Editorial

México: tiempo de alternancia

Todo parece indicar que en nuestro país ha llegado el tiempo de la alternancia: 70 años del PRI y luego 12 años del PAN y en el 2012 probablemente regrese el PRI con un candidato joven y renovador como Enrique Peña Nieto. Ese parece ser el panorama político nacional, hasta hoy.

Claro está que vendrán muchos factores políticos y económicos; pero quienes están ahora en el poder, que llegaron en las elecciones del año 2000 y se prolongaron en el 2006, ya con muchas dificultades, no debieran aferrarse al poder mismo y pensar como en Jalisco se decía: “Jalisco nunca pierde y si pierde arrebata”.

Si lo que se persigue es que México sea verdaderamente un Estado Democrático, la Transición Democrática planteada desde el año 2000, cuando Fox entró pacíficamente a Los Pinos con una votación mayoritaria indudable, debe ahora, en las elecciones del 2012 completarse y  perfeccionarse pacíficamente, mediante un proceso democrático intachable, que no contenga signos ominosos y que no sea objeto de críticas y dudas como las que se produjeron con motivo de las elecciones del 2006.

Si México ha llegado nuevamente a un Tiempo de Alternancia, como ocurrió en el año 2000, debe reconocerse así, si esa fuera la voluntad de los votantes y dejar que el país prosiga en un proceso democrático normal, en el que convivan libremente y dentro de los cauces legales, pacíficos y democráticos todas las fuerzas políticas reconocidas y aún factores nuevos de poder, que den a las instituciones del país nuevamente un perfil de credibilidad, tanto para los mexicanos como para los extranjeros, y así dar un nuevo impulso al crecimiento económico y social, al progreso sostenido y al perfeccionamiento de la democracia y las instituciones democráticas del país.

Para que exista democracia en nuestro país deben reconocerse los triunfos legítimos que tenga la derecha, como se hizo en el año 2000; los triunfos que pudiera tener la izquierda, tanto a nivel regional como a nivel nacional, así como las victorias que pudiera conseguir el partido del centro político y democrático, que es el que se perfila hoy hacia Los Pinos.

Todavía faltan 8 meses difíciles para la realización de las elecciones presidenciales del 1 de julio del 2012 y la renovación del Senado y la Cámara de Diputados, así como de numerosos puestos públicos de elección tanto estatales como municipales; pero sea lo que sea que digan los electores, esa voluntad deberá respetarse a pie juntillas, si se quiere darle al país un futuro luminoso y de bienestar para sus habitantes.

Deben dejarse de lado los signos de “guerra sucia” electoral que asoman en el horizonte.

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