Estados y municipios

Revisar a la baja los precios de los energéticos, propone Fidel Herrera Beltrán

Muy distinguidos presidentes de las cámaras de Diputados y del Senado;

Coordinadores de los grupos parlamentarios;

Legisladores;
Integrantes de la mesa:

Es indudable que de la misma manera que no a todos los países del mundo los impactos inmediatos de la crisis –que empezó como una expresión de debilidad de las finanzas y de falta de controles sobre los flujos de capitales en el nivel internacional– les ha afectado igual; tampoco en México ha golpeado o golpeará de igual manera a todos los componentes de una república tan amplia, plural y diversa.

pag52-187La visión desde el sur –la más poblada y productora de los hidrocarburos, y también de las zonas más pobres y rezagadas– es necesariamente distinta de las regiones en donde el impacto, sobre todo de la modernización, del Tratado de Libre Comercio, hizo posible el asentamiento de las grandes inversiones, de las industrias manufactureras o de las maquiladoras y también, en consecuencia, las visiones y propuestas serán necesariamente acordes con las condiciones objetivas de cada sitio.

Vamos, hasta dentro de las entidades no se vive igual en el norte huasteco de Veracruz que en el mundo indígena totonaca o en la región olmeca, productora de granos y de ganado.

Por eso, hemos concurrido a este evento para –aun sabedores de que nadie tiene un diagnóstico completo y que se atiende por síntomas lo que va ocurriendo– hacer un gran esfuerzo para encontrar a los que nos han convocado. ¿Qué hacer para crecer?, ¿qué hacer para que no se pierdan empleos?; y de ser posible, ¿cómo aprovechar esta circunstancia tan especial, de una disfunción universal, para atender rezagos que en México se han acumulado y que son expresión de una profunda injusticia?

Dicen los analistas que la crisis viene de fuera; pero también es cierto que germina y se propagan injusticias y rezagos, algunos seculares y otros contemporáneos, que pueden convertirla en un riesgo a la estabilidad y a la paz social del país.

Para nosotros es muy claro –así lo asumimos desde el 29 de diciembre que mandamos un mensaje de urgencia para enfrentar la crisis con oportunidad y eficacia, a finales del año pasado– que la responsabilidad en materia de política económica, monetaria, financiera, fiscal, de comercio exterior e industrial le corresponde al ámbito federal que representa aquí el Congreso de Unión, y también al Ejecutivo federal y al Judicial.

Pero ahora estamos más ciertos que nunca que los gobiernos locales están muy cerca de lo que vive nuestra gente, “el sector real de la economía”, como le llama el Banco de México.

Y estamos muy cerca de eso, de la promoción del empleo, de la generación del clima de garantías y de seguridad en que vienen las inversiones y también del otorgamiento de servicios básicos: educación, salud, vivienda, seguridad, transporte.

Por eso, como un componente de propuesta esencial, tenemos que reclamar un federalismo activo y efectivo. Si nos corresponde una parte en el remedio, tenemos que tener esta responsabilidad compartida de un gobierno que sea para todos. Producción, empleo, actividad económica y seguridad tienen geografía humana propia. Ésta caracteriza e impacta al componente local, lo condiciona y lo hace parte en la aldea global de las soluciones o de las complicaciones.

Frente a las turbulencias económicas, los gobiernos estales y municipales tenemos indudablemente una tarea que vamos a asumir para atender al ciudadano en las comunidades, a las clases medias y populares y alentar a los empresarios del país y a los que vienen a invertir.

Por eso, creemos que aquí está, en esta hora vital de México, una gran oportunidad para que los sectores de la pluralidad y la representatividad nacional construyan con las propuestas más positivas una sólida visión de Estado, que no sólo se exprese en acuerdos o pactos, sino que se refleje en acciones inmediatas, oportunas, urgentes.

No es posible tener acumuladas grandes cantidades de recursos, sobre todo presupuestales o reservas internacionales o fondos de ahorro para el retiro y tener inhabilitada a la banca de desarrollo y prácticamente parado a todo el sistema de financiamiento.

Se ve claro, así se ve en el mundo, la crisis es una parálisis; los consumidores no consumen, los bancos no prestan, los inversionistas no invierten, los empresarios no crean nuevos puestos de trabajo y pareciera que hasta ahora las propuestas más activas son las del estímulo financiero con el componente casi exclusivo de gasto público, que para enfrentar los puestos de ocupación propone todo tipo de soluciones, desde empleos temporales hasta familiares. Ahí está un camino, pero hay otros que tienen que articular un todo.

