Medalla “Belisario Domínguez” al periodista Carlos Payán Velver otorga el Senado de la República
SESIÓN SOLEMNE DE LA H. CÁMARA DE SENADORES, CELEBRADA EN
XICOTÉNCATL 9, EL MIÉRCOLES 19 DE DICIEMBRE DE 2018.
PRESIDENCIA DEL SENADOR
MARTÍ BATRES GUADARRAMA
Se concede ahora el uso de la palabra al señor Carlos Payán Velver, galardonado con la Medalla de Honor Belisario Domínguez, 2018.
Adelante, Don Carlos Payán.
El C. Carlos Payán Velver: Cuando empezaba a trazar unas líneas sobre el texto que les voy a leer no dejó de darme vueltas en la cabeza unas líneas de un poema de Quevedo.
“Estos muros de la Patria mía”.
Y a partir de ahí pues me lancé a pertreñar lo que van a escuchar.
Me otorga la honrosa Medalla Belisario Domínguez cuando llego ya al último trecho de mi camino, y, poco a poco he empezado a decirles adiós a las personas, a los animales, las cosas, los libros y los lugares que tanto he amado en esta vida.
Me iré sin saber hacia dónde, hacia qué profundidades de la nada y del olvido, y me iré con la inquietud de no sólo ser yo, ser individual, y por tanto insignificante el que se encamina hacia el final. Sino que el drama tiene dimensiones cósmicas irreparables.
Es la humanidad entera la que parece encaminada a un desenlace fatídico.
Me disculpo de entrada por este tono catastrofista, utilizo esa palabra, catástrofe para no caer en el adjetivo apocalíptico, un término de carácter bíblico que suena mal en boca de un ateo irredento como lo soy, y que sin embargo, podría ser pertinente.
Este texto bíblico tan extraño, profético o deliberante que es el apocalípsis, hablar de cuatro caballos de fuego y de rabia que vendrían a violentar y destruir lo existente.
No sé cuál será la cuarta de esas bestias, pero creo que puedo referirme aquí a tres de ellas.
La primera bestia es el agostamiento y la destrucción por obra humana de la naturaleza, esa madre nutidicia y fuente absoluta de vida que ya no da más de sí.
El medio ambiente que nos arropa ya no aguanta más maltrato y saqueo por parte de una cultura absurda, consumista, sin límite, egoísta, narcisista hasta la ruina, enamorada de sí mismo, y del dinero, que en su afán por devorar se está devorando a sí misma.
Y, con ello jala al desastre al propio planeta y a todos los que en él crecemos y en el que somos, lo que somos.
La segunda bestia tan inclemente como la anterior, es la indiferencia o la abierta hostilidad y la agresión con que un mundo privilegiado se comporta frente a las otras tres cuartas partes de la humanidad, los despojados, los perseguidos, los abandonados que huyen de la guerra, la sequía, las inundaciones, la violencia, y el hambre, desbordando los caminos de la tierra en una infinita caravana que echan manos de sus últimas fuerzas para llegar hasta unas puertas que se le cierran en las narices.
Y hasta que las fronteras de las naciones más favorecidas que responden con balas, alambradas, desprecio, insultos, deportaciones, campos de concentración y muerte, hablamos de verdaderos genocidios.
Pueblos enteros empujados a la extinción ante los ojos indiferentes o iracundos de quienes se consideran dueños absolutos y excluyentes de la seguridad y el bienestar y la riqueza.
La tercera bestia de rabia y sangre es el regreso del fascismo. Hay quienes llaman neofascismo, protofacismo o ultraderecha a este fenómeno que renace con alevosía en las cuatro esquinas del planeta.
Yo por mi parte, prefiero dejar a un lado prefijos y eufemismos y llamarlo por su nombre puro y duro fascismo.
Hoy surge con una fuerza inusitada esta marea negra y ponzoñosa, directa o indirectamente alimentada por la política de Donald Trump.
A nosotros los mexicanos nos ha caído el mal fario de tenerlo por vecino, un vecino prepotente e impositivo, cavernario, xenófobo, machista y cuyos actos y cuyas declaraciones incendiarias desde la Presidencia de Estados Unidos han hecho que muchos de sus fanáticos en el mundo se quiten la máscara, pierdan el pudor, ganen descaro y arrojo, y den rienda suelta a la voluntad de rabia y violencia que hasta hace poco tenían más o menos contenida o camuflada.
Nuestro nuevo gobierno mexicano, al que le auguro buen viento y buen amarre en estos días de inauguración de su mandato, tendrá que lidiar con el iracundo vecino del norte y su mala andada fascista, haciendo un auténtico despliegue de honor, valor, soberanía, imaginación y habilidad diplomática.
