Política

“El Presidente Enrique Peña Nieto deja finanzas sanas y un país en crecimiento”: José Antonio González Anaya, Secretario de Hacienda

Con su venia, diputado Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Saludo a las y a los integrantes de la Mesa Directiva, a los coordinadores parlamentarios y a las diputadas y a los diputados aquí presentes.

Antes que nada, felicito a las y a los miembros de esta LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados por la responsabilidad que asumieron hace unas semanas de legislar a favor de México.

Agradezco la convocatoria que en términos de lo dispuesto en la Constitución y de la ley me ha formulado esta soberanía para comparecer como parte del análisis del VI Informe de gobierno del titular del Poder Ejecutivo Federal, el licenciado Enrique Peña Nieto.

Celebro la importancia que cobra este acto al situarnos en un periodo de transición donde ha prevalecido el diálogo y que hoy, en un ejercicio republicano de rendición de cuentas, nos permite revisar el estado en el que se encuentra la economía mexicana.

En este sentido, al igual que lo hice en el Senado de la República, quisiera regresarme a un momento que ocurrió hace 18 años en este mismo recinto legislativo, cuando nuestro país tuvo por primera vez en la historia una alternancia partidista en el Ejecutivo federal. Entonces, el ex secretario de Hacienda, José Ángel Gurría, estaba parado en mi lugar y dijo –y cito–: “Después del ejemplar proceso electoral de julio pasado, pretendemos que el proceso de transición sea igualmente ejemplar, es decir, no sólo entregaremos buenas cuentas sino entregaremos bien las cuentas”.

Las palabras de Gurria reflejan el espíritu de esta administración, y es que hoy reconociendo todos los retos que enfrenta nuestro país, la economía es fuerte y sus finanzas públicas son sanas. Decirlo es simple, pero en los últimos seis años México enfrentó un complejo entorno global que pudo haber impactado profundamente en la economía familiar, si no se hubieran manejado las finanzas públicas de manera prudente y responsable.

Durante su comparecencia ante el Pleno de la Cámara de Diputados, con motivo de la Glosa del VI Informe de Gobierno, el titular de la SHCP José Antonio González Anaya manifestó que la administración que tomará los rumbos del país a partir del primero de diciembre heredará una economía resiliente y en crecimiento, y que ha reaccionado en forma correcta ante los choques que han llegado del exterior y que tiene su estabilidad bien cimentada en finanzas públicas sanas

Los choques externos que enfrentamos del 2014 al 2016 no fueron menores. El precio del petróleo bajó 70 por ciento y la producción industrial de Estados Unidos disminuyó casi dos por ciento, lo que impactó negativamente la demanda de nuestras exportaciones.

Para dimensionar estos choques, podemos regresarnos a lo que ocurrió a principios de los 80, luego otra vez al inicio de este siglo, y en la crisis de 2008 y 2009. Estos habían sido los últimos tres periodos que nuestro país sufrió choques externos incluso de menor magnitud, y en todos ellos la economía mexicana se contrajo y el empleo formal se vio afectado.

Sin embargo, esta vez eso no ocurrió. En ningún momento caímos en una recesión ni tuvimos inestabilidad en el sector financiero como cabría esperar en una economía que recibe choques de esta dimensión. Por el contrario, en estos seis años la economía mexicana creció 2.5 por ciento anual y el empleo formal creció a una velocidad récord del cuatro por ciento anual.

Si bien hay que reconocer que no es el crecimiento al que debemos aspirar los mexicanos, es un crecimiento que a pesar de los factores en contra nunca se detuvo y que supera al de las economías con las que tradicionalmente se nos compara como Argentina, Brasil, Chile, así como las de países desarrollados como Alemania, Estados Unidos y Francia.

¿Cómo explicamos esto? La razón es que México tomó decisiones difíciles, no siempre populares pero sí responsables y necesarias. Por eso quisiera señalar qué se hizo distinto para que a pesar de tener un entorno adverso, nuestro país siguiera creciendo y se generaran más empleos.

