Estados y municipios

Llegó la hora del cambio en la Mixteca

INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA NARCEDALIA RAMÍREZ PINEDA EN EL XII ANIVERSARIO FUNDACIÓN AYÚ. SANTA MARÍA AYÚ, HUAJUAPAN DE LEÓN, OAXACA.18 DE DICIEMBRE 2010.

Me es grato a nombre de la Fundación Ayú, darles la más cordial y afectuosa bienvenida a todos ustedes que hoy nos honran con su presencia. Saludo con satisfacción a quien hoy nos distingue como nuestro invitado de honor: al senador Manlio Fabio Beltrones, Presidente del Senado de la República.
Compañeras y compañeros,
Hace ya casi tres lustros junto con los mixtecos decidimos crear la Fundación Ayú. Pensamos que había llegado la hora del cambio. Que los mixtecos deberían pasar de simples implorantes, a protagonistas dignos de su propio desarrollo; que era el momento de empezar a construir entre todos, un futuro diferente y mejor para la nación mixteca.
Comenzamos a trabajar con humildad pero con decisión en pequeños proyectos y con sólo algunos mixtecos que intuyeron y creyeron en nuestros principios solidarios y en nuestra propuesta de lucha contra la pobreza.
Aquí están algunos de ellos. Son los que hoy particularmente merecen nuestro sincero reconocimiento y el homenaje de todos. Porque ellos son testigos irrefutables de los profundos propósitos reivindicativos de la Fundación AYÚ y su brazo operativo, el Instituto para el Desarrollo de la Mixteca. Creyeron en nosotros desde el primer momento y por eso compartieron nuestros sueños, nuestras esperanzas, pero también nuestras dificultades para avanzar en nuestros objetivos. Sin embargo, nunca perdieron la fe en nuestra organización social.
Pero lo más importante de esa primera experiencia es lo que nos enseñaron y lo que aprendimos todos. Aprendimos que nada es posible si la gente no toma conciencia de sus potencialidades y si no participa; si no hace suyo el deseo de triunfar y salir adelante.
Aprendimos que el desarrollo no es un proceso mágico, fácil y rápido y que requiere el cambio mental que se sustenta en la educación. Como una fruta valiosa, el desarrollo necesita cultivarse; requiere el cuidado de su crecimiento. Hay que fertilizarla y protegerla de las plagas, los parásitos, las enfermedades y otros vivales del mundo de la naturaleza y del mundo de los hombres.
Aprendimos  que  el  desarrollo  no  consiste  sólo  en acumular ciertos bienes materiales. Supimos con certeza que sólo habrá desarrollo cuando la persona cambie. Más  desarrollo cuanto más cambie y mejore el ser humano. Cuanto  más aprenda  y  crezca   en valores   y   en   solidaridad.   No sólo como individuos o familias, sino como pueblo, como comunidad, como sociedad, como patria.
Aprendimos que todo seguirá igual o peor, si abajo no hay organización, capacitación ni liderazgos.
Para nosotros, desarrollar es desplegar el potencial productivo de los pueblos para generar trabajo y riqueza; elevar la calidad de vida de la gente, asegurar la justa y equitativa distribución de los bienes sociales, pero también, reivindicar los valores ancestrales, la cultura, el idioma y los derechos fundamentales de nuestros pueblos; recuperar su capacidad de autogobierno y su capacidad de decidir por sí mismos el futuro que quieren y merecen.
Sabemos que, en su base, el desarrollo sólo es posible si tiene un sólido sustento político. Es la razón por la que con entusiasmo abrimos nuestras puertas al Movimiento de Expresión Política que lidera Luis Antonio; porque propone una nueva manera de hacer política y, sobre todo, porque busca movilizar a la juventud, desarrollar su conciencia política y hacerla madurar ideológicamente.
Con esas convicciones llegamos con más entusiasmo y esperanzas que nunca, al final de la primera década del milenio, y nos preparamos para los nuevos tiempos que ya asoman en el horizonte.
Juntos, la Fundación Ayú y los mixtecos, hemos avanzado y crecido en todos los ámbitos, pero estos logros todavía están muy lejos de nuestras metas, tomando en cuenta que somos una organización no gubernamental que de ninguna manera cuenta y compite con los recursos y la obligación constitucional del gobierno.