Turquía se ha convertido en el gendarme de las fronteras de Europa impidiendo que los inmigrantes pasen al otro lado.
¡Ay! No debemos permitir que México cumpla ese ruin papel con respecto a Estados Unidos.
(Aplausos)
Permítame formular aquí un resumido recuento de algunas de las patas que le han ido saliendo al fascismo de nuevo cuño, son manifestaciones en muy diversos ámbitos y de intensidades, pero con claros elementos en común.
Primero, se apoyan en el caudillismo y el carisma.
No se atienen a programas fijos, sino que incorporar infinidad de puntos y levantan consignas de odio, según las circunstancias, son camaleónicos a conveniencia y sirven a la carta las fantasías autoritarias de los sectores más regresivos de sus sociedades, aun así hay arreglos comunes en todos, persecución, por ejemplo, del contrincante político.
Aquí hago un paréntesis para recordar que la Alemania de Hitler declaró como enemigos principales, aunque no únicos, a los judíos y a los comunistas y los redujo a campos de muerte en lo que llamamos el holocausto, un suceso atroz que pensábamos que no volvería a ocurrir, pero que hoy se prefija cantando sus fobias.
Por lo pronto, el nuevo fascismo ya señaló a su enemigo y signa: “los inmigrantes, en ellos, pero no sólo en ellos, algunos países han encontrado el depositario de su odio”.
Continúo con las características comunes: racismo, homofobia, islamofobia, antisemitismo, autoritarismo, sexismo y machismo, chovinismos, fanatismo religioso, ataques a los medios informativos y acoso, si no muerte de sus profesionales, desprecio por las instituciones democráticas y al mismo tiempo utilización de éstas como palanca de ascenso al poder.
El campo de cultivo que le sirvió al fenómeno de radicalización hacia la extrema derecha es la circunstancia de que las políticas neoliberales han ensanchado de manera brutal el abismo entre una minoría de ricos y una inmensa mayoría de pobres.
La gran oleada de inmigración de las últimas décadas, la larva ante la crisis del medio ambiente de la cual andan culpando a la sobrepoblación de desposeídos.
Y, por último, los efectos de la gran recesión que se avecina.
Debo ser enfático en otro rasgo común a los nuevos fascismos y que debería despertar una voz de alarma, no pocas acceden a la visibilidad y al poder por medio de mecanismos democráticos, como acaba de suceder en Brasil, en ocasiones se valen de los procesos electorales, de la participación parlamentaria o del ministerial y del control heredado de las instituciones y de la politización y manipulación de la justicia.
Empecemos el recuento con los propios Estados Unidos en donde se han multiplicado los ataques y atentados contra demócratas, islámicos, integrantes de la diversidad sexual, negros, latinos, judíos, mujeres, periodistas e inmigrantes.
Sigamos con Brasil, en donde ha ganado la Presidencia por escaso margen el ex militar Jair Bolsonaro, partido de la tortura, el crimen y demás métodos de la dictadura que añora y a la que representa.
En España, por ejemplo, post un grupo de franquistas hasta hace poco minúsculo se expande, gana escaños y accede en su política de alianzas.
En Italia el Primer Ministro, Matteo Salvini, vicepresidente y Ministro del interior, y hombre fuerte del gobierno en curso, ejerce la violencia de palabra y obra para impedir que los inmigrantes lleguen a ese país o para expulsarlos.
En Francia, Marine Le Pen, moderniza y depura la tradición fascista de su padre para conservar sus esencias y sus objetivos.
En Finlandia el partido de los auténticos finlandeses se ha dado a conocer con actos de violencia racista.
En Grecia la organización Amanecer Dorado retoma el mito de la pureza racial e incorpora en su acción elementos paramilitares.
Hungría es la cuna del joven, grupo ultranacionalista-antisemita paramilitar, adepto a la simbología nazi.
En Alemania gana terreno el “LDF”, partido racista y antijudío que niega el holocausto, protagonista brotes de violencia en contra de extranjeros.
En Austria gobierna la coalición formada por los conservadores y el fascista del Partido de la Libertad.
Y hasta aquí esta numeración de casos tan alarmantes, significativos como indeseables.
En México, por fortuna, el panorama que hoy se nos abre va en sentido opuesto y podría significar el financiamiento de la democracia. Ojalá, ojalá.
