Energía

“Pemex es su gente”: dice Emilio Lozoya ante el Presidente y los trabajadores petroleros

Licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos;

Licenciado Miguel Márquez Márquez, Gobernador del Estado de Guanajuato;

Licenciado Pedro Joaquín Coldwell, Secretario de Energía;

Senador Carlos Romero Deschamps, Secretario General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana;

Distinguidos miembros del Presídium;

Compañeros petroleros:

Hace 75 años el Presidente de la República Lázaro Cárdenas del Río anunciaba al pueblo de México una decisión que habría de ser trascendental para el desarrollo económico del país, para la consolidación de la soberanía del Estado y aun para la construcción de la identidad nacional.

En un mundo al borde de la guerra entre las potencias, y en el cual esas potencias estaban acostumbradas a tratar al resto de las naciones como inferiores, la negativa de las empresas petroleras a acatar las resoluciones de la autoridad judicial había convertido un conflicto laboral en un abierto reto a la soberanía del Estado.

El Presidente Cárdenas, una vez agotadas las vías para llegar a un arreglo, dispuso la expropiación en favor de la nación, de los bienes de 17 empresas petroleras establecidas en México.

Esa decisión abriría la puerta al desarrollo de la que, aun hoy, es la mayor y más importante empresa del país, Petróleos Mexicanos.

Esa decisión recuperó, para los mexicanos, el derecho al usufructo completo de la renta petrolera.

Hacer efectivo ese derecho, convertir los yacimientos de hidrocarburos en riqueza para los mexicanos, fue la misión que, en su nacimiento, le impusieron la sociedad y el Estado a Petróleos Mexicanos.

Y hoy, a 75 años de distancia, debemos reconocer que Petróleos Mexicanos, que no es otra cosa que su gente, que no es otra cosa que los petroleros, ha cumplido con su tarea.

Mi reconocimiento sincero a los petroleros y a su organización sindical por el esfuerzo, la dedicación y el profesionalismo con que a lo largo de siete décadas y media, a lo largo ya de varias generaciones, han dado lo mejor de sí mismos para hacer de Petróleos Mexicanos lo que es hoy.

Muchas gracias, compañeros petroleros.

Celebrar el 18 de marzo es, fundamentalmente, celebrar a los petroleros.

Durante sus primeros cuarenta años de vida Pemex consiguió abastecer, a precios muy bajos, la creciente demanda de combustibles que la urbanización y la industrialización del país requirieron.

En las últimas tres décadas y media, además, la renta petrolera ha representado alrededor de un tercio de los ingresos del sector público federal.

Podemos decir, entonces, que el petróleo ha financiado una de cada tres de las escuelas  en que se educan nuestros hijos, uno de cada tres hospitales en que se atienden nuestras familias, uno de cada tres kilómetros de carreteras, en fin, podemos decir que el petróleo, gracias a la decisión tomada en 1938, ha sido, efectivamente, de todos los mexicanos.

Frente a esta realidad no tiene sentido plantear, siquiera, que el petróleo deje de ser de los mexicanos.

El petróleo, desde el 18 de marzo de 1938, ha sido de los mexicanos y lo seguirá siendo.

Sin embargo, debemos tomar conciencia de que los cambios en la tecnología de la industria petrolera y los cambios en los mercados de hidrocarburos a nivel mundial abren hoy grandes posibilidades de avance para México.

El desarrollo de los hidrocarburos no convencionales, en particular de los yacimientos de hidrocarburos en lutitas y los que tenemos en Chicontepec, lo mismo que la posibilidad de extraer petróleo y gas de aguas profundas plantean retos técnicos y financieros distintos de los que hasta ahora ha enfrentado Pemex.

Al mismo tiempo las perspectivas de los mercados a nivel global se están transformando radicalmente.

América del Norte ha pasado de ser una región que enfrentaba un horizonte de escasez de gas natural, a ser la región con el precio más bajo en tan sólo unos años. En este proceso, Estados Unidos está en el camino a lograr la autosuficiencia energética.

En este nuevo escenario, el reto es hacer realidad la posibilidad de contar con cada vez más energía, energía más barata y energía más limpia.

