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Estrategias de Cooperación Internacional en el marco del Desarrollo Nacional

Los avances en materia de cooperación internacional para el desarrollo que se han logrado durante los últimos años, han sido más de forma que de fondo. En principio porque la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo (LCID) tiene una año y fracción de vigencia y en segundo porque el ex presidente Felipe Calderón no se tomó el tiempo para poner en orden una agencia de la magnitud y profundidad que estipula la legislación.  Basta con hacer un análisis de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), creada por la LCID para observar cuántos huecos administrativos y de gestión tiene. En este marco, se inserta una problemática sustantiva de coordinación intersecretarial e interinstitucional que debe ser atendida por la administración del Presidente Enrique Peña Nieto. En primer lugar deben ser reorganizados muchos de los programas gubernamentales que se están llevando a cabo y que probablemente no tengan seguimiento.

Hay amenazas a nuestros océanos por la invasión de especies depredadoras que están mermando los vastos bancos pesqueros de México. Los investigadores mexicanos en una reciente reunión me dieron un reporte narrativo de las especies acuáticas invasoras que se desarrollan en mares de otros países y que son trasladados  a nuestros océanos por diversos medios. Pero debido al tránsito constante de embarcaciones extranjeras por nuestro mar territorial, las especies invasoras y depredadoras han contado cada vez más con un mayor número de vectores para dispersarse de manera más vertiginosa y amenazan con exterminar valiosas especies marinas mexicanas. Estas especies acuáticas invasoras pueden ser organismos minúsculos o grandes medusas del tamaño de una embarcación que se adueñan del control de nuestro ecosistema y merman nuestra riqueza pesquera. Un ejemplo es el mejillón cebra, introducido por embarcaciones (de investigación o turísticas) provenientes del Mar Negro que ingresaron con permiso a nuestro mar territorial. Este mejillón es capaz de acabar en poco tiempo con los moluscos mexicanos, sobre todo las ostras y el abulón, además ingresa a las tuberías de los barcos nacionales para esparcirse a nivel de plaga, si no se hace algo a tiempo México gastará miles de millones de dólares en combatirla o importar millones de toneladas de productos pesqueros para cubrir la demanda del mercado mexicano. Este es un tema que la AMEXCID debe considerar dentro de la Dirección General de Cooperación Técnica y Científica.

Otro tema fundamental es el correspondiente a los acuerdos que México está celebrando con Estados Unidos para resolver problemas que bien pueden inscribirse en la esfera de la cooperación internacional para el desarrollo. Recientemente nos enteramos del nuevo acuerdo para compartir agua del río Colorado. Según se nos dijo, se trata de un esfuerzo conjunto que desde hace cinco años los gobiernos de México y Estados Unidos realizan para crear un frente unido contra las sequías que cíclicamente nos afectan. En concreto, el acuerdo pretende que México almacene agua, como si se tratara de un sistema de “banco acuático”, utilizando al Lago Mead, que se localiza entre Nevada y Arizona, para hacer los depósitos acuíferos.

México entregaría parte de la porción que recibe del río Colorado como una reserva estratégica que luego podría utilizar en tiempos de sequía. Ahora que, si la situación climática se mantiene estable y México llega a acumular cantidades considerables del vital líquido, los estados de California, Arizona y Nevada podrían comprarle agua a precios competitivos y rentables para que a su vez nuestro país utilizara estos montos para modernizar su infraestructura hidráulica. Como es sabido gran parte del agua que recibe México de conformidad con el Tratado sobre Distribución de Aguas internacionales entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América (Tratado de 1944), se desperdicia por filtración o por evaporación; siendo prioritario mejorar la infraestructura hidrológica de nuestro país. De conformidad con el Tratado de 1944, México recibe de las aguas del río Colorado un volumen garantizado de 1, 850, 234,000 metros cúbicos (1.500,000 acres pies) cada año, que se entregan de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 15 de este Tratado.

Con el acuerdo que México celebró recientemente, nuestro país cederá parte de esta porción, si baja el nivel de agua en el embalse del Lago Mead a 327 metros (1.075 pies), y obtendrá parte del exceso cuando suba el nivel a 348 metros (1.145 pies). Estas consideraciones técnicas corresponden a la esfera de competencia de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), pero se requerirá de una mayor interacción estratégica con la AMEXCID para que en el ámbito de la cooperación internacional para el desarrollo se logre instrumentar una alternativa de solución a la problemática de la infraestructura hidráulica del país.

En síntesis, es fundamental tener en cuenta el papel que en los rubros de cooperación debería estar desempeñando esta importante agencia mexicana (AMEXCID) porque de lo contrario se hacen esfuerzos y en ocasiones muy onerosos que llevan a instituciones al desperdicio de importantes recursos. La idea de la cooperación interinstitucional es generar una comunicación y coordinación más fluida y dinámica. Este será sin lugar a dudas, un rubro que deberá considerar el próximo Director Ejecutivo de la AMEXCID quien por Ley debe ser nombrado por el Presidente de la República.

Por la a Dra. Audrey Rivera Gómez, miembro de carrera del Servicio Exterior de Carrera.

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