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Revocación inútil, costosa y engañosa

El próximo Domingo de Ramos 10 de abril, se realizará un ejercicio inútil, costoso y engañoso de lo que se ha dado en llamar una “Revocación”, que no es, sino que intentará ser una “ratificación”.

Es un ejercicio costoso y caprichoso, más allá de lo que establece la Constitución, porque ni una fuerza política importante ha solicitado la sustitución del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino por el contrario, que se quede a terminar las obras que ha iniciado y los resultados de su programa de Gobierno, cuando finalice su gestión el próximo 30 de septiembre de 2024 y que de ahí, como él mismo ha dicho, se vaya a su finca a escribir y no hablar con nadie y recibir a nadie, según ha prometido en sus mañaneras, lo cual le agradecería profundamente el pueblo mexicano.

Es una “Revocación” inútil, porque no arreglará nada; ni siquiera llegará la votación a los 38 millones de sufragios necesarios para que tenga reconocimiento legal, y todos los mexicanos sabemos que no se iría, aunque perdiera, que no es el caso; nadie en México se chupa el dedo, como se dice sino solamente los bebés.

Es una “Revocación” costosa, porque en la forma que está programada representará una erogación de más de 2,000 millones de pesos, que serían muy útiles para la compra de medicinas contra el cáncer de los niños que todavía no las reciben, para reabrir las escuelas de tiempo completo y dar de comer a tres y medio millones de niños que se han quedado sin ese beneficio.

Y es una “Revocación” engañosa, porque nadie cree en ella, ni el mismo Presidente, que sabe de antemano que no abandonará la silla presidencial, como supo de antemano el alza en las tasas de interés a 6.5% que dictó el Banco de México y que él dio a conocer antes violando la Ley de esa institución monetaria.

Los mexicanos todos sabemos que este ejercicio no es para quitar al Presidente, sino para que él se sienta ratificado por la voluntad popular, lo cual no es necesario, ya que la Constitución establece que su mandato es de seis años que terminarán hasta el 30 de septiembre de 2024 y que además, aunque él quisiera, porque así lo ha dicho en las famosas conferencias matutinas, los puestos públicos de elección y en primer lugar la Presidencia de la República no son renunciables.

Lo importante hoy es que los mexicanos estamos de pie junto al Instituto Nacional Electoral, para evitar que el fracaso de este ejercicio revocatorio sea un pretexto para atacarlo y destruirlo; porque el INE es la institución que hoy garantiza la democracia y la libertad.

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