Antes duró mucho como Secretaria de Gobernación la Ministra de la Corte en retiro Olga Sánchez Cordero; muchas veces en la mañanera se le vio a disgusto; su jefe insultaba delante de ella a sus ex compañeros ministros de la Corte y a los jueces y magistrados que eran sus amigos; y también descalificaba AMLO a los “fifís”, a los elegantes, a los que viven bien, a las clases medias y altas; y ella, doña Olga, era uno de ellos.
Ciertamente, Doña Olga aguantó mucho junto al Presidente Andrés Manuel López Obrador: no eran compatibles; ella pertenecía a la clase social y a los grupos del poder político y económico, que el Presidente descalificaba todos los días.
Mujer de leyes, experta en la Ley de Amparo, ilustrada, es por naturaleza feminista y eso tampoco era compatible con su jefe el Presidente.
Doña Olga fue muy consecuente con López Obrador, pero nunca le dijo sí a todo; hubo ocasiones en que para no mostrarse en desacuerdo con el Presidente en la mañanera, pedía tiempo para contestar; “no traigo los papeles; necesito estudiar el caso”, explicaba ante el micrófono del Salón de la Tesorería de Palacio Nacional.
Siempre ha sido la licenciada Sánchez Cordero una mujer firme en sus convicciones y de un espíritu muy fuerte; intentó ayudar al Presidente, pero el Presidente no se dejó ayudar, así que prefirió renunciar y regresar a su escaño en el Senado de la República; ese es su verdadero lugar, de la señora Doña Olga Sánchez Cordero; ahí volverá a ser ella misma, no tendrá que ocultar sus sentimientos, pensamientos e ideología política y podrá servir mejor a su país, haciendo buenas leyes y mejorando otras, porque ella misma, como Ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y ahora como senadora, juró cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.