Muchos en el resto del mundo han puesto su mirada en este país con una enorme esperanza, ha llegado al poder un incansable luchador que con la población a su favor arrasó en casi todo el país, no ha tenido esta gloria otra nación, como dice, letra luminosa que corona la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, referido a la Virgen de Guadalupe.
Esa indiscutible y grandiosa votación marca la fuerza de López Obrador, pero también marca su debilidad, más de medio país le dio su sufragio, pero el país somos todos, todos es una multitud variopinta y cada uno de sus integrantes pedirá la palabra a voz en cuello, cada cual reclamando sus asuntos, tenga derecho o no tenga razón o no.
En la actualidad yo vivo en Cataluña, en los Bajos Pirineos, alejado de la política y el periodismo, y regresé a México para estar al lado de Andrés Manuel López Obrador.
El día en que recibió el mandato de la nación, esta Patria mía tan deshilachada, tan pobre, tan saqueada, con tanto político corrupto y con tanto muerto regado por su territorio, y ahora para colmo con un enloquecido Presidente de Estados Unidos, que en su delirio magno, canalla, fascista, quiere que sus tropas disparen a los migrantes si uno de ellos hace ademán siquiera de lanzar una piedra a través de la línea divisoria; que disparen a los inermes desde ese territorio que alguna vez fue nuestro y que nos fue arrebatado.
Este reconocimiento que hoy me honra quiero compartirlo con todos ustedes y dedicarlo a este México de hoy con alegría y la esperanza de que logra afianzarse en la libertad, la igualdad y la justicia.
Pero también la quiero dedicar a todos los periodistas muertos en nuestro país, que están sembrados a lo largo y ancho de toda la República, a ellos más que a nadie.
(Aplausos)
Yo sé que habrás que hacer procuración para que este Gobierno asuma siquiera un poco de las tesis del Informe MacBride para ayuda a los medios y no se consuman en el hambre y se riegue la publicidad a todos, menos a uno, a dos, etcétera; sin un acoso universal para que haya uniformidad ¡caramba! no tantos privilegios, tanto dinero regado.
(Aplausos)
Miren ustedes, yo quisiera que los muros, aquí va mi…, que los muros que levanten en esta patria mía no sean para separar a los pueblos, sino ¡ay, carajo! Sino murallas de valor y buen juicio que nos proteja del embate y el yugo de todo fascismo.
Que Andrés Manuel López Obrador, un demócrata que llega al poder en una elección sin paralelo y después de una vida de lucha cumpla con estos objetivos, y que la sociedad mayoritaria, vigilante, crítica y solidaria que se ha manifestado en estos meses mantenga a raya a las bestias que mencioné y que no permita una recaída en el abismo.
Muchas gracias a todos.
(Aplausos)
Cura, amigo de toda la vida, y que juntos desmontamos cuando se quería asesinar al obispo de Chiapas, él y yo fuimos autores de eso.
Gracias otra vez.
(Aplausos)
El Presidente Senador Martí Batres Guadarrama: La Mesa Directiva, en nombre del Senado de la República, les solicita que, puestos de pie, guardemos un minuto de silencio a fin de honrar la memoria de los miembros de la Orden Mexicana de la Medalla Belisario Domínguez que han fallecido.
(Todos de pie)
(Se guarda un minuto de silencio)
Sírvanse tomar asiento, por favor.
A nombre del Senado de la República expreso nuestro agradecimiento al licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Al Ministro José Fernando Franco González Salas.
Al Diputado Porfirio Muñoz Ledo.
Al gobernador del estado de Chiapas.
Así como a todos nuestros distinguidos y distinguidas invitadas e invitados por su asistencia a esta sesión solemne.
Una vez que entonemos el Himno Nacional, se solicita al licenciado Andrés Manuel López Obrador, al Ministro José Fernando Franco, al Diputado Porfirio Muñoz Ledo, al licenciado Rutilio Escandón, al señor Carlos Payán, a los integrantes de la Mesa Directiva, así como a los coordinadores de los grupos parlamentarios, se trasladen al Muro de Honor de la Medalla Belisario Domínguez, para develar el nombre de nuestro galardonado.
Asimismo, para que posteriormente nos traslademos al patio central para la guardia de honor ante la estatua del Senador Belisario Domínguez.
Se les solicita a todos ponerse de pie a fin de entonar el Himno Nacional.
(Todos de pie)
(Se entona el Himno Nacional)
Se da por finalizada la sesión solemne.
Una vez concluidas las actividades mencionadas se solicita a las Senadoras y Senadores acudir a sus lugares en este salón de sesiones a fin de dar inicio a nuestra sesión ordinaria.
Se levantó la sesión solemne a las 14:24 horas.