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“La Crisis Capitalista se globaliza en perjuicio de la población”: Martinelli

Por José María Martinelli


Introducción

Este libro es resultado de un trabajo colectivo que manifiesta la voluntad de asociar proyectos académicos con problemáticas sociales. Analizar la crisis del capitalismo contemporáneo es materia sustantiva de esta publicación, cuyos términos analíticos, en lo fundamental, expresan propuestas, que han de ilustrar las potencialidades del cambio histórico de nuestro tiempo. Este aspecto, en general, es considerado con explicitud; también se vuelcan ideas propositivas, valiosas. Uno de los consensos de los autores afirma el carácter global de la crisis. Esto, entre otros aspectos, muestra una realidad polifacética, en tanto la conceptualización globalizante remite a una homogeneidad universal portadora de múltiples beneficios; la realidad muestra que, efectivamente, la crisis capitalista se ha globalizado en perjuicio de la gente.

Otros puntos destacables: prácticamente hay acuerdo en que la crisis no se reduce al sector financiero y sí permea la economía y afecta sobre todo al empleo. Como puede preverse, es importante el espacio otorgado a los documentos financieros derivados, son centrales en la gestación y estallamiento de la crisis. También hay líneas que denuncian la economía de guerra, principalmente la de Estados Unidos. Se formulan cuestionamientos éticos al capitalismo, en particular a la propiedad privada de gran capital internacional, desplazante de vastos sectores sociales de economías nacionales.

Gran parte de los temas referidos se analizan en nuestras “tesis teórico-éticas”, a lo que se agrega una reflexión sobre capitalismo y socialismo, ampliada a la dimensión epocal de crisis civilizatoria, decaimiento de valores político-culturales que sustentaron procesos históricos pretéritos. Se impugnan las falsas salidas de la crisis, por ejemplo un keynesianismo redivivo, que, por un lado, no puede tener extensión universal y, por el otro, a lo sumo ofrece un reciclaje económico de los poderosos… hasta la próxima crisis. Queda en duda si el soporte tecnológico que impulsó al capitalismo de punta tiene envergadura para remontar la crisis alimentaria y energética, hoy en curso. Debe pasarse de la crítica a un razonable optimismo ético-político, donde las ideas son necesarias para conformar un mundo con bienestar y en libertad.

A continuación se presentan los temas principales expuestos por los colaboradores de esta compilación. Señala José Carlos Valenzuela Feijóo que los postulados de una teoría, su validez o rechazo, se ponen a prueba cuando hechos sociales de magnitud los corroboran o impugnan; esto último es lo que ocurre con los planteamientos de la teoría neoclásica de la economía, en particular lo concerniente a la tendencia al equilibrio del mercado capitalista. En el marco de inestabilidad social provocado por la crisis, el autor se pregunta por qué la sociedad no formula propuestas sustantivas de cambio; la respuesta no es otra que la carencia de organización político-social. Entre otras consideraciones, se demuestra cómo el neoliberalismo ha reforzado tendencias regresivas en la distribución del ingreso; en el caso de Estados Unidos, para el año 2004 el ingreso del 5% de las familias ricas era 20 veces superior al del 20% de las familias menos adineradas. En este marco analítico, más allá de los lugares comunes que ponderan “las oportunidades de la crisis”, se visualiza y reflexiona sobre las posibles transformaciones del patrón de acumulación; recuérdese, en este sentido, “que la necesidad se transforma en realidad histórica sólo si el factor subjetivo es capaz de asumir esa necesidad”, Hegel dixit.

Por su parte, Arturo Guillén precisa que la presente crisis tiene un carácter económico-financiero, así como ecológico, alimentario y también energético, lo que indica la profundidad de la misma. Prosigue una exhaustiva presentación de los quebrantos económico-financieros sufridos por organizaciones empresariales, bursátiles, financieras, inmobiliarias, aseguradoras y bancarias, entre 2007 y 2009, con radicaciones en Estados Unidos y Europa principalmente, sin dejar de señalarse el impacto mundial de la crisis. En lo que denomina “un régimen de acumulación con dominación financiera” se destaca que los diversos procesos llevados a cabo -globalización, estancamiento de salarios, flexibilización laboral, liberalización, desregulación comercial y financiera- fueron intentos de encontrar nuevas vías de reproducción de capital, en una ofensiva dinámica contra el sector trabajo. En un marco recesivo de largo plazo, no exento de incertidumbre, se prevé el surgimiento de problemas políticos y sociales, lo que no permite augurar una pronta recuperación económica.

La crisis actual no es un producto de importación

También, desde una óptica crítica del régimen de acumulación con dominación financiera, Gregorio Vidal manifiesta “que la crisis actual no es un producto más de importación”, sino que se materializa en una gestión gubernamental que padece la desconfianza creciente de la población y cuyos designios político-económicos responden a la agenda del Consenso de Washington, defendida por reducidos y poderosos grupos económicos que se han visto favorecidos por esta política, orientada hacia el mercado externo y con altos contenidos de importación. Ello no apoya al conjunto de economía y ha empobrecido al grueso de la población del país. Se propone una reanimación del mercado interno con articulación de las ramas productivas y defensa del empleo formal, entre otras propuestas, respaldadas con cifras, datos y la consiguiente argumentación.

