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Posicionamiento de Mauricio Kuri González del PAN ante el Nuevo Gobierno

– “Quedó atrás el México la era del poder absoluto intolerante, avasallante, el país de un sólo hombre”.

 Versión estenográfica de la sesión de Congreso General del sábado 1 de diciembre de 2018, en la que el ciudadano Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, prestó Protesta Constitucional. Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, LXIV Legislatura

“Convocamos a la nación a emprender, sin exclusiones, una genuina transformación nacional para extraer lo mejor de nuestra historia”, señaló el senador Mauricio Kuri González, del PAN, en su intervención durante la sesión de Congreso general del 1 de diciembre pasado donde rindió protesta como Presidente de le República, Andrés Manuel López Obrador

El senador Mauricio Kuri González: Con su venia, señor presidente. Honorable Congreso de la Unión, mexicanas y mexicanos, México atestigua hoy el inicio de una nueva era, una era que debe simultáneamente cambiar, preservar y reafirmar, acortar las desigualdades que nos dividen y cerrar las brechas que nos separan. Preservar los fundamentos de un nuevo sistema que la sociedad ha ido construyendo a lo largo de las últimas décadas, que se significa por la plenitud democrática, la libertad en su más amplia expresión, el federalismo y la división de poderes, y reafirmar la unidad y la soberanía nacional.

Se constituyen en este acto los poderes públicos del país recordándonos lo que somos; una República democrática y representativa, en donde el voto de la sociedad define su rumbo. Los cimientos de este acto provienen del constitucionalismo mexicano, expresión jurídica de la voluntad popular.

Nuestros principios como nación, por lo mismo, ni son negociables ni son renunciables. Quienes aquí nos reunimos lo hacemos como producto de la voluntad popular, representamos así los sentimientos de la nación. No hay en este recinto distinciones ni jerarquías, provenimos de una misma legitimidad y respondemos a una misma legalidad.

Quedó atrás en México la era del poder absoluto, intolerante, avasallante, la era del país de un solo hombre, la subordinación de los poderes públicos al designio personal. Hoy nos debatimos entre la esperanza del cambio y la preocupación que generan las diferentes versiones sobre cómo lograrlo.

No hay popularidad que se erija por encima de las instituciones. La convivencia de la República se deposita en la voluntad de la sociedad, en la fortaleza del interés público, en el imperio de la ley, en el actuar responsable y entusiasta de la autoridad.

Nadie cuestiona la imperiosa necesidad de contar con gobiernos honestos y competentes, así como con ciudadanos responsables y participativos.  En la construcción de este nuevo espacio público ha sido central el protagonismo del Partido Acción Nacional. Nuestro origen coincide con este nuevo tiempo mexicano, la pureza de la convicción democrática sobre el peso agobiante de la autoridad; la fuerza de la razón por encima de la razón de la fuerza, el hecho de nacer siendo una opción ciudadana que promueve el bien común.

Nacimos siendo una alternativa democrática y firme a un poder desmesurado. Hoy, hoy sabremos oponernos con absoluta determinación a todo aquello que lastime el interés público y a la sociedad mexicana, pero hoy somos también autoridad. Gobernamos 12 entidades y casi 500 municipios. Representamos un poder coadyuvante.

Sabremos ser una fuerza política responsable y sensata, firme y gallarda, dialogante y demandante, que propone y que acuerda.

“Debemos emprender una nueva construcción nacional, sin atropellamientos ni resentimientos, sin odios. Y antes que nada y por encima de todo, debemos velar por la unidad de los mexicanos, por su seguridad y por su bienestar”, expresó el senador Kuri González, del PAN, en la tribuna de San Lázaro durante la sesión de Congreso General, donde rindió protesta como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador

La tercera alternancia del siglo nos recuerda que la sociedad vota para avanzar, jamás para retroceder, que la democracia implica saber ganar y saber perder, que las mayorías nunca son permanentes. Debemos emprender una nueva construcción nacional, sin atropellamientos ni resentimientos, sin odios. Y antes que nada y por encima de todo, debemos velar por la unidad de los mexicanos, por su seguridad y por su bienestar.

Nos alertan los tiempos recientes sobre el ímpetu, el sentido y la racionalidad del cambio. Alerta la tentación de someter la ley a la visión personal, a la ideología o al capricho. Consterna la posibilidad de querer convertir a la moral en Constitución o a la Constitución en un compendio de credos privados. No somos detractores del cambio, sino postulantes de una reforma con sensatez.

En la historia de la humanidad ni el Estado omnipresente ni el mercado indiferente han sido capaces de generar un progreso incluyente y sostenible. Acción Nacional luchará por instaurar en la República un progreso responsable, que no pretenda intercambiar becas por votos, que no ofrezca regalar lo que el esfuerzo de cada mexicano debe lograr. Un progreso responsable que genere oportunidades para todos, empezando por quienes menos tienen, que fortalezca a las instituciones y consolide la separación de Poderes.

Un cambio solo es útil a la sociedad si tiene no solo origen, sino destino, y se persiguen los mejores fines, pero respetando los medios, si se preserva la política de la concordia.

Debemos construir juntos la igualdad que nos reclaman con toda justificación los mexicanos más necesitados, entendiendo que la verdadera equidad proviene de la educación que desata el talento y de la salud que lo nutre. Igualdad primero de oportunidades hacia el porvenir, igualdad que se logre generando riqueza y no distribuyendo pobreza, igualdad para el bien común. Para lograrlo debemos preservar la confianza en el país y multiplicar los recursos, las ideas y los proyectos a través del concurso del sector social y del sector privado.

La omnipresencia del Estado no es la solución, es el problema. Cuando se da, devasta la libertad, la prosperidad, la concordia, Venezuela es un botón de muestra y reiteramos que México, México no será el próximo Venezuela.

Desde aquí refrendamos nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, les decimos: no tengan duda, la libertad, la libertad volverá. En México no descansaremos hasta ofrecer a cada hogar la posibilidad de vivir en paz y de disfrutar el resultado de su trabajo.

Demandamos terminar con la impunidad y la corrupción que lastima e insistimos, el indulto jamás será la vía, hay que castigar y hay que prevenir. El crimen sin castigo invita siempre a su repetición, para ello debemos tener una nueva autoridad y un nuevo ejercicio de poder.

Una autoridad democrática, auditable, responsable que escuche cuando tenga que escuchar y que decida cuando corresponda. Una autoridad que asuma los costos de gobernar, que no se refugie en la comodidad de una consulta a modo.

Convocamos a la nación a emprender, sin exclusiones, una genuina transformación nacional para extraer lo mejor de nuestra historia. No permitamos que la fascinación por lo pasado cancele la posibilidad de llegar al futuro.

En México no hay espacio para la centralización ni para la supresión de libertades. En México no hay cabida para la reinstalación del virreinato ni mucho menos para la supresión del adversario. La apertura política es, precisamente, lo que ha permitido el acto que hoy nos reúne.

Reencontremos las mejores causas de la historia. Rescatemos el espíritu libertario de Los Sentimientos de la Nación. Refrendamos el apego a la ley que inspiró a la reforma, el principio máximo de la Revolución Mexicana: Sufragio efectivo, no reelección. Y encontremos en nuestras diferencias legítimas, nuestras fortalezas inagotables.

Es la hora, para decirlo en palabras de Carlos Abascal, de los demócratas valientes, decididos, generosos y conscientes que los próximos seis años demandarán mucha pasión, mucha inteligencia y mucha determinación para defender a México. Es cuanto, señor presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Muchas gracias.

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