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Hace cabriolas el ex Rector Juan Ramón De la Fuente para explicar la abstención en la ONU

Carta del editor

El ex Rector Juan Ramón de la Fuente, Doctor en Psiquiatría y conocido como persona seria, hace cabriolas en su papel de Representante de México en la ONU y miembro del Consejo de Seguridad de ese organismo mundial, para tratar de explicar por qué México se abstuvo de votar por la expulsión de Rusia de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, ante la evidencia de las masacres a la población civil, la destrucción de ciudades, de bombardeos a hospitales de niños, de plantas nucleares productoras de electricidad, infraestructura productiva, vías de comunicación, escuelas de niños, estaciones de ferrocarril y otras atrocidades. 

Es público que la orden de abstenerse en la votación para expulsar a Rusia de ese organismo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se la dio directamente el Presidente de la República, por televisión y desde la mañanera, y que tuvo que obedecer esa orden, tal vez a pesar de su propio juicio y conciencia; pero él, en su calidad de ex Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México tenía que haberse negado a cumplir una instrucción como esa y debió haber presentado su renuncia inmediatamente ante el Presidente, pero prefirió comerse un sapo de ese tamaño y seguir en su puesto.

El ex Rector Juan Ramón De la Fuente, en su calidad de Embajador de México ante la ONU, radica ahora en la Ciudad de Nueva York de donde existen las mejores comunicaciones mundiales y la televisión, las cadenas de noticias y  periódicos presentan ante los ojos de los televidentes y lectores escenas de horror provocadas por los bombardeos masivos que realizan las fuerzas rusas contra el pueblo de Ucrania: miles de civiles muertos, entre ellos niños, mujeres y ancianos; 4 y medio millones de refugiados que han salido hacia otros países; 10 millones de personas desplazadas de sus hogares que han tenido que huir hacia otros lugares de Ucrania; hambre, muerte, necesidades humanas insatisfechas, y con todo ello, el ex Rector y ahora Embajador de México ante la ONU pide pruebas para saber quiénes son los autores de esos crímenes.

En su lenguaje corporal con los entrevistadores y concretamente con Joaquín López Dóriga, se le nota a Juan Ramón De la Fuente algo avergonzado, como que admite que su actitud no es la correcta; el cargo que tiene ahora no es tan grande; ya fue Rector de la grandiosa Universidad Nacional Autónoma de México; ya fue Secretario de Salud con el Presidente Ernesto Zedillo, al que su actual Jefe insulta hoy frecuentemente. ¿Qué es tan importante mantener la chamba? Debería renunciar ya y dar las gracias; era hasta ahora un político respetable.

Lic. Mauro Jiménez Lazcano

Director General de la Revista Macroeconomía

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