Estrategias y desafíos en la construcción de una unidad regional
La política exterior de México hacia América Latina y el Caribe: Integración, soberanía y liderazgo regional
Por Dra. Audrey Rivera Gómez
La política exterior que México ha emprendido hacia América Latina y el Caribe bajo la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum representa una apuesta firme por consolidar un liderazgo regional basado en principios históricos y renovados compromisos con la integración, la paz y la soberanía de los pueblos latinoamericanos. En su discurso ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Honduras, la presidenta Sheinbaum reafirmó la importancia de respetar la autodeterminación y la no intervención como pilares constitucionales que guían la acción diplomática mexicana en la región, al tiempo que propuso una Cumbre por el bienestar económico de América Latina y el Caribe, con el objetivo de impulsar una integración económica justa y soberana que promueva el desarrollo social y la prosperidad compartida.
Esta visión integradora, orientada hacia la cooperación multilateral, busca hacer frente a los desafíos actuales de la región, incluyendo las tensiones políticas y las presiones externas, fortaleciendo así la unidad y la estabilidad regional como base indispensable para el progreso colectivo.
La subsecretaria para América Latina y el Caribe Raquel Serur participa activamente en la promoción de acuerdos multilaterales y en el fortalecimiento de los lazos bilaterales con países clave como Brasil, Argentina y Chile. Estos esfuerzos reflejan un compromiso por construir consensos regionales que permitan enfrentar desafíos comunes como el cambio climático, la migración y la desigualdad social. La cooperación en estos ámbitos es crucial para garantizar que América Latina y el Caribe avance hacia un futuro más justo y sostenible, donde los esfuerzos conjuntos potencien las capacidades de cada nación.
La subsecretaria Raquel Serur, en su reciente intervención ante los becarios del Instituto Matías Romero destacó la importancia de que las nuevas generaciones de diplomáticos asuman un compromiso renovado con la política exterior de México hacia América Latina y el Caribe. Subrayó que la diplomacia mexicana debe continuar siendo un faro de soberanía, integración y respeto mutuo, pero también un motor de innovación y adaptación a los desafíos contemporáneos.
Serur enfatizó que el futuro de la región depende en gran medida de la capacidad de sus líderes diplomáticos para construir alianzas sólidas basadas en la cooperación horizontal y el entendimiento profundo de las realidades sociales, económicas y culturales de cada país. En este sentido, invitó a los becarios a fortalecer sus habilidades en la negociación estratégica, el análisis crítico y el manejo de la complejidad geopolítica, siempre con una visión humanista y de largo plazo.
Con una mirada hacia el futuro, la subsecretaria planteó que la política exterior debe trascender el simple manejo de intereses inmediatos para convertirse en un proyecto colectivo que impulse la justicia social, el desarrollo sostenible y la paz duradera en América Latina y el Caribe. Enfatizó que México tiene el compromiso de liderar este proceso, promoviendo una diplomacia que sea inclusiva, transparente y que ponga en el centro los derechos de los pueblos y la protección de sus recursos.
Este llamado a la acción es una invitación clara a las nuevas generaciones de diplomáticos para que con visión estratégica y ética puedan enfrentar los retos de un mundo globalizado sin perder de vista las raíces y aspiraciones de América Latina y el Caribe. La continuidad de los lineamientos de política exterior mexicana hacia la región depende hoy más que nunca de su capacidad para innovar, dialogar y construir consensos que fortalezcan la integración y la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos.
El cambio climático, por ejemplo, representa una amenaza transversal que afecta a todos los países de la región, especialmente a las comunidades más vulnerables. La política exterior mexicana ha puesto especial énfasis en promover estrategias conjuntas para mitigar sus efectos y
adaptarse a las nuevas realidades ambientales, impulsando acuerdos que fomenten el desarrollo de energías limpias y la conservación de los recursos naturales compartidos.