Con satisfacción, hoy podemos dar cuenta de más de 5.300 obras, acciones sociales y proyectos productivos de diferente tipo, distribuidos en alrededor de 1.000 pueblos. Algunos de ellos nos honran hoy con su presencia. Hemos realizado cientos de cursos y talleres donde se han capacitado a miles de personas. Miles de campesinos, jóvenes y mujeres han convivido en el centro estratégico de capacitación del IDM en esta comunidad de Santa María Ayú, que por cierto, está en proceso de recibir su certificación por parte de Fira y así, poder servir más y mejor a los pueblos y productores de la región y de todo el país.
Aún más, este año, firmamos un convenio con Fundemex –Microsoft que nos permitirá contar con servicio de Internet para apoyar la comercialización y el fortalecimiento de las capacidades autogestivas de nuestros productores.
Durante 2010 y con el apoyo de Fira, Financiera Rural y la Secretaría de la Reforma Agraria, se han beneficiado a más de 15 mil personas con eventos de capacitación.
Asimismo logramos el apoyo para 15 proyectos productivos de la SRA, con una inversión de más de 2 millones  y medio de pesos, que generaron ingresos para 450 personas.
Dimos énfasis al programa de seguridad alimentaria y gracias al apoyo de las fundaciones de Wal-Mart y Monsanto atendimos a cerca de 400 beneficiarios  de 18 comunidades en 15 municipios que hoy ya cuentan con sus respectivos programas de traspatios.
Un programa prioritario de la fundación Ayú, es el de la cosecha de lluvia y con el apoyo de Femsa y Monsanto entregamos a nivel familiar 517 sistemas que beneficiaron a 4,259 personas de 16 comunidades en 4 municipios con un monto de 8 millones 400 mil pesos. A nivel comunidad apoyamos 5 sistemas que beneficiaron a 800 personas de 5 comunidades en 2 municipios con un monto de 580 mil pesos. En proceso de entrega, tenemos 10 sistemas para 10 comunidades cuyo monto asciende a 1 millón 160 mil pesos.
Nuestro programa de maíz mixteco ha impactado en 25 comunidades de 17 municipios beneficiando a 1,158 productores. A partir del crédito que nos dio nuestra Sofom “Convengamos Todos”, se lograron cultivar 270 has de maíz.
En el programa de recuperación de suelo y agua, con apoyo de la Conafor, logramos participar en 41 comunidades de 24 municipios, con la reforestación de cerca de 200,000 árboles. Con el Instituto Carso, apoyamos a 95 comunidades de 57 municipios, otorgándoles 620 estufas ecológicas. En este rubro quiero compartir con ustedes, que en el pasado mes de noviembre la Semarnat nos entregó el reconocimiento por el 2do lugar a nivel nacional por la conservación de áreas naturales protegidas; pero además por el manejo integral que hemos procurado en el cuidado del medio ambiente.
Hemos mantenido especial atención y seguimiento en capacitación y asistencia técnica  a 110 invernaderos de jitomate, a los que hemos dotado de 450 mil plántulas beneficiando así a 432 productores de 53 comunidades en 40 municipios.
Con el apoyo de la Sagarpa y con la aportación de nuestra fundación Ayú, logramos la autorización del proyecto del centro de empaque y comercialización para nuestras hortalizas en invernadero, mismo que beneficiará a 8500 productores de 119 comunidades de 74 municipios. El monto total de dicho proyecto es de 19 millones 183 mil pesos.
Con nuestro Programa Ganadero, logramos beneficiar a 24 comunidades de 21 municipios. 240 personas recibieron 45 sementales caprinos y ovinos. Logramos que 24 productores de miel fueran beneficiados con 4 equipos apícolas dentro del programa apícola que estamos promoviendo.
Gracias al apoyo de Fira, hemos logrado el fortalecimiento en las acciones de capacitación y asistencia técnica que beneficien a nuestros Comités para el Desarrollo Reivindicador, los Compadre. En este año, logramos la consolidación de 23 comités más con un apoyo de 380 mil pesos.
Para nosotros es muy importante reconocer, el apoyo de más de 8 millones de pesos que otorgó la Financiera Rural, para que nuestra organización pudiera impulsar la capacitación de más de 1,500 jóvenes de 12 estados de la república.
En relación con la vivienda rural, a través de Fonhapo, este año llevamos el apoyo para 275 viviendas, que beneficiaron a 1,650 personas de 21 comunidades en 18 municipios. El monto asciende a 4 millones 125 mil pesos.
Con la finalidad de mejorar los costos de producción de los productores en materia agropecuaria, en el presente año, pusimos en marcha nuestra propia Distribuidora de Insumos, lo que ha permitido que cerca de 17 mil productores se beneficien comprando más barato.