Hace unas horas, al recibir una distinción en Veracruz, Carlos Fuentes, con una visión de las crisis que hemos vivido, que propone que sean una fortaleza para salir de ésta adelante, nos dice que es esta una oportunidad para articular una visión global y que aún sin conocer el diagnóstico, atendamos a lo que hemos vivido por siglos y lo que es expresión de pobreza y marginación en muchos sectores de la población.

Hay que proponer acciones, hay que proponer acciones como el establecimiento de un mayor sistema de vigilancia en la operación de la intervención de los circuitos financieros que prevenga asuntos como el del mercado de derivados.
Hay que promover también una mayor regulación efectiva en lo micro, en las acciones que permitan a las empresas pequeñas, medianas, encontrar incentivos para crecer y fortalecerse. Hay que hacer uso de las fortalezas para remediar las debilidades, con eficacia y oportunidad.

Tenemos que darles, claro, atención prioritaria a marginados y a grupos vulnerables, pero tampoco se trata de construir una república de becarios y de receptores de programas asistenciales, que nada tienen que ver con una auténtica política de Estado, destinada a combatir eficazmente la pobreza.

Es esta la oportunidad de acordar, por una vez y definitivamente, un padrón único de beneficiarios de programas sociales de todos los ámbitos de gobierno para poner fin a las prácticas de discriminación, manipulación, duplicidad y desviación de recursos asignados a los que menos tienen y más necesitan.

Ahí está el camino, la Ley de Desarrollo Social que establezca buenas prácticas en la administración de los recursos para atender a los pobres y a la crisis.

Hay ahora un periodo especial que demanda medidas eficaces y especiales. Resulta conveniente adoptar un régimen temporal de excepción para el ejercicio presupuestal expedito en tiempo de crisis, sin menoscabo del puntual cumplimiento de la transparencia y la rendición de cuentas; se trata de que haya acciones rápidas para agilizar cada una de las inversiones del Estado, ya en las reformas a la aplicación de las leyes de adquisiciones y construcción; ya en la regulación para evitar los derechos de vía que impiden y hacen difíciles la realización de las grandes obras; ya en reglas de operación que limitan lo que ha acordado el Congreso y que nos impiden acceder a los fondos como el Fonden, el Fies y otros, con la urgencia que reclaman las condiciones.

Ahí, a Pemex, a CFE, a Sagarpa, a Sedesol, a SCT, a Salud y a SEP, hay que dotarlas de los mecanismos y herramientas legales para que hagan eficaces los programas de la emergencia y los de creación de empleos.
Ahí hay una ruta que requiere reactivación de la economía para que las inversiones se hagan en proyectos que multipliquen oportunidades.

Dada la emergencia económica resulta necesario analizar los mecanismos que utilicen una parte importante de las reservas internacionales y los fondos de pensiones en el mercado interno y en proyectos de inversión de gran magnitud.
Lo dijo el presidente de la Junta de Coordinación Jurídica del Senado, Manlio Fabio Beltrones: “Hay que utilizar estos recursos para construir refinerías y ductos”. Yo digo que, además, es la gran oportunidad para ir por los caminos que señaló Paul Krugman, premio Nobel de Economía, cuando dice: “Prevalece la economía de la depresión, las reglas normales de la política económica ya no son válidas, la virtud se convierte en vicio, la cautela es un riesgo y la prudencia un disparate”.

Hay que dar facultades para propiciar alianzas estratégicas empresariales, promover nuevas inversiones públicas y privadas, en especial en las obras de infraestructura y proyectos productivos que estimulen el progreso para una solución inmediata a lo que puede venirse. Hay que construir más refinerías.

Esto va en el sentido de aprovechar más y mejor nuestros recursos naturales, ser eficientes en la explotación, perforación, en la refinación y en la distribución. Y aquí les pregunto: ¿por qué tener sólo una refinería de 300 mil barriles diarios de petróleo y no tres? Hay que levantar la mirada, producir diesel, en lugar de combustibles como gasolinas, y hacer que éste baje de precio.