La respuesta tiene dos partes. La primera consistió en las reformas estructurales cuya aprobación fue gracias al consenso y al trabajo conjunto entre el Ejecutivo y el Congreso de la Unión.

Empiezo por una que me tocó vivir de cerca, la reforma energética. Hace apenas un par de años los más optimistas estimaban que la reforma energética atraería cerca de 50 mil millones de dólares en inversión. Sin embargo, hoy la inversión esperada equivale al doble de la deuda externa y es cuatro veces a la que esperaban los más optimistas, alcanzando la cifra de 200 mil millones de dólares.

Los retos en el sector energético siguen siendo enormes; sin embargo, esta reforma ha sido exitosa porque por un lado nos permitió amortiguar los choques externos detonando la inversión, y por otro, generará desarrollo económico a largo plazo en muchas zonas del país que lo necesitan.

Con la reforma de telecomunicaciones, han bajado prácticamente a la mitad las tarifas de telefonía celular y se ha triplicado el acceso a internet de alta velocidad. Ahora la señal llega incluso a la población que vive en zonas remotas, con lo cual están más y mejor comunicados e informados.

Por su parte, la reforma financiera ha permitido que se incremente el acceso a todo tipo de créditos, se paguen menores tasas de interés y que cada año se incorporen más de 4 millones de adultos al sistema financiero formal.

Todos ellos ahora pueden ahorrar y trasladar su dinero de manera segura y fácil, asegurar su patrimonio para evitar perderlo ante una eventualidad, y encontrar financiamiento para emprender proyectos productivos.

Estos son algunos de los ejemplos del impacto que han tenido las reformas estructurales, que a pesar de no haber alcanzado su mayor potencial, en sus primeros años ya contribuyeron a evitar que nuestro país cayera en una recesión y se estancara la actividad económica.

Si bien las reformas explican una parte importante de lo que ocurrió en la economía mexicana durante los últimos años, el segundo factor que explica la estabilidad económica que tenemos hoy en día es un buen manejo macroeconómico.

Hoy nuestra estabilidad está anclada en políticas fiscales responsables, y es que en cada decisión en materia económica, siempre se tuvo presente el compromiso de preservar la estabilidad.

Nos comprometimos a realizar un proceso gradual de consolidación fiscal que no afectara la estabilidad macroeconómica del país o comprometiera el presupuesto destinado a combatir la pobreza.

Así, visto a la distancia, México es de los pocos países del G-20 y de América Latina que logró alcanzar un superávit primario y que tiene una trayectoria de deuda decreciente como porcentaje del PIB.

Esto se dice fácil, pero se logró a partir de una reforma fiscal que fortaleció y diversificó nuestras fuentes de ingresos haciéndonos menos vulnerables a caídas de los precios internacionales del petróleo.

A principios del sexenio por cada 100 pesos de ingresos públicos, 39 venían del petróleo. Hoy nuestros ingresos tienen origen en fuentes más estables, y por cada 100 pesos sólo 17 provienen del petróleo.

Se amplió la base tributaria en más de 30 millones. Prácticamente la mitad de los contribuyentes que hay en el país se incorporaron en esta administración, lo cual además de fortalecer nuestros ingresos, reparte de forma más equitativa las contribuciones al gasto público.

Pero el contar con mayores y más fuentes de ingreso solo explica una parte del buen camino que han seguido nuestras finanzas públicas. La otra parte tiene que ver con el manejo del gasto público.

Los choques externos que enfrentamos a mediados del sexenio, hicieron que fuera necesario hacer ajustes muy importantes al presupuesto, tan solo en el 2016 se recortaron alrededor de 160 mil millones de pesos.

Los ajustes fueron acompañados por una mejora en la eficiencia del gasto público para darle viabilidad y sostenibilidad a nuestro crecimiento, y al mismo tiempo proteger lo que los mexicanos han construido con su esfuerzo a lo largo de los años.

Siempre se protegió el gasto social para que ningún beneficiario de algún padrón se viera afectado y que los recursos se focalizaran en los programas que han demostrado su contribución para disminuir la pobreza.