Con la marca Kundavi, en el mes de noviembre, productores de todas las áreas de influencia de la fundación Ayú, expusieron y vendieron en la Ciudad de México cientos de productos como: miel, mole, chocolate, mezcal, carnes, quesos, artesanías, textiles entre otros. Nuestro bazar tuvo un éxito excepcional.
Gracias a la responsabilidad de los productores  que han respondido y pagado a tiempo, nuestra sofom “Convengamos Todos”, ha otorgado microcréditos y créditos a nuestros asociados por más de 5 millones de pesos, beneficiando a más de 800 personas.
En el programa de Becas “Ayúdame, Chispitas de Esperanza”, en el presente año y con la solidaridad de 41 padrinos, se entregarán 336 becas equivalente a más de 720 mil pesos para 24 comunidades de 17 municipios de la Mixteca de Oaxaca, Costa y Guerrero.
Aliados como Fundación Lala, Rotoplas, Escuela Mexicana Americana entre otros colegios, de la sofome Crédito Ideal, de la organización Bendición AC, de Proagro, de Maseca, Club de Rotarios entre muchos más, logramos donaciones importantes como los 1,500 tanques cisternas de rotoplas equivalentes a 10 millones de pesos, a más de 483 mil litros de productos lácteos, productos de maíz, semillas, ropa, sillas de ruedas, medicamentos, bastones, lentes, cobijas, mesabancos, juguetes, 105 computadoras, utensilios para cocina, tinacos, entre otros. A todos ellos muchas gracias por su invaluable apoyo.
Compañeras y compañeros
Amigos invitados:
Pensé que era muy importante hacer este breve recuento de algunos logros en el año 2010, porque significan el éxito del esfuerzo de todos. Tocamos muchas puertas. Algunas se abrieron generosamente, otras como, las del gobierno, están a la espera, pues están ajustando su presupuesto o sus reglas de operación. Nosotros no desesperamos. Pero ya sabemos que no es estando cruzados de brazos, ni pasivos, ni en silencio es como podremos progresar. Reclamamos en todas las instancias gubernamentales el derecho de los pobres a vivir con dignidad y demandamos la solidaridad de todos, especialmente de las políticas públicas en esta lucha sin cuartel contra la pobreza.
La fundación Ayú y su brazo operativo el IDM, son hoy el instrumento de los campesinos pobres para enfrentar su atraso agobiante. Estamos aferrados sin embargo a construir entre todos, la nueva historia de la Mixteca.
No olvidamos que empezamos a abrir el camino apoyando la organización de las compañeras campesinas que habían decidido rechazar la cultura de la dádiva y el regalo corruptor, para propiciar el compromiso de la corresponsabilidad. Hace más de 15 años, las compañeras de La Mixteca constituyeron su organización Ita-Yee,  “Flor Brillante”, y se pusieron a trabajar productivamente por un sendero nuevo para llevar un poco de ingreso a sus hogares. Se dieron cuenta de que le solución está en ellas mismas; analizaron y discutieron sus pequeños proyectos, y decidieron capacitarse para poder competir en el mercado. Presentaron sus proyectos a través de la Fundación Ayú ante todas las instancias gubernamentales, ajustándose a las reglas de operación y sin desesperarse por la tardanza burocrática. Merced a esa gestión, empezaron a brotar por todas partes las acciones productivas; inicialmente las de economía de traspatio. Con las recuperaciones de esa actividad, las mujeres crearon sus propias cajas de ahorro; empezaron a nacer cooperativas y fueron multiplicándose los cultivos de nopal, de flores; de hortalizas; los proyectos caprinos, de aves, de porcinos; las pequeñas empresas para la elaboración de mole y chocolate; los invernaderos.
Aprendieron las mujeres de Ita-Yee -hoy son más de 75 mil productoras campesinas-, que la organización es la fuerza que las hace volar hacia nuevos escenarios; vieron, con su propia experiencia, que la estrategia para triunfar no es individual, de mujeres aisladas, de voces solas en el desierto, sino social, de todas, y que sólo puede nacer del propio esfuerzo colectivo y solidario.
Con base en esa experiencia, empezamos a organizar a los campesinos para la producción y empezamos a viajar a otras regiones del país para conocer nuevas experiencias; constituimos los Comités para el Desarrollo Reivindicador, los COMPADRE, que son la organización superior, las células comunitarias de la Fundación, con la misión de cuidar las relaciones de cooperación entre nuestras organizaciones productivas con las autoridades de los pueblos y actuar en conjunto, como mecanismos democráticos de gestión para el desarrollo comunitario.