Debemos, como usted ha señalado Señor Presidente, pasar de una política petrolera centrada en la generación de divisas a otra que privilegie el aporte del sector a la competitividad y al desarrollo de la industria nacional.

Estoy convencido de que para enfrentar estos retos y para aprovechar estas posibilidades, debemos adaptar y transformar a la industria petrolera mexicana y a Petróleos Mexicanos mismo.

Mantenernos inmóviles significaría dejar pasar una oportunidad que difícilmente se volverá a presentar.

Por su peso económico y por su importancia a lo largo de la historia, el debate en torno a cuál es la mejor manera de aprovechar los hidrocarburos propiedad de la nación es y será inevitablemente intenso.

Para llevarlo a buen puerto y lograr los cambios que nos permitan aprovechar al máximo las oportunidades que se nos presentan conviene,  a mi juicio, revisar lo que sucedió en el momento en que se lanzó la primera gran transformación de la industria petrolera.

La decisión anunciada hace 75 años, que hoy conmemoramos, guarda lecciones que resultan útiles en estos momentos en que el país se plantea cuál es la mejor forma de aprovechar sus recursos energéticos.

La primera de ellas tiene que ver con la legalidad.

El Presidente Cárdenas inició su mensaje a la nación señalando que el conflicto provocado por las empresas, y cito, “impone al Ejecutivo de la Unión el deber de buscar en los recursos de nuestra legislación un medio eficaz” para hacer frente a la situación.

Esta convicción de actuar, incluso en las situaciones más extremas, estrictamente dentro del cauce que marca el derecho, ha marcado las acciones de esta administración, y sin duda debe fijar los límites dentro de los cuáles se habrán de conducir todos los actores al procesar e implementar las decisiones sobre el futuro de la industria petrolera.

Una segunda lección es la que se refiere a la visión de futuro con que se deben encarar los problemas.

Al hacer frente al desafío de las empresas petroleras a la resolución de la Suprema Corte de Justicia, el Presidente Cárdenas encontró una solución, no sólo a un grave problema político, sino que aprovechó la necesidad de transformar de raíz la industria petrolera, para plantear un nuevo modelo que habría de hacer de esa industria la palanca de desarrollo que ha sido durante 75 años.

La lección es clara.

Si de verdad pensamos en que hay que transformar a nuestra industria para maximizar su aporte al bienestar de los mexicanos, no nos detengamos en el cálculo político de costos y beneficios de corto plazo para éste o aquel actor político.

Definamos el modelo más adecuado a las nuevas circunstancias y trabajemos por hacerlo realidad.

Por último, la decisión de 1938, nos deja una lección de valentía pero también de prudencia política.

Pero llevar a buen puerto la transformación de la crisis con las empresas en una oportunidad de desarrollo nacional suponía, también, actuar con máxima prudencia.

Así, el gobierno de Cárdenas condujo el proceso de manera institucional y apegado estrictamente a derecho y se aseguró de contar con el apoyo de los trabajadores que habrían de sacar el proyecto adelante y de la enorme mayoría del pueblo y de los actores políticos involucrados.

En el proceso de transformación de la industria petrolera que habremos de encarar en el futuro inmediato, el reto es aunar voluntades, convencer con argumentos y generar los acuerdos que conciten el apoyo de una mayoría lo más amplia posible.

Señor Presidente:

Conmemoramos hoy 75 años de un acontecimiento que transformó a la industria petrolera, dio lugar a la creación de la más importante empresa de México y se convirtió en un referente fundamental de nuestra identidad.

Esta conmemoración coincide con una coyuntura que nos obliga a encarar, nuevamente, el desafío de transformar la industria petrolera y a Petróleos Mexicanos.

Estoy convencido de que si seguimos el ejemplo de 1938 y actuamos con valor y prudencia, dentro del marco institucional de nuestra democracia y con una visión clara del futuro al que podemos aspirar, podremos construir un nuevo Pemex que siga siendo la principal fuente de riqueza y de orgullo de los mexicanos por muchos años más

Muchas gracias.

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