DestacadasPolíticaSeguridad pública

En un entorno de Seguridad Nacional

Elecciones 2024

Por: Julio A. Millán Bojalil, Economista y Empresario, Presidente del Consejo Editorial de la Revista Armas, Profesor del Colegio de Defensa Nacional, Expresidente de los Comités Bilaterales Empresariales con República Popular China, Japón, Corea del Sur, Hong Kong y Miembro de APEC.

El fortalecimiento y consolidación de las democracias en el mundo requiere de una amplia perspectiva y prospectiva de las cuestiones que atañen al comportamiento de la sociedad ante su derecho al voto. Dada su trascendencia no solo atendemos o procuramos el día en que se celebra una jornada electoral, sino que afrontamos el antes y después de los comicios para asegurar legalidad y legitimidad. Si bien esto compete a la sociedad en su conjunto, de manera particular atañe a quienes detentan responsabilidades públicas en cada uno de los poderes públicos legales y constituidos.

ELECCIÓN COMPLEJA REQUIERE GARANTÍAS

Por su complejidad e impacto, las garantías que toda elección requiere, son ahora una variable en las políticas de Seguridad Nacional, por lo que debemos evitar las distorsiones perversas de una elección que genere inseguridad, asesinatos políticos, amenazas de castigo a la población, como quitar apoyos y subsidios que son derechos constitucionales adquiridos, ya que son obligatorios para cualquier gobierno y, dentro de esta gravedad, que existan áreas controladas por la delincuencia en las que no se pueda ejercer la libertad ciudadana del  voto.

SINUOSO RESPETO POR LAS LEYES

El comportamiento social es una respuesta a múltiples estímulos o circunstancias. Sin embargo, el respeto a las reglas y ordenamientos, a las leyes, permiten encauzarlo. Si bien las emociones a flor de piel que se presentan en su máxima expresión en una elección, abren oportunidades de cambio, constituyen también un factor de riesgo.

COMICIOS, SIN COLAPSO IRREVERSIBLE

Grave sería la indiferencia de los ciudadanos, sobre todo porque en esta ocasión la elección es de los jóvenes, quienes marcarán la pauta. Las instituciones del país deben ser garantes de un proceso limpio, democrático y patriótico.

Una alta participación o una notoria abstención representan por igual una manifestación o mensaje, que debe analizarse de manera objetiva. Ahora bien, desde que son organizadas por la ciudadanía no hay una sola elección en el México moderno que haya representado un colapso irreversible o una ruptura constitucional.

Las Fuerzas Armadas y su institucionalidad no son la excepción, ya que invariablemente se han mantenido como uno de los garantes de la legalidad y el equilibrio institucional, así sucedió en las alternancias políticas del 2000, 2012 o 2018.

GENERACIÓN CON REGLAS DEMOCRÁTICAS

El panorama electoral en nuestro país en 2024 es histórico, ya que la jornada que viene será un nuevo refrendo de ese logro ciudadano que lleva casi cuatro décadas: en 1990 surge el Instituto Federal Electoral, antecedente del actual Instituto Nacional Electoral. No es algo menor. Es un hecho que las últimas generaciones de mexicanos han nacido y experimentado un régimen con mínimas reglas democráticas. Aunque si bien nuestro sistema electoral aún es relativamente joven, sin duda, nos ha demostrado que los cambios de gobierno son deseables, sobre todo, posibles, lo que se constata desde las primeras elecciones ciudadanizadas y libres de 1994 y 1997.

Es un deber de todos asegurar que en la memoria y experiencias de la niñez y de los jóvenes, y del resto de la población, pervivan esos cimientos democráticos con los que podamos seguir valorando y ejerciendo el poder del voto en el futuro.

Estamos ante la encrucijada de elegir, al margen de las opciones y plataformas políticas que compiten, entre avanzar y mejorar nuestras instituciones y procesos, o eventualmente dar pasos hacia atrás.

PARÁMETROS DE LA PRÓXIMA ELECCIÓN

De hecho, es posible dimensionar mejor el calibre de la próxima elección, si partimos de las cifras oficiales del padrón electoral, el cual en 2018 fue de 89,332,031millones de mexicanos cuya Lista Nominal final fue de 89,123,355. Ese año alcanzó los 100,078,892 millones, quedando la Lista Nominal del electorado en 99,117,292 mexicanos.

Ahora bien, la participación ciudadana en las elecciones intermedias de 2021 que renovó la Cámara de Diputados y otros cargos de elección popular, alcanzó 52.66% del padrón electoral. Hace seis años el porcentaje de participación ciudadana fue de 63.4290%, con 56,611,027 votos.

Se espera que ese porcentaje de participación crezca, pues estarán en juego 20,708 cargos de representación: 20,079 locales y 629 federales, incluyendo la presidencia, 500 diputaciones y 128 senadurías.

MÉXICO, REZAGADO EN INDEX BTI

De este tema hay una referencia global de los resultados del Bertelsmann Transformation Index (BTI) de 2024, realizados por la Fundación Bertelsmann, cuya conclusión reza así: “la calidad de la democracia en países en vías de desarrollo y de transformación ha ido menguando progresivamente en los últimos 20 años, el número de países autocráticos no ha parado de aumentar y la inestabilidad política se ha convertido en la norma en un gran número de países (…) De los 137 países analizados en la edición de 2024, solo 63 continúan siendo democracias. La mayoría son clasificados como autocracias. Además, en los últimos dos años, las elecciones en 25 países han sido menos libres y justas, los derechos de asociación y asamblea se han visto restringidos en 32 países y la libertad de expresión ha sido sometida a controles más férreos en 39 países”.

El BTI mide tres grandes rubros: la transformación política, la económica y el grado de gobernanza, en las que México está ubicado en las posiciones 57, 53 y 82 respectivamente.

PARTEAGUAS ELECTORAL

Es claro que cualquier retroceso democrático conlleva costos y riesgos muy elevados: la imposición de intereses nocivos del crimen organizado, del dinero de la corrupción; disturbios o actos de desestabilización, un real intento de golpe de Estado. Como lo explicamos, cualquier escenario destructivo anularía, no solo los avances institucionales de las últimas cuatro décadas en nuestro país, quizá más, sino que cancelaría nuevas oportunidades.

Cada elección se convierte en un parteaguas, para bien o para mal, pues se trata de revalidar o renovar el gran pacto social. El momento electoral que vivimos es atractivo y vital para la democracia mexicana, en el cual la juventud tendrá un papel determinante en la redefinición del futuro del país. Debemos por tanto responder y corresponder a lo que se quiere y finalmente se decida en las urnas.

No se puede contradecir la voluntad que emane de esa celebración colectiva, cualquiera que sea el resultado, al contrario, hay que aprovecharlo e impulsarlo en beneficio de todos. Aquí tienen un papel importante las Fuerzas Armadas, que son garantes de la seguridad del país, porque son las que representan la institución más estable.

Hoy más que nunca

LA PATRIA ES PRIMERO.

Mostrar más

Articulos Recientes

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button