El canciller Juan Ramón de la Fuente define y orienta la política exterior mexicana hacia América Latina y el Caribe. En una de sus declaraciones, de la Fuente delineó su conceptualización hacia la región: “América Latina y el Caribe son una zona de paz que debe mantenerse de esa manera. México continuará promoviendo espacios de diálogo y cooperación para garantizar la estabilidad y el desarrollo de nuestra región.” Estas palabras reflejan la convicción de que la paz regional es un bien común que debe ser protegido a través del diálogo constante y la colaboración entre los países.
Además, el canciller ha subrayado que defender a la comunidad mexicana en el exterior es una prioridad central de la política exterior del sexenio, reflejando un compromiso con los derechos humanos y la protección de migrantes. Esta dimensión humanitaria añade un enfoque integral a la política exterior, donde la protección de los ciudadanos mexicanos en el extranjero se combina con la promoción de los derechos humanos en la región, fortaleciendo así la imagen de México como un país solidario y comprometido con la justicia social.
Un elemento distintivo de la política exterior actual es la recuperación del liderazgo de México en América Latina y el Caribe, tras un periodo de tensiones diplomáticas con algunos países vecinos. La administración Sheinbaum ha logrado, a través de la diplomacia activa y el diálogo, superar crisis recientes y abrir nuevas vías de cooperación, buscando posicionar a México como un referente en la construcción de un orden internacional más justo y equitativo. Este liderazgo se basa en la confianza generada por una política exterior coherente, que privilegia el respeto mutuo y la colaboración sobre los intereses unilaterales.
En materia económica, la continuidad y defensa de acuerdos comerciales estratégicos, como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se está negociando con cautela para consolidar los beneficios y la equidad no solo en México sino con una visión amplia regional. Esta integración fortalece la distribución equitativa de los beneficios y dinamiza el comercio regional. Este enfoque busca crear sinergias que impulsen el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe en su conjunto. La cooperación económica se entiende como un motor para la estabilidad y la reducción de desigualdades, mitigar las causas de la migración promoviendo un crecimiento inclusivo que contemple a todos los sectores sociales.
Asimismo, la política exterior de México hacia América Latina y el Caribe se caracteriza por un compromiso con la solidaridad y la inclusión social. México ha apoyado iniciativas regionales para atender crisis migratorias, promover derechos humanos y fomentar la cooperación en materia ambiental, mostrando una visión integral que trasciende los intereses puramente económicos o estratégicos. Este compromiso se refleja en la participación activa en foros multilaterales y en el apoyo a programas que buscan mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la población latinoamericana.
México, frente a las crisis migratorias que afectan a la región, ha impulsado políticas que buscan atender las causas estructurales de la migración, como la pobreza y la violencia, al mismo tiempo que protege los derechos de los migrantes en tránsito. Esta doble estrategia es clave para construir una región más humana y solidaria, donde la movilidad no sea sinónimo de sufrimiento o exclusión.
En suma, la política exterior de México hacia América Latina y el Caribe dictada por la presidenta Claudia Sheinbaum abre un espacio de oportunidad diplomática clave para enfrentar los retos que presenta la región. Ante las renovaciones de liderazgo en países estratégicos como Honduras, que en noviembre 30 tendrá comicios electorales, y otros que también tendrán elecciones en 2025 y 2026, México puede fortalecer su papel como un actor central que promueve la cooperación basada en la soberanía y el respeto mutuo. Las directrices del canciller Juan Ramón de la Fuente y los lineamientos de la subsecretaria Raquel Serur permiten consolidar una agenda diplomática que responda a las realidades sociales, económicas y políticas de América Latina, apuntalando la estabilidad y el desarrollo regional.
Además, los escenarios electorales demandan una diplomacia sensible y proactiva, capaz de acompañar las transiciones democráticas con diálogo y cooperación. La política exterior encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, con el respaldo del canciller Juan Ramón de la Fuente y los lineamientos de la subsecretaria Raquel Serur, está llamada a ser un referente en la promoción de la justicia social, el desarrollo sostenible y la paz en la región. Esta coyuntura representa una oportunidad única para que México renueve sus compromisos y refuerce su liderazgo regional en un contexto global cada vez más complejo, consolidando así un futuro más justo y solidario para América Latina y el Caribe.



