Editorial

El país, sumido en la pobreza

Desgraciadamente, estos últimos dos sexenios de gobiernos del PAN han sumido al país en la pobreza y en la desigualdad.

Los últimos datos estadísticos del INEGI, del CONEVAL y de la ONU-PNUD revelan que hoy hay más pobres en México tanto en números absolutos como en la proporción de personas con ingresos por debajo de lo necesario.

El aumento de la pobreza, que se justifica oficialmente por la crisis mundial y hasta por la epidemia de la influenza, también tiene que ver con la ineficiencia de las políticas públicas de desarrollo.

Y es natural que así sea, porque gobiernos que aplican políticas neoliberales no pueden obtener resultados positivos en la sociedad, en el mejoramiento de las condiciones de salud, de educación, de alimentación, de empleo, de bienestar; precisamