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Firma con reservas Sheinbaum los compromisos por La Paz

Discrepa la Candidata oficial con el planteamiento por La Paz de la Conferencia del Episcopado Mexicano

Mensaje de la candidata presidencial de la coalición “Sigamos haciendo historia”, de MORENA y sus aliados, Claudia Sheinbaum, durante la firma del acuerdo del Compromiso por la Paz. evento organizado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que se llevó a cabo en la sede del Episcopado el 11 de marzo de 2024

Claudia Sheinbaum en la firma del Compromiso por la Paz:

Muchas gracias, muy buenas tardes a todos, a todas. Quiero primero que nada agradecer la invitación. Segundo, decir que nuestro objetivo es seguir dialogando y por eso el documento que presento ahora, se llama así: Sigamos dialogando, que creo que es un tema fundamental para todos los presentes el día de hoy y para todos los que nos escuchan, nos ven. También mi solidaridad siempre a las víctimas de la violencia, pero quisiera decir, y por eso el documento que leo ahora, que, por honestidad, por congruencia, firmo el documento con una leyenda y con un documento que agrego a continuación, que si me permiten quisiera leerles.

Agradezco al Episcopado Mexicano el documento “Compromiso por la paz”, elaborado con el propósito de seguir construyendo paz y justicia en el país.

Reconozco los esfuerzos que las distintas iglesias, en particular la Católica, así como otras instituciones, organizaciones y actores sociales, han hecho para atender las causas más profundas que provocan la violencia en el país. Es loable que busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad. En este sentido, estoy consciente de la necesidad de conjuntar esfuerzos para encontrar alternativas de paz y no de violencia en la sociedad, por supuesto, en estricto ejercicio de la soberanía nacional y con respecto al marco constitucional y legal del país.

He leído con mucha atención el texto emanado del “Diálogo Nacional por la Paz”, sus siete capítulos y sus 132 propuestas. Me congratula saber que tenemos coincidencias, sobre todo la de superar la visión punitiva de autoritarismos y decretos de guerra, y avanzar a una visión de construcción de la paz atendiendo las causas.

Sin embargo, por honestidad y congruencia, he firmado el documento o firmaré el documento con la siguiente leyenda “Firmo el documento en el entendido que hay una visión conjunta de construcción de la paz. Sin embargo, hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido y a la firma del presente debe anexarse el documento denominado, que estoy leyendo: ‘Sigamos dialogando: Coincidencias y diferencias con el documento “COMPROMISO POR LA PAZ Estrategias de Política Pública para la Paz” de la Conferencia del Episcopado Mexicano’” y mi firma al calce.

Previo a enumerar las principales diferencias y coincidencias, quisiera poner al frente algunas citas de la CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI “SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL” del Papa Francisco, que enmarcan nuestra visión de gobierno, nuestra visión de libertad y de justicia en el marco de nuestro pensamiento El Humanismo Mexicano; y nuestra visión de “por el bien de todos, primero los pobres”.

En esta encíclica, en el punto 127, se dice: “Pero si se acepta el gran principio de los derechos que brotan del solo hecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y duradera solo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana.

En el punto 168 dice, textual: “El mercado no lo resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal.” Estoy leyendo la encíclica. “Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo”, sin nombrarlo, como único camino para resolver los problemas sociales.

No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia, que amenaza el tejido social. Por una parte, es imperiosa una política económica activa orientada a promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos. Por otra parte, sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente, esta confianza ha fallado.

El fin de la historia no fue tal, y las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles. La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado y que, además de rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos.

O en el punto 233 donde establece: “La procura de la amistad social no implica solamente el acercamiento entre grupos sociales distanciados a partir de algún período conflictivo en la historia, sino también la búsqueda de un reencuentro con los sectores más empobrecidos y vulnerables. La paz no solo es ausencia de guerra sino el compromiso incansable, especialmente de aquellos que ocupamos un cargo de más amplia responsabilidad, de reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos nuestros para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación”. Cierro esta cita.

