Los noticieros de televisión y radio y también la prensa escrita le cuentan los días y las horas que le quedan a López Obrador en la Presidencia de la República; con pasteles que contienen las semanas que le quedan los periodistas y locutores festejan que ya se va. Nunca había pasado algo semejante con un Presidente de la República, incluyendo a Porfirio Díaz y a Benito Juárez; tampoco a Santana, porque regresó 11 veces al Palacio Nacional.
Es verdaderamente notable la repulsión que diversos sectores de la sociedad y de la opinión pública por el todavía Presidente Andrés Manuel López Obrador; los intelectuales se burlan de sus Mañaneras que se constituyen en clases de historia de tercero de primaria para sus seguidores y que los reporteros que asisten diariamente al Salón de la Tesorería se tienen que tragar, como si fueran sapos.
El Presidente López Obrador convirtió la joya histórica que es el Palacio Nacional en un circo, donde llegan cantantes, bailadores, que tiene una pantalla para lucirse él mismo y también para descalificar a quien él llama sus adversarios, y donde ha mencionado 300 veces peyorativamente a Joaquín López Dóriga, 200 veces a Ciro Gómez Leyva, 500 veces a Carlos Loret de Mola; 200 veces a Aguilar Camín, 150 veces a Enrique Krauze y a muchísimos más periodistas, escritores, politólogos, como José Antonio Crespo, Denise Maerker, Carmen Aristegui.
Como claro resultado de esos ataques a periodistas, a Ciro Gómez Leyva lo intentaron asesinar hace un año, y el periodista radiofónico pregunta todos los días: “¿Quién mandó matarme?”.
En las pantallas de televisión de alcance nacional e internacional de Radio Fórmula, de Televisa, de Televisión Azteca, hay cronómetros que marcan los días, horas, minutos y segundos que le quedan como Presidente de la República al señor Andrés Manuel López Obrador; ningún Presidente en la historia de México recibió tal desprecio por parte de la opinión pública.