A esta tarea se suman la organización de los jóvenes; la de los niños: “Los Chispitas”; y la del Sendero de los Principales, donde se agrupan los adultos mayores. Pensamos que para que la mujer, el campesino, la juventud, los niños, los ancianos, se liberen de verdad, es necesario modificar profundamente el marco de los procesos que los dominan. Y quien tiene la fuerza para oponerse y resistir a esos procesos, y mover la palanca del cambio, sólo son los mixtecos organizados y capacitados.
La tarea ha sido y es colosal. Para hacer posible lo “imposible”, la Fundación ha ido creando varios instrumentos operativos. En primer lugar nuestro Instituto para el Desarrollo de la Mixteca, como la herramienta teórica y práctica, capaz de impulsar, apoyar y orientar el desarrollo a nivel de comunidades y de parcela. Nuestra Sociedad Financiera de Objeto Múltiple, la Sofom “Convengamos Todos”, para otorgar microcréditos a los proyectos de nuestros agremiados; nuestro Centro de Estudios y Proyectos; la organización de los topiles sociales como vigilantes y procuradores de la nueva ética que debe vivir en todos los mixtecos, sobre todo en los dirigentes, en los que manejan proyectos productivos y acciones comunitarias.
Pero pienso que lo más importante es que llegamos a este punto armados con un modelo de desarrollo desde abajo, mismo que lo fuimos desarrollando juntos: El IDEM, los mixtecos y nuestra alianza con los programas de gobierno; los sectores productivos, las universidades, los empresarios, las organizaciones internacionales.
Pensamos que esa era y es, la mejor estrategia, pues en el mundo global, en la era del impresionante avance de las tecnologías nadie puede avanzar con sus solas fuerzas. Que son imprescindibles las alianzas, la solidaridad y la cooperación en  objetivos comunes. Que lo posible no se alcanzará nunca, si lo intentamos aislados. La lucha de la Fundación Ayú es porque los excluidos dejen de ser invisibles y participen activamente en la construcción de su propio destino; porque la corrupción no viva en la impunidad; que la desesperación no condene a los hambrientos y que la dignidad humana sea respetada. Queremos que los mixtecos, sean lo que quieren ser, mixtecos para siempre aun en la diáspora infinita en que hoy viven. Queremos que los mixtecos regresen a sus pueblos a restablecer sus hogares, a construir la nueva economía, para progresar juntos con los que en ésta región sobreviven hoy y buscan certidumbre para el mañana.
La Fundación Ayú lucha contra la pobreza atacando sus causas; desde sus raíces. Busca generar riqueza, trabajo, nuevas opciones y alternativas con los niños, los jóvenes, los campesinos, las mujeres. Intentamos todas las posibilidades; buscamos que se realicen plenamente todas las potencialidades. Convocamos al gobierno para que dote a los pueblos de la infraestructura social y productiva; tocamos las puertas de las fundaciones y muchas otras organizaciones solidarias; proponemos alianzas con las Universidades, y con todos los sectores sociales y productivos de la nación. Nos proponemos junto con los mixtecos que han decidido romper las cadenas de la dependencias, reconstruir a la nación Mixteca impulsando la ética social y la ideología de la solidaridad.
Finalmente, con legítimo orgullo, permítanme recordar que la Fundación AYÚ y su brazo operativo: el IDEM, fueron iniciativas surgidas del propio pueblo mixteco. Fuimos mixtecos los que nos decidimos a reconstruir el paisaje social de esta empobrecida región; a reencontrar su grandeza; a abrir opciones para las nuevas generaciones; a soñar un futuro diferente para ésta nación indígena. No ocultamos las dificultades de esta aventura, pues  éramos pocos, los recursos menos y las necesidades y desafíos eran inmensos. Entonces recordamos al Flechador de nuestra mitología mixteca, y dijimos: “Lo imposible es posible”, y lo convertimos en nuestro lema.
Hoy, ya somos muchos, nos contamos por miles; y sin triunfalismo alguno, podemos afirmar que la nación mixteca con la solidaridad de muchos aliados que van creciendo cada día y con los apoyos de los programas gubernamentales, está recuperando su autoestima, su orgullo ancestral, los valores que nos significaron como un pueblo grande. La alegría empieza a regresar a nuestra casa; la esperanza es la fuerza que nos moviliza. No hemos vencido todavía a la pobreza, pero ya sabemos la manera de enfrentarla. Se le puede vencer; tenemos la decisión, la unidad y la organización. Para nosotros ya nada es imposible. Estamos construyendo la nueva historia del pueblo mixteco que busca integrarse plenamente al desarrolla nacional.
Muchas gracias.

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