“¡Mexicanos, son maravillosos!”: Brigada I.S.A.R. de Alemania
“Por Facebook, correo electrónico y teléfono: A cada rato, los compañeros de nuestra brigada reciben ofertas de ayuda para nuestra labor en México. Nos quieren apoyar tanto traductores como médicos o gente que nos ofrece alojamiento y comida. Pero la disposición para ayudar tampoco conoce límites dentro del país”. En este texto, que también publicamos en traducción al español, Stefan Heine, miembro de nuestro equipo, describe la situación local.
Ciudad de México. La gente vitorea y aplaude en las calles de la Ciudad de México; está entusiasmada y agradecida. Los vítores son para los ayudantes tras el desastre que causó el sismo del 19 de septiembre de 2017. Es una especie de automotivación. Miles de mexicanos se presentaron voluntariamente para buscar sobrevivientes en las ruinas de los edificios derrumbados. Con cubetas de plástico acarrean toneladas de escombro desde las zonas de desastre. Todos están consagrados a una única misión: la de salvar vidas humanas. Incluso si, después de varios días, la probabilidad de descubrir signos de vida entre los escombros ha descendido prácticamente a cero.
El compromiso voluntario es una base esencial de las acciones de ayuda tras el terremoto de México. En todos lados se manifiesta que la población se mantiene unida. Y mientras unos trabajan arduamente en los escombros, otros organizan la alimentación de los ayudantes y de las víctimas del temblor. Minuto a minuto se nos ofrece una bebida, un dulce o un sandwich a los miembros de la brigada I.S.A.R. Y siempre nos dicen: ¡Gracias por estar aquí! ¡Gracias por no olvidarse de nosotros! ¡Gracias por ayudarnos! Adondequiera que vaya la brigada, nos reciben con los brazos abiertos. En todos lados nos ofrecen ayuda también a nosotros – alojamiento, alimentación, servicios de traducción. El tremendo sentimiento de unidad de la población y la disposición para ayudar son de asombrar.
De esta manera, los mexicanos les ofrecen algo de apoyo a sus conciudadanos que lo perdieron todo. A quien logró escapar de los edificios colapsantes, con frecuencia no le quedó más de lo que lleva consigo. Otros, a su vez, no pueden volver a sus casas, que en parte están fuertemente dañadas y en grave riesgo de terminar colapsando. También nuestro equipo de I.S.A.R. se topa con frecuencia con destinos de este estilo.
Son alrededor de cien edificaciones cuya estabilidad ha evaluado nuestro equipo de expertos en la Ciudad de México y alrededores – desde la oficina de empleo hasta la casa particular. No son contadas las veces en las que nuestra recomendación ha sido la de no volver a habitar la construcción. Es probable que no todos sigan este consejo. Muchos propietarios no cuentan con un seguro, y la pérdida de su vivienda significa el desplome en su situación económica. Tampoco los campesinos, obreros y comerciantes de los pueblos tienen muchas alternativas. Les faltan los recursos para construir una nueva casa. En estas situaciones, los ayudantes voluntarios son una luz de esperanza. Salen de la capital para repartir víveres, sacos de dormir y cobijas entre los más pobres.
Es ejemplar la unidad de la gente de México. En nuestras misiones de ayuda, nunca habíamos encontrado un compromiso similar a tan gran escala.
Por último queda la siguiente conclusión: ¡Mexicanos, son maravillosos! Pueden estar orgullosos de su desempeño tras la desgracia. No pierdan este valor y el optimismo, aun ante las atrocidades de la naturaleza. Pueden estar seguros de que estaremos para ayudarlos cuando nos necesiten.