La mundialización financiera se presenta como una constante del capitalismo de las tres últimas décadas y como una tendencia que prevaleció en las políticas de crecimiento del periodo mencionado; esto provocó la proliferación de intermediarios financieros con diferentes grados de penetración económica, acorde al poderío de los países de origen, lo que propició la intervención de agentes superavitarios y la contraparte deficitaria, con predominio del financiero indirecto; esto es lo que nos dice Fernando Martinelli Szachniuk, “Fercho”, en un trabajo que despliega voluntad didáctica y exploratoria de los procesos ocurridos y de los medios utilizados. El incremento de la actividad financiera se produjo con marcos de inversión desregulados, lo que, paradójicamente, condujo a la crisis. El uso de mecanismos financieros derivados fue expansivo; en lo que va del siglo XXI se privilegió la utilización de derivados crediticios entre los que destacaron los asentados sobre hipotecas, cuya multiplicación en Estados Unidos se manifestó en un buen número de compradores inmobiliarios de bajos recursos, sujetos a mayores tasas de interés –hipotecas subprime-; la insolvencia del mercado derivado colapsó el sistema financiero hacia septiembre del 2008. Los antecedentes y la evolución se explican de manera pormenorizada.

Ampliando los niveles de análisis, Jorge Fuentes Morúa y Olga Terrazas Gracia presentan un documentado estudio sobre crisis y medio ambiente con base en categorías de la economía política; es de destacar el comentario: “Existe relación entre el proceso de acumulación de capital, crisis económica y crisis ecológica”. Con base en estas ideas se lleva a cabo una generosa revisión de los convenios internacionales existentes en la materia, incluida la Declaración de la Conferencia de las naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, de 1972, y los aportes realizados por diversos autores. En este ámbito sobresale el libro clásico de Donella H. Meadows et al., Los límites del crecimiento, enriquecido con nuevas investigaciones, como la de Mauricio Schoijet, quien analiza la incidencia del cambo climático en el deterioro del ambiente planetario. Todo ello lleva a afirmar que en la actualidad “la crisis ecológica ambiental no manifiesta visos de solución”. Esto no constituye un diagnóstico, sino una llamada de alerta acerca de la necesidad de encarar cambios profundos en las formas de relación productivas de la sociedad contemporánea, lo que obliga a pensar en la naturaleza como un bien público, no como una mercancía.

A partir de una reflexión sobre los paradigmas formulados en relación con el medio ambiente y sobre los efectos deteriorantes provocados por la producción capitalista, Graciela Carrillo González y Raúl Hernández Mar se avocan a realizar una presentación conceptual de aquéllos en busca de opciones posibles que puedan conjugar la preservación de los recursos naturales y el desarrollo sustentable, así planteado. En este cometido, las políticas públicas actuales son ubicadas en líneas de protección ambiental y de gestión de los recursos; en ambos casos el objetivo es minimizar, en lo posible, el daño al medio ambiente, sin que se pretenda modificar las relaciones existentes entre sociedad y naturaleza. Se formulan interrogantes que permitan compaginar racionalidad económica y racionalidad ecológica, y este trabajo es un meritorio esfuerzo en tal dirección. En un acercamiento a la política nacional se precia, en los ejercicios presupuestales revisados, que la cuestión ecológica está ausente. Se muestra la trayectoria legislativo-institucional seguida en México en las últimas tres décadas, conducente a lo que se denomina “economía de frontera”, es decir, a una exacerbación de la relación mercado-naturaleza.

La comprensión de la crisis no puede deslindarse el papel de las políticas públicas y la gravitación de éstas en el cambio organizacional, lo que orienta a planear un Estado que regule la economía de mercado sin grandes restricciones en la producción, el consumo y la inversión, señala Luis Inostroza Fernández, quien demanda la necesidad de la planeación, el cálculo que le da racionalidad a la acción pública y –deseable- a las organizaciones privadas. La preocupación por un gobierno eficiente se hace presente ante experiencias fallidas en América Latina y otras regiones del mundo. Igualmente se evidencia preocupación por las recomendaciones surgidas del Grupo de Saint Pelerin, la Comisión Trilateral, el Consenso de Washington y el Foro de Davos. Expresiones de un pensamiento político de derecha, aunque actualmente debilitado, su influencia fue notable en las definiciones de política económica de los últimos treinta años. Se considera que las megatendencias monopólicas y oligopólicas que pugnan por la mundialización de la economía debilita al Estado-nación; frente a ello corresponde formular políticas públicas y estrategias de desarrollo sostenible, al mismo  tiempo implementar mecanismos internacionales de reconciliación que eviten confrontaciones armadas entre los pueblos.

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