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Honrar, honra

Por el Dr. Raúl Contreras Bustamante,

Director de la Facultad de Derecho

El gran escritor mexicano Carlos Fuentes sigue siendo uno de los intelectuales más relevantes con que México ha contado; fue un excepcional y prolijo literato, reconocido en el mundo de la literatura como un autor de la misma relevancia que Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Jorge Luis Borges y Mario Vargas Llosa.

Fuentes es otro de los mexicanos universales que se han formado en las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Nación. En 1996 fue galardonado por su Alma Mater como “Doctor Honoris Causa”; y para preservar su memoria y obra se creó una Cátedra Extraordinaria con su nombre, que se concede de manera anual y la han recibido personalidades importantes como Fernando Serrano Migallón y Porfirio Muñoz Ledo.   

Este año, a propuesta de la reconocida periodista y viuda de Fuentes, Silvia Lemus, el Consejo Técnico de la Facultad de Derecho acordó otorgarle dicha mención al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Por lo anterior, el pasado 9 de octubre en el Aula Magna “Jacinto Pallares” se llevó a cabo la ceremonia de entrega. La comunidad universitaria escuchó de la trascendencia de la obra literaria de Carlos Fuentes, quien con fértil imaginación y fina sensibilidad retrató a México, España y Latinoamérica, y su activismo siempre estuvo en favor de las mejores causas de nuestro país y de la humanidad; y así mismo, fue testigo de un discurso histórico del Ingeniero Cárdenas.

Expresó que al igual que Carlos Fuentes, debemos mantener la firme aspiración y el empeño de construir y desarrollar en nuestro país una democracia que eche raíces profundas, perdure y se desarrolle de forma amplia.

Por encontrarse en la Universidad de la Nación, entorno donde se garantiza el derecho humano a la educación, refirió que en democracia, nadie debiera encontrar impedimentos para educarse y para tener acceso a educación de calidad. Como primer paso urgente, reclamó universalizar y dar la más alta calidad a los ciclos de la educación obligatoria.

Por lo que hace a la educación superior, demandó realizar inversiones suficientes para que existan los cupos necesarios y se eviten rechazos en las universidades públicas; dotadas éstas del personal, equipamientos e instalaciones que garanticen formar profesionales e investigadores de excelencia.

También expreso su anhelo de que la educación de calidad y el trabajo digno para todos, sean condición indispensable para que México llegue a convertirse en una nación desarrollada y en una verdadera democracia igualitaria.

Por otro lado, advirtió con firmeza que la militarización de actividades civiles achica en la práctica los ámbitos democráticos. Dijo que en los casos de combate a la delincuencia, inseguridad y violencia que venimos padeciendo alrededor de hace dos décadas, se encomendó a las fuerzas armadas que se involucraran, sin que se hayan obtenido resultados favorables.

Dijo que de manera reciente también les han encargado la gestión de obra pública, y otras tareas impropias de su naturaleza y que esto no es una condición sana para nuestras fuerzas armadas, las cuales por ningún motivo deben perder su autoridad moral ante la sociedad, ni erosionarse en su cohesión.

En la profundidad de su discurso, hizo un diagnóstico por demás acertado acerca de las más sentidas preocupaciones de nuestra sociedad mexicana y agradeció la imposición de la Cátedra, elogiando que en la Universidad de la Nación se sigan produciendo actos de libertad para estudiar y proponer soluciones científicas efectivas a los grandes problemas nacionales.

Como Corolario, conviene recordar las palabras de Carlos Fuentes: “Debemos imaginar el pasado para que el futuro, cuando llegue, también pueda ser recordado, evitando así la muerte de los eternamente olvidados”.

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