En el entendido de que el diálogo con todos los sectores de la sociedad debe poner al frente nuestras coincidencias y continuar conversando para construir mayores consensos, presento algunas de las aseveraciones y propuestas con las que no coincido:

No comparto la evaluación pesimista del momento actual que se presenta en el capítulo “Tema 1. Tejido social: Descripción del problema”. Por ejemplo, inicia con “Nuestra casa común y nuestro tejido social están en un proceso de degradación acelerada”, o, “En las últimas décadas hemos ido perdiendo el sentido de pertenencia a una colectividad”, o “La escucha, el diálogo, la participación, la confianza entre personas en los ámbitos más cercanos y con mayor razón respecto de las instituciones están rotas”.

Tampoco coincido con la visión de “Prevalecen el miedo, la impotencia, la desconfianza y la incertidumbre”. No coincido con “la descripción del problema” en el Tema de Seguridad en sus primeros tres párrafos, donde por ejemplo se afirma que “Aunada a estas grandes redes de criminalidad, ha aumentado en México la delincuencia común, alimentada por la marginación y la búsqueda de reconocimiento y justicia social. Frente a esto, las estrategias de seguridad a nivel nacional, estatal y local no solo han sido insuficientes, en ocasiones, han generado nuevas violencias”.

Quiero dar algunos ejemplos: Los resultados de la guerra contra el narcotráfico fueron desastrosos para México.

Los homicidios dolosos cometidos anualmente se multiplicaron por cuatro, al pasar de 8 mil 867 en 2007, a un total 36 mil 685 en 2018. En comparación, en 2023, los homicidios dolosos en el país se redujeron a 28 mil 264.

Por supuesto que es indispensable continuar con una reducción todavía más acelerada, pero lo relevante es que la tendencia cambió, debido al cambio del modelo, de una visión de violencia y desamparo a los más necesitados, a una estrategia en donde la paz y la seguridad son fruto de la justicia.

En el caso de la Ciudad de México, en donde goberné de diciembre de 2018 a junio de 2023, la disminución de homicidios dolosos en cuatro años fue del 50 por ciento. Otras estadísticas relevantes que muestran que la visión que se presenta en el documento no corresponde a la de la mayoría de las mexicanas y mexicanos es que, en la última Encuesta Nacional de Seguridad Urbana del INEGI del 2023, la percepción de inseguridad en las ciudades del país pasó de 68.6 por ciento en 2018 a una reducción del 52.3 por ciento en 2023. Por supuesto hay que seguir avanzando.

Y en la Ciudad de México de una percepción en 2018, donde el 82.9 por ciento de la ciudadanía se sentía insegura, pasó a 55.3% en 2023. Asimismo, el INEGI ubicó el estado de ánimo promedio de los mexicanos en un nivel de 6.6 en enero de 2024, que es el mejor nivel de satisfacción reportado desde 2015, cuando inició esta encuesta.

En este mismo tenor de este segmento, no coincido con algunas propuestas que suponen que no hay “datos confiables” en el Sistema Nacional de Seguridad. También no estoy de acuerdo con las referencias a una supuesta militarización o militarismo en el país y con los puntos en donde se minimiza o relativiza la función constitucional del Estado, en sus tres poderes y sus tres niveles de gobierno.

Si bien la construcción de la paz requiere de toda la sociedad, hay responsabilidades en cada uno de los poderes, en tanto que son depositarios de la soberanía popular, de compartir o delegar, empezando por las de la seguridad pública, la seguridad interior, la seguridad nacional y la gobernabilidad.

Tampoco coincido en la visión que se presenta en torno a la Guardia Nacional o a algunos organismos autónomos. En la propuesta del tema 3, Justicia, se menciona que debe establecerse un “Mecanismo internacional contra la impunidad de atrocidades y corrupción con respaldo de la Organización de las Naciones Unidas. Adicionalmente una Comisión Nacional e Independiente de Verdad”. Sin embargo, no queda claro a qué se refiere este punto.

En el tema de adolescentes, no se reconoce el cambio en la política a partir de diciembre de 2018. En la Ciudad de México, por ejemplo, desarrollamos diversas políticas e inclusive en coordinación con la propia Iglesia Católica. Aumento en el número de preparatoria, aumento en el número de universidades, los llamados PILARES, Jóvenes Unen al Barrio y Reconecta con la Paz, entre otros.