Creemos que ésta es una gran oportunidad para encontrar los mecanismos y evitar la disputa de las entidades que ven en la cuestión de la refinería un camino para muchos empleos y desarrollo, pero frente a un país que requiere de inversiones muy grandes en ese campo no es válida la disputa, porque todos sabemos que al decidir en dónde se ubiquen estas factorías, se tendrá que responder a criterios de carácter técnico y económico indudables.
Creemos que es tiempo de analizar, si ése es el requerimiento de Ejecutivo, la viabilidad de introducir en la reforma energética que el Congreso aprobó, las nuevas formas o mecanismos que permitan inversiones en refinerías para que se resuelvan disputas e importaciones de combustible.

A nombre de los veracruzanos que me han dado la palabra, yo ahora me pronuncio a favor de revisar los precios de los bienes y servicios que ofrece el gobierno. Tiene que haber una decisión rápida que impida que éstos se vuelvan inflacionarios.

Por eso, tendríamos que estar analizando la posibilidad de reducir de inmediato el precio del diesel para el transporte de pasajeros, de carga, Y tendríamos que revisar las tarifas de la luz que en los consumos domiciliarios de estados productores de hidrocarburos y generadores de energía, como Veracruz, resultan innecesarias e injustas.

La tarifa de alto consumo se introdujo para un periodo especial, para un propósito recaudatorio, y ahora se ha vuelto el encarecedor esencial de las injustas tarifas que pagan regiones como nuestro estado. Es ahora el real momento para incentivar en todos los campos la producción en el campo. Es ahí donde está un gran campo de oportunidad.

Hay que incentivar la producción del campo con fertilizantes, atender de fondo los problemas de los productores agropecuarios y asegurar el abasto de alimentos; porque en lo que sigue, éstos pueden ser claves.

Ya ustedes, en el Congreso, aprobaron una importante reforma que permite la inversión para utilizar los componentes de las plantas petroquímicas que están ahora abandonadas y así producir fertilizantes a mitad del precio, con que ahora se importan. Con una inversión ya considerada en el Presupuesto de la Federación podríamos lograr 2 mil 700 millones de pesos y así reactivar la producción de fertilizantes, y hacerlos llegar a todos los productores de la nación a un precio competitivo.

Yo deposito ahora, en las Cámaras, un proyecto que hemos elaborado en apoyo al campo mexicano, que –amparado en el artículo 62 de la reforma de la energía que aquí el Congreso determinó– permite contar con más de un millón de empleos en el área de producción y reactivar la economía rural, tan urgente en la nación.

Creemos que ahora es el camino de tomar decisiones adecuadas, audaces; habilitar la posibilidad de responder, cada quien en su lugar, con acciones que busquen un propósito: evitar que los impactos más negativos de lo que viene, o está llegando, vuelvan a lastimar –como en los capítulos precedentes vividos– a los más necesitados; que de esta crisis no vuelvan a salir más pobres los pobres, más ricos los ricos.

Es ésta una oportunidad única, excepcional, con decisiones que hay que tomar a tiempo y no después, porque después podría ser tarde e irrecuperable la oportunidad que hayamos perdido.

Qué bueno que desarrollemos eventos de esta naturaleza. Es una gran convocatoria para revisar dónde está cada quien. Nosotros no hemos perdido ningún puesto de ocupación; estamos creciendo en medio de las dificultades, pero podrían –por falta de oportunidad y de articulación en el ejercicio de los bienes y fortalezas de la nación– generarse turbulencias innecesarias, sobre todo en materia del empleo, que ahora estamos a punto y en oportunidad de evitar. Es cuanto.
Gracias.

El moderador, Arturo Salcido Beltrán: Muy bien. Muchas gracias. De los muchos puntos que nos ha planteado don Fidel, brevemente rescato dos. Ciertamente, habrá necesidad de estímulos financieros, y de otro tipo. ¿A quién? ¿Otra vez estímulos a las grandes fortunas o estímulos a los deudores?

Por otra parte, es urgente que controlen los mecanismos de control a los intermediarios financieros, que sea real en nuestro país. Cada crisis es un proceso de despojo, donde ciertamente, ganan unos cuantos.
Tenemos hoy la oportunidad de escuchar al señor secretario del Trabajo, don Javier Lozano, por favor.

El Secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón: Muy buenos días tengan todos ustedes. Agradezco, en primer término, la invitación que me fue formulada por el honorable Congreso de la Unión para participar en este foro.

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