siembra de a caña, parte de ellas se las quedó el ingenio y otra los colonos.
La primera zafra sucedió a principios de 1904, siendo el cuatro de Mayo cuando la destilería principió a exsudar alcohol.
Paralelamente, contiguo al ingenio, empezó a crecer un poblado. El trazo urbano, aunque modesto en su origen fue moderno y ambicioso, comenzándose en enero de 1903. De esa aldea, de medios tonos en su inicio, surgió el emporio agrícola e industrial que hoy conocemos como ciudad de Los Mochis.
Por tanto, Los Mochis nació con y por el ingenio de la “Sinaloa Sugar Company” personalizada en el esfuerzo, trabajo y visión de Benjamin Francis Johnston.
Pronto la empresa impulsó la compañía de luz, la telefónica, ferrocarriles y carreteras que unieron a los Mochis con el mundo, obra ésta última, que injusto no sería darle un lugar de honor en su ejecución a don Manuel Borboa. Igualmente se construyeron el hospital, iglesia, escuelas y el aeropuerto.
Johnston enfrentó tremendos retos y dificultades, hombre inteligente y de lucha siempre salió airoso.  Como todo ser humano tuvo errores, solo que sus aciertos fueron más y su obra ahí esta.
Junto con el fundador, al igual que él, brazo con brazo, colaboraron muchos trabajadores, peones, empleados, agricultores y empresarios, quienes animosamente efectuaron la obra.
pag58-198Tuvo allegados que participaron dando lo mejor de sí entre los que encontramos personalidades como Rosario Grijalva , Carlos Vega, Manuel Vizcarra, los ingenieros Thomas Boyd  y Charles McKintosh, George Drake, Clarence Edmunds, Ignacio Gastelum, el Lic. Ignacio Bermúdez, los señores Millington, Hudson, Postlewate y tantos otros como Scally que siento tener que excluir.
Epopeya fue y es, que ha ido en “crescendo”, merced a gente bizarra y trabajadora.
Los Mochis floreció en el desierto, la azucarera fue la semilla y el sembrador fue Johnston: fructificó en la ciudad misma de los Mochis.
No es justo que los pillos de los actuales propietarios ordenaran desde el interior de la República poner una manta a la entrada del ingenio, avisando el cierre de la azucarera, sin siquiera presentarse a dar la cara.
SE CERRO LA FUENTE DE TRABAJO DE MÁS DE 4800 OBREROS, LOS CUALES NI SIQUIERA FUERON LIQUIDADOS. Los empleados igualmente quedaron fuera. Miles de agricultores de la caña se quedaron con su siembra, ya no habrá zafra. Y LA COMIDA DE LA CASA; Y LA ESCUELA DE LOS NIÑOS y…, y…y…, son gente acostumbrada a ganar su sustento con dignidad, no quieren limosnas de trescientos pesos mensuales, quieren trabajo.
¿Y Lozano Alarcón?, bien gracias, presentándose en la tele.
Para bien de los Mochis hay, en las nuevas generaciones, mucha gente capaz, progresista, emprendedora e inteligente que no escatimarán esfuerzos para sacar adelante su patrimonio, que es los Mochis.
Es plausible la labor del congreso de Sinaloa en el que todos los partidos políticos, unidos como uno solo, están apoyando a los trabajadores para lograr una solución. El gobernador Aguilar Padilla, de inmediato, ha puesto en movimiento todo lo que está a su alcance para, con hechos, lograr que vuelva a andar, a la brevedad, el ingenio azucarero de los Mochis.
Digo además que con el arranque de la azucarera a principios del siglo XX, Los Mochis fue pionero en la siembra de tomate y hortalizas; puedo dar fechas y cifras.
Bueno, finalizo afirmando que habemos gente que deseamos ver de nuevo una avenida Johnston en los Mochis, aunque no importa mucho, pues Mr. Benjamin Francis Johnston y Mrs. Agnes Sherwood Johnston, tiene su mejor monumento en la presencia y existencia de ese pujante poblado, que cierto estoy, se negará a venir a menos, y mucho menos a morir.

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