De esta manera, el porcentaje de la población que tiene carencias sociales se encuentra en mínimos históricos y le hemos ganado terreno a la pobreza extrema, disminuyéndola de 9.8 por ciento a 7.6 por ciento de la población, lo cual equivale a que 2 millones de mexicanos abandonaran esta penosa situación.

No hay duda, queda mucho por hacer en materia de pobreza. Tenemos que seguir trabajando en erradicar la pobreza extrema. Sin embargo, estos resultados son alentadores y apuntan en la dirección correcta.

Así, en este proceso de transición la economía del país se encuentra sólida. Entregaremos un país con las mejores calificaciones crediticias en la historia y con perspectivas estables de acuerdo a las tres calificadoras más importantes del mundo, una economía que ha crecido en promedio 2.5 por ciento anual y que ha alcanzado un récord de 34 trimestres consecutivos de crecimiento sostenido.

Un mercado laboral que genera más de un empleo formal por minuto, acumulando casi 3.8 millones de empleos, más que lo logrado en los dos sexenios anteriores de manera conjunta.

El Secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya al comparecer ante los diputados resaltó que “la Administración del Presidente Enrique Peña Nieto entregará estabilidad consolidada con políticas fiscales responsables”

Una potencia exportadora en ascenso, cuyos productos cada vez son más apreciados y requeridos en los mercados internacionales, haciendo que lo hecho en México sea sinónimo de calidad y de competitividad.

En este contexto, el nuevo acuerdo con Estados Unidos y Canadá, además de poner al día muchos de los temas comerciales que habían sido rebasados por el transcurrir del tiempo, es un acuerdo que viene a dar certidumbre a nuestros exportadores, de que cuentan con un mercado donde pueden colocar sus productos. A nuestros consumidores, de que tienen acceso a más bienes a un menor precio, y a los inversionistas, de que en México hay condiciones para incrementar los flujos de inversión que son fundamentales para el crecimiento y la generación de empleos.

Estaremos entregando una economía que brinda mayores espacios para la inversión, alcanzando casi 200 mil millones de dólares de inversión extranjera directa en los últimos 6 años, cifras sin precedentes que cubre por completo la cuenta corriente.

Las reservas internacionales, que junto con la línea de crédito flexible superan los 260 mil millones de dólares, lo cual más que cubre toda la deuda pública. Un fondo de estabilización que acumula más de 250 mil millones de pesos y supera uno por ciento del PIB.

Un sector financiero bien capitalizado con niveles de 15 por ciento, muy por encima del estándar internacional de 10.5 de Basilea III.

Señoras y señores diputados, reconociendo que el país tiene grandes retos y que es inadmisible que en nuestro país el género de uno determine su salario o que el lugar en donde nazca limite si asiste a la escuela o no, o que cuánto dinero se tenga defina si se tiene acceso a servicios de salud o no, o que si se vive en el norte se gane más que si se vive en el sur, tenemos que seguir trabajando para impulsar grandes acciones que permitan cerrar cada una de estas diferencias para que en México el bienestar sea por todos compartido.

Sin embargo, también hay que reconocer que la administración que tomará los rumbos del país a partir del primero de diciembre heredará una economía resiliente y en crecimiento, que ha reaccionado de forma correcta ante los choques que han llegado del exterior y que tiene su estabilidad bien cimentada en finanzas públicas sanas.

Nuestras condiciones macroeconómicas dan certidumbre dentro y fuera del país, de que en México se salvaguardan los ahorros y se ofrecen espacios para la inversión.

Concluyo y reitero. Reconociendo los retos, la economía de México es fuerte y sus finanzas públicas son sanas. Y como dije al principio, entregaremos bien, buenas cuentas y entregaremos bien las cuentas, y esto se ha logrado gracias al trabajo conjunto entre Poderes, ya que la pluralidad de ideas nunca fue un obstáculo para alcanzar los mejores acuerdos para el presente y futuro del país.

Es para mí un honor participar en este ejercicio republicano y venir a rendir cuentas a esta soberanía.

Termino aquí mi intervención inicial, señor presidente, y estoy atento a las preguntas y a los comentarios de las y los diputados.

Muchas gracias.

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