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Reconoce y agradece la labor del Ejército en favor de la seguridad de la población el Presidente Enrique Peña Nieto

Señor General Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda.

Señor Almirante Secretario de Marina, Francisco Soberón Sanz.

Agradezco el reconocimiento que de manera conjunta me han entregado en ésta, la última ceremonia en la que participo en mi carácter de Presidente de la República, precisamente en la que se entregan reconocimientos, condecoraciones y ascensos a integrantes de nuestras Fuerzas Armadas, por los años de servicio y, sobre todo, por la dedicación y trayectoria que hoy se les reconoce.

Quiero dejar aquí un testimonio institucional y personal reconocimiento, gratitud a la labor realizada por los dos altos de nuestras Fuerzas Armadas: el General Secretaría de la Defensa Nacional y el Almirante Secretario de Marina, por haberse entregado en estos últimos seis años con absoluta vocación de servicio, con lealtad a México, con compromiso institucional, con respeto a la indicación superior del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, pero, sobre todo, con un enorme compromiso en el fortalecimiento de nuestros institutos armados.

Mi gratitud personal y todo mi reconocimiento institucional por la labor prestada en estos ya casi seis años de servicio.

Muchas felicidades.

Señoras y señores integrantes del Gabinete del Gobierno de la República.

Señores Generales, Almirantes, Jefes, Capitanes, Oficiales; clases, tropa y marinería.

Generales y Almirantes en la honrosa situación de retiro.

Saludo con especial afecto a los familiares de los integrantes de las Fuerzas Armadas, que el día de hoy nos acompañan y, como aquí se ha testimoniado, son pilar, son apoyo y respaldo moral para quienes integran nuestras Fuerzas Armadas.

Soldados, pilotos y marinos:

Muy buenas tardes.

Siempre es un gran honor, una gran distinción y un enorme orgullo, como Presidente y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, participar en esta ceremonia cívica, quizá la más importante, en la que recordamos el aniversario de la Revolución y ocasión para entregar reconocimientos y ascensos a los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas.

Por sus profundas consecuencias, en los ámbitos político, económico, social y cultural, la Revolución Mexicana pasó de ser un movimiento armado a un movimiento social. Se transformó de una etapa dominada por caudillos y batallas a un proyecto de Nación, plasmado en nuestra Carta Magna.

La Revolución permitió transitar de la lucha por el poder entre facciones a una ideología viva y legalmente constituida para hacer realidad las causas del pueblo.

Es una influencia tan profunda que los postulados de la Revolución siguen vigentes y son parte de la vida diaria de cada ciudadano y de la Nación entera.

Me refiero a pilares de nuestra Patria, como el respeto al orden constitucional vigente, en donde están expresadas las aspiraciones comunes de los mexicanos, más allá de la visión de un Gobierno; al fortalecimiento de nuestra democracia, en la que los ciudadanos eligen con libertad a sus gobernantes, comparando y decidiendo ente diferentes proyectos.

La Revolución también nos dejó clara la importancia y utilidad de respetar el sano equilibrio entre poderes, en el entendido de que son los contrapesos los que garantizan la salud y la viabilidad de la República.

Finalmente, otro de los grandes legados de la Revolución fue la creación de instituciones, gracias a las cuales se ha dado rumbo y estabilidad a la Nación durante más de un siglo.

Fortalecer nuestro régimen democrático y favorecer la justicia social, como máximos postulados emanados de la Revolución Mexicana, ha sido una guía del Gobierno que encabecé durante los últimos seis años.

Con la Reforma Político-Electoral dimos un paso fundamental hacia la equidad de género. Así, por primera vez, logramos que los partidos políticos otorgaran el 50 por ciento de sus candidaturas a mujeres. Esto ha permitido que México sea uno de los países con mayor proporción de mujeres en su Congreso Federal.

Al mismo tiempo, continuamos el esfuerzo revolucionario de lograr un país más incluyente.

En el ámbito laboral destaca la creación histórica de más de cuatro millones de empleos formales y la mayor recuperación del salario mínimo en más de 30 años.

Logramos, también, que 6.2 millones de mexicanos más tengan acceso a los servicios de salud, y que 3.4 millones de mexicanos más cuenten con los beneficios de la seguridad social.

Asimismo, en estos seis años, dos millones de personas superaron la pobreza extrema y las carencias sociales se encuentran en sus mínimos históricos.

Estos son sólo algunos de los logros colectivos de una Nación, que fortalece su democracia y avanza hacia una mayor justicia social, con confianza, credibilidad, y algo muy importante, con estabilidad.

El 20 de noviembre tiene un gran significado histórico para los mexicanos, y es, también, una efeméride que genera una fuerte identidad y arraigo entre las Fuerzas Armadas.

Hoy, he tenido el honor de imponer condecoraciones y ascensos a elementos del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México.

A ustedes y a sus familiares, les expreso mi mayor reconocimiento y felicitación.

Siéntanse muy orgullosos de portar con honor y gallardía el uniforme de la Patria.

Muchas felicidades.

Desde la conformación del Ejército Constitucionalista, origen de nuestras Fuerzas Armadas, soldados, pilotos y marinos han sido factor de cohesión, estabilidad y desarrollo para el país.

En la actualidad, también, son una fuerza a favor de la paz y la tranquilidad entre la población.

Gracias a sus notables contribuciones en materia de seguridad, se han ganado el respeto y cariño de los mexicanos, principalmente en las zonas más vulnerables del país.

Hacer frente al reto de seguridad pública habría sido impensable sin la decidida participación de las Fuerzas Armadas.

Ciertamente, se trata de un respaldo subsidiario y temporal, que se brinda a distintos estados de nuestro país, a petición expresa de los gobernadores.

Ante la debilidad de las policías locales, haber procedido de otra forma habría significado abandonar a su suerte a la población afectada.

Frente a esta realidad es indispensable contar con un marco jurídico que regule la participación del Ejército, Fuerza Aérea y Armada en materia de seguridad interior.

Ahora que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado respecto a la ley promulgada, en diciembre del año pasado, nuevamente estamos frente a un vacío legal que debe ser subsanado.

Corresponderá a la nueva legislatura y al próximo gobierno dar la certeza jurídica necesaria para la creación de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad interior.

Señoras y señores:

Tras seis años de ser su Comandante Supremo, he confirmado que el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada están siempre, únicamente, al servicio de la Nación.

Como lo acaba de afirmar el General Secretario de la Defensa Nacional, más allá de colores e ideologías, su única bandera es y será siempre México.

Cada mano que estrecho, cada reconocimiento que entrego, cada ceremonia en la que coincido con personal del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México es un motivo más para sentir un profundo orgullo y admiración hacia todos ustedes.

Me he emocionado al verlos marchar en los desfiles conmemorativos; he sentido orgullo al recibir el parte de una misión cumplida y también he lamentado, con pesar, la pérdida de quienes han dado su vida sirviendo a la Patria.

Como Comandante Supremo, siempre he velado por el bienestar de las tropas y de sus familias. Y he sido un firme defensor del trabajo que realizan a favor de los mexicanos.

Les agradezco su respaldo institucional y su entrega a las mejores causas de la Nación.

Siempre estaré muy orgulloso de cada uno de ustedes y de las instituciones militares y navales que hoy, como ayer, son pilares de nuestra Nación.

Muchas gracias.

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