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Literatura y Política en la FIL de Guadalajara

Discurso del Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro al inaugurar la FIL de Guadalajara

Mensaje de Inauguración del Gobernador Enrique Alfaro Ramírez durante la 34ª edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco 28 de noviembre de 2020

Escuchemos ahora el mensaje y declaratoria inaugural de esta trigésima cuarta edición de la Feria Internacional del libro de Guadalajara a cargo de Enrique Alfaro Ramírez Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco

Enrique Alfaro Ramírez Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco. –

Los libros son en toda la extensión de la palabra un hogar; crecemos con ellos, aprendemos de ellos, nos refugiamos en ellos; los libros forman nuestro carácter, nuestra personalidad, nos preparan para la vida; los libros nos hacen sentir, nos hacen vibrar, nos hacen reflexionar y siempre nos recuerdan que no sabemos todo, que no somos poseedores de verdades irrefutables

Por eso precisamente la Fil es lo que es, por eso nos sentimos profundamente orgullosos de ser en jalisco, la sede de este gran evento de talla internacional, por eso precisamente a pesar de la incertidumbre que se ha cernido en todos los ámbitos a nivel global, la realización de la Feria nunca estuvo en duda; así una vez más queda demostrado el compromiso y la responsabilidad social que tienen el gran equipo encabezado por Raúl Padilla y Marisol Schulz quienes trabajaron en el cambio de formato de la feria para este año

Por supuesto que sabemos que la feria presencial es insustituible; que no podemos hablar de la FIL sin pensar en los pasillos abarrotados de jóvenes; en el pabellón de la FIL–niños, colmada de alegría; en el auditorio Juan Rulfo lleno de principio a fin con cada homenaje, conferencia magistral, charla entre autores o presentación.

Hoy más que nunca extrañamos esa feria, pero también sabemos que la única forma de hacerla completamente segura este año, era trasladarla a la virtualidad, aunque sea a distancia, pero en esta edición vamos a celebrar con las lectoras y los lectores dos noticias que nos ha alegrado en el año; el Premio Princesa de Asturias en Comunicación y Humanidad que recibió la FIL hace unas semanas y el anuncio por parte de la UNESCO de que Guadalajara será la Capital Mundial del Libro en el 2022.

Ambos reconocimientos, además de ser un gran orgullo para las y los Jalicientes, nos obligan a cuidar tanto a la industria editorial como a todo el ecosistema cultural que se genera en torno al libro; así pues, en medio de la adversidad pero con la convicción de que pronto estaremos otra vez en Expo Guadalajara con miles de mujeres y hombres amantes de la lectura celebramos una edición inédita de la feria del libro más importante de Iberoamérica.

Quiero compartirles algunas cosas que vinieron a mi mente; cuando escribía estas palabras no puedo dejar de pensar que mi padre, quien ha pasado días muy duros por cuestiones de salud, fue un firme impulsor de esta celebración del libro desde su primera edición hace ya más de 30 años, él que se había formado en la lucha y en la calle; él que había logrado salir adelante apoyándose fundamentalmente en su carácter y determinación; siempre valoró la lectura como un espacio para reinventarse, por eso su biblioteca y su rancho fueron su refugio; ahí leía y ahí enseñó a sus hijos a leer, ahí conocí de niño los cuentos de Astérix el Galo y del detective Tintín y más tarde me emocioné con las historias de Julio Verne y de Alejandro Dumas

En estas hojas tuve mi primera aproximación al sentido de la congruencia, al valor de la palabra, de la verdad así como de las consecuencias de la mentira; a la importancia de ser valiente y al mismo tiempo al significado de la prudencia; sobre todo aprendí que en la vida, hay que entrarle con las alas abiertas y que el miedo sólo es un motor que nos ayuda a ser mejores; ahí mismo, leí en otra etapa de mi vida, libros que me ayudaron a abrir mi mente a definir mi vocación a reflexionar sobre la vida, sobre mis aciertos, sobre mis errores, sobre el hombre que era y el hombre que aspiraba a ser.

Leyendo las memorias de Adriano, vi al hombre más poderoso del mundo reflexionando como cualquier mortal sobre su vida el momento de enfrentar la muerte; leyendo a Luis Spota entendí la crudeza de la política y los rituales y las reglas no escritas de un sistema que dominó a México por más de un siglo; leyendo a Sabines, encontré una herramienta poderosa para suplir mi limitada capacidad en el arte de conquistar mujeres, al meterme en los libros en mi juventud, encontré pues, visiones diferentes del mundo de cómo entender y vivir la vida; porque en cada libro que leemos, encontramos ideas, historias, posturas, conocimientos, que nos permiten entendernos diferentes, pero complementarios, únicos pero interdependientes.

Hoy disfruto cada vez más las biografías y las obras que ponen el acento en la condición humana; disfruto leer historias que caricaturizan a sus personajes, mientras en línea simplonas entre buenos y malos; la idiotez de lo perfecto de Silva Herzog Márquez, el Fouche de Stefan Zweig o memorias interrumpidas de François Mitterrand, son ejemplos de libros que ya, acercandome los 50, se han convertido en el espacio de reflexión esporádica, en medio del intenso trajín en el que vivo.

Así los libros, nos acompañan en nuestro recorrido por la vida, nos educan en la paz y nos preparan para la guerra; nos muestran inmisericordes tanto el rostro de la felicidad, como el de la tristeza; nos blindan para no desmoronarse ante la derrota o para no enloquecer en la victoria; el papel que ha jugado la lectura en medio de un año de confinamiento sin duda, le da un nuevo significado al libro y por supuesto a esta feria; el libro nos acompañó, no nos dejó solos, nos reconfortó tras casi un año de estar alejados de la gente que queremos y de vivir angustiados por el peligro que nos acecha; el libro ha sido eso que escribió la propia Marguerite Yourcenar, un “Hospital del Alma”, un instrumento de esperanza, un respiro en medio de la tormenta.

El libro y la literatura han demostrado ser un pilar de la humanidad, que trasciende épocas, ideologías y gobiernos; por eso no es casualidad que en todo el mundo y en diferentes épocas, existan personajes que se sientan amenazados por la literatura; en la historia, podemos encontrar casos de censura que van desde las descalificaciones, hasta la quema de libros; por eso la literatura nos permite distinguir entre ideologías totalitarias y formas de pensamiento que nos liberan; la literatura nos conecta y nos hace abandonar las categorías cerradas de lo correcto y lo incorrecto, de las izquierdas y las derechas, de los de aquí y de los de allá; la literatura es, en sí misma un acto de emancipación.

Un mexicano que lee a Lídia Jorge; un estadounidense que lee Arundhati Roy, una alemana que lee a García Márquez o una niña chilena que lee a Camus, establecen puentes, conexiones, vínculos intelectuales y emocionales, generan una nueva interpretación del mundo; convierte las amenazas de lo extranjero en empatía; los libros hacen que las mentiras tengan fecha de caducidad; dentro de ellos, yacen las ideas que pueden derrumbar el engaño y eso, precisamente eso, enfurece a los totalitarios, a los identitarios, a los fundamentalistas, a los que quieren abrir las heridas de un pasado que nos duele, para convertir el odio de las personas en capital político

Por eso cuando “Los Liberales” que pretenden reconstruir a la nación con guías morales, le dicen a la FIL conservadora; lo único que hay que hacer es sonreír ante lo ridículo, al final, esta Feria Internacional del Libro representa en sí misma, un acto de liberación, porque ha dejado de ser de la Universidad aunque sea fruto de su esfuerzo; porque ha dejado de ser de Guadalajara, aunque sea el referente cultural más importante de Guadalajara; porque ha dejado de ser de México, aunque sea un orgullo para méxico.

La FIL es de esa niña chilena, de esa universitaria alemana, del periodista norteamericano, del refugiado palestino, de los argentinos, los españoles, los nigerianos, es de todos y para todos; la FIL, es un espacio libre y abierto en el que se escuchan las voces más disímbolas; la FIL, es el lugar en el que cada año recordamos que agachar la cabeza y guardar silencio ante la sinrazón, simplemente no es una opción.

En estos tiempos aciagos, en lo que lo peor de nuestro pasado aparece todos los días muy temprano, disfrazado de futuro prometedor, en tiempos en los que los dichos valen más que los datos; en los que la verdad y la mentira se confunden, tiempos en los que el libro, la ciencia y la academia son ignorados, atacados y desplazados por dogmas de fe; estamos obligados a dar una batalla por la defensa de las ideas y de la razón; eso representa también la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una caja de resonancia que no se puede silenciar; un espacio para la libertad que nos corresponde a todos defender.

Bienvenidos a Jalisco y de esta manera damos también por iniciada esta Trigésimo Cuarta edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que sea de mucho éxito y muchas felicidades por este enorme esfuerzo para que esta feria se pueda realizar en este año. Muchas gracias.

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