No queda claro en la descripción del tema de “Gobernanza” cuando se establece que “México se debate entre un modelo de gobernanza autoritaria y criminal y un modelo de gobernanza democrática que hasta la fecha ha sido incompleto y precario”.

La debilidad de las instituciones que deberían garantizar la existencia de un Estado democrático y de derecho y la rendición de cuentas de los gobernantes frente a la ciudadanía, dice el documento, ha permitido un crónico estado de corrupción y el uso arbitrario del poder. Además de ser un entorno favorable para el crimen organizado y la normalización de la violencia extrema. Sigue diciendo el documento, “Esto en conjunto niega a las personas el ejercicio de sus derechos y de su autonomía”.

México inició un proceso democrático en 2018, ajeno a los fraudes electorales, al autoritarismo y al vínculo entre el crimen y el gobierno que tuvo su máxima expresión en el periodo de Felipe Calderón, cuando la seguridad del país estaba en manos de un delincuente que hoy está preso en los Estados Unidos. Sin embargo, coincidimos en que la reforma de las instituciones electorales es indispensable para seguir garantizando mayor democracia.

Desde nuestra perspectiva no se trata tampoco de promover oportunidades; nuestra visión es de derechos, se trata de acceso a derechos a todas y todos los mexicano, ampliar los derechos sociales y humanos. Asimismo, sería inconstitucional hacer corresponsables de la construcción de la paz en México a gobiernos y organizaciones de otros países.

Finalmente, tampoco estoy de acuerdo con la idea de otorgar por principio mayores presupuestos a los organismos judiciales, en los cuales existe un manifiesto derroche de recursos que distorsiona y pervierte la impartición de justicia. Desde nuestro punto de vista, en este momento se debaten en México dos modelos de nación y por lo tanto de seguridad: uno, el de seguir transformando, erradicando la corrupción, los privilegios y donde la seguridad y la paz son fruto de la justicia en el más amplio sentido; o el del pasado, que pretende una regresión a la violencia del Estado, a la mano dura, a más cárceles.

Esta última visión está basada en el miedo y el miedo suele ser el combustible que utiliza el autoritarismo en muchas partes del mundo en tiempos electorales. Ustedes, los que participaron en la elaboración de este documento, el Episcopado, con el “Compromiso por la paz”, y nosotros, con los ejes de seguridad que dimos a conocer la semana pasada, ahora sí pongo por delante todas las coincidencias que son mucho más que las diferencias.

Estamos planteando un modelo que privilegia la atención a las causas de la violencia, la reconstrucción del tejido social y la continuidad en la construcción de un México con justicia y con paz.

Quiero recordar muy rápidamente lo que presentamos hace unos días como parte de nuestra estrategia de seguridad.

Honestidad y atención a las causas: Continuaremos con programas como Jóvenes Construyendo el Futuro e implementaremos a nivel nacional otros programas en los que seguramente podremos coincidir, como Jóvenes Unen al Barrio, que plantee en la Ciudad de México y ahora he nombrado Jóvenes Unen a México y Reconecta con la Paz que en la Ciudad de México dieron grandes resultados para alejar a este sector de la población de la delincuencia;

Consolidación de la Guardia Nacional: Consolidar la Guardia Nacional como una corporación de proximidad con presencia en todo el territorio nacional y que pueda actuar como primer respondiente;

Fortalecimiento de la inteligencia y la investigación para la seguridad pública: Daremos a los policías estatales facultades de investigación para que dejen de ser solamente instituciones reactiva y fortaleceremos el Centro Nacional de Inteligencia, para la seguridad pública, que quede claro y crearemos un Sistema Nacional de Inteligencia para poder disminuir la impunidad;

Coordinación: Coordinación con policías, fiscalías estatales y la Fiscalía General de la República; y, Reforma al Poder Judicial.

Creo firmemente en la paz y sé que todos ustedes también, trabajemos juntos y juntas. Todas, las voces son importantes para seguir construyendo la nación pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todas y todos deseamos. Continuemos siempre con el diálogo. Muchas gracias.

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