Educación

Libros de texto en peligro

Por el Dr. Raúl Contreras Bustamante, Director de la Facultad de Derecho

El día 12 de febrero de 1959, el entonces Presidente de México, Adolfo López Mateos emitió el decreto mediante el cual se creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.

Los libros de texto fueron ideados por el entonces Secretario de Educación, Don Jaime Torres Bodet, quien junto a José Vasconcelos son los dos grandes educadores con los que el país ha contado y que hicieron posible lo que hoy conocemos como el derecho humano a la educación.

Los libros de texto han representado en México un instrumento pedagógico estratégico que han aportado muchas cosas históricas innegables. En primer lugar, han sido un gran apoyo para millones de familias de escasos recursos para que sus hijos cuenten con esas guías de estudio, en condiciones de igualdad y calidad didáctica.

Quienes nos formamos en escuelas públicas sabemos que los libros de texto –junto con los desayunos infantiles- fueron elementos esenciales para nuestra instrucción y gracias a ellos adquirimos una educación integral que nos permitió entender al mundo.

Los libros de texto fueron concebidos como instrumentos para la formación política. Sí, pero como herramienta para lograr la creación de un sentimiento de orgullo y pertenencia nacional. Para buscar consolidar una nación formada por próximos ciudadanos que se sintieran parte integral del Estado mexicano.

El tamaño del territorio nacional es enorme. Comparado con Europa, comprende lo que hoy sería desde Portugal hasta Alemania, en donde se habla portugués, español, francés, alemán y otras lenguas; y que incluye varias nacionalidades.

México en cambio, es una sola nación. Donde desde Yucatán hasta Baja California, todos hablamos el mismo idioma, aceptamos una historia y una misma cosmovisión. Somos un país donde se vive un federalismo que respeta las costumbres y tradiciones de cada región, pero al mismo tiempo se enorgullece de nuestra mexicanidad común. Y mucho de ello se debe agradecer y reconocer que es gracias a la existencia de los libros de texto.

Existe la inquietud en la actualidad de que el gobierno federal está a punto de impulsar en las escuelas primarias una nueva versión de libros de texto que no se fundan en programas de estudio previos y sin que los maestros hayan recibido la capacitación necesaria para aplicarlos.

Se dice que se propone un cambio radical en la práctica de la enseñanza y en la manera de educar a niños y adolescentes, con textos que no incluyen una buena enseñanza de las matemáticas ni el conocimiento del lenguaje que se requiere.

En un artículo reciente publicado por los investigadores en matemáticas, Renato Iturriaga y María de la Luz de Teresa de Oteyza, argumentan que revisaron los libros: “Nuestros Saberes”, “Múltiples lenguajes” y “Un libro sin recetas para maestros” y encontraron serias carencias, imprecisiones y no pocos conceptos y explicaciones erróneas en las 11 páginas a las que quedó reducido el programa de matemáticas.

Esto va a generar muchos problemas.

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