La pandemia después de tanto sufrimiento y ansiedad debe dejarnos experiencias y aprendizajes que permitan reconfigurarnos en un mundo que respete la vida”: Ricardo Villanueva
Que los libros sean ese refugio que tanta falta hace o el amigo sin cubrebocas que nos puede contagiar
Palabras de Ricardo Villanueva Lomelí, rector general de la Universidad de Guadalajara, en la ceremonia de inauguración de la FIL edición especial 2020 y entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020
Distinguidos escritores, escritoras, editores, traductores y profesionales de la industria editorial. Estimados periodistas, escritores y artistas. Estimados presidentes municipales de Guadalajara y Zapopan. Estimado Presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Distinguida ganadora del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Estimada portavoz del Jurado del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Presidente y directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Estimado Gobernador del Estado de Jalisco. Integrantes de la comunidad universitaria, estimados lectores. Señoras y señores sean todos ustedes bienvenidos a la Trigésimo Cuarta edición de la Feria Internacional del Libro.
Quiero iniciar agradeciendo a todas las televisoras, radiodifusoras y medios escritos que nos están transmitiendo en sus plataformas digitales. Apreciable comunidad universitaria, amigos y amantes de los libros que hoy nos sintonizan, nos ven o nos escuchan también a través de las redes sociales:
Desde el 13 de marzo nos fuimos sin irnos, hoy hace 260 días que nos separamos para unirnos más, paramos actividades para trabajar el doble y cerramos las puertas de la Universidad para estar más abiertos que nunca.
Esta Feria no tiene país invitado de honor este año, lo que nos permite entregarle todos los honores al personal de salud que sin tregua han atendido a millones de víctimas de COVID-19 durante esta pandemia que azota a todo el mundo.
Honores especiales a todos los universitarios que han sido parte de uno de los despliegues de extensión y vinculación universitaria más importantes en la historia de nuestra institución. Eso es la red universitaria, paradójicamente hemos estado cerrados y lejos, pero a la vez hemos estado más cerca que nunca “pensando y trabajando” intensamente estos 260 días.
Esta FIL es histórica, es la primera vez que la viviremos en un formato híbrido, soportados en la tecnología. 2020 en definitiva marcará una nueva era de comunicación y de interacción. Pero en esta nueva era, mostremos un espíritu resiliente, aspiremos a no ser igual que antes, sí los mismos, pero diferentes: qué gran oportunidad para recuperar el ser cercanos, abiertos, sensibles, empáticos.
En la feria pasada vinieron 830 mil asistentes, este año la FIL puede ir de manera virtual a esos 830 mil asistentes. El reto es que para el próximo año puedan venir y podamos ir. Y entonces duplicamos, para que tengamos una feria de 1 millón 600 mil asistentes, porque la FIL no tiene que volver a ser igual; si recuperamos la presencialidad y mantenemos la virtualidad la FIL será más amplia, más asombrosa, más profunda, más sorprendente y más conectada…
En estos meses de encierro, tuvimos más tiempo del que creíamos necesitar. Paradójicamente, cuando más tiempo libre podíamos tener, menos sabíamos qué hacer con él. En muchos casos, la desesperación y el agobio se convirtieron en rutina.
Este confinamiento nos está enseñando a revalorar el día a día, lo que sucedía –o dejó de suceder- en la cotidianidad, como:
el ser generosos y pensar en el otro;
el ser empáticos y solidarios;
a quedarnos en casa y disfrutar la familia
a vivir el aislamiento en la compañía de un libro
¡Sí! Porque un libro es un refugio, cada persona que no tiene el hábito de leer es una persona que no tuvo refugio en esta pandemia, no encontró espacio para sentirse acompañado o amparado. Ya lo decía Julio Cortázar, “el libro es ese lugar donde todavía se puede estar tranquilo”.
Tener un libro en nuestras manos –en la presentación que este venga– es una experiencia que da vida y reconforta. En los libros nos podemos identificar a nosotros mismos. Hay historias y relatos que nos marcan y otros más que nos cambian definitivamente.
Leer un libro es vivir un mundo y un tiempo sin límites. Podemos estar en Macondo y a la semana siguiente visitar el asteroide B 612. Adentrarnos en el Siglo VI y dos páginas después despertar en el Siglo XX. Un libro nos hace sentir, imaginar, anhelar y hasta suspirar.
Sí, un libro es una buena compañía. Mafalda opina –y coincido con ella- que “un libro es un buen amigo”.
En el encierro de los últimos 8 meses, muchas veces me he preguntado: ¿cuánta falta de refugio y compañía hemos vivido?
Y para esta pregunta una buena respuesta sería: Que el aislamiento social se vuelva encuentro afectivo, compañía literaria y amistades mágicas; que los libros sean ese refugio que tanta falta hace o el amigo sin cubrebocas que nos puede contagiar.
Pongámonos un reto, que en esta edición de la FIL todos compremos libros y aseguremos esa compañía segura para los tiempos que vienen. Además, pensemos en los autores, editores, impresores y dibujantes que han tenido un impacto en su economía como parte de los estragos que el COVID-19 ha dejado en la industria editorial.
No permitamos más afectaciones en ese mercado y seamos parte de un círculo virtuoso en el que los libros están jugando un rol preponderante de complicidad y compañía en los momentos de fragilidad por los que pasamos como humanidad.
La pandemia después de tanto sufrimiento y ansiedad debe dejarnos experiencias y aprendizajes que permitan reconfigurarnos en un mundo que respete la vida y me refiero no solo la vida humana. Que la generosidad y la empatía que hemos visto durante estos difíciles meses prevalezcan en nuestras vidas para siempre.
Hace unos días respecto al debate sobre el espíritu crítico de esta Feria, leí un artículo del editor Luis Jorge Arnau que lo encabezaba diciendo:
“Ando entre encanijado y desilusionado por ciertos comentarios presidenciales, ahora contra la Feria del Libro de Guadalajara”. A lo que yo le diría a Don Jorge: “después de haber leído cientos de comentarios similares, que cuando alguien critique a la FIL no hay que enojarse ni desilusionarse, simplemente hay que enFILarse”.
Y así, la FIL se defendió solita y así enFILados todos, la defendieron ustedes.
Gracias por todo su apoyo y su solidaridad.
Bienvenidos sean a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde desde hace 34 años, “se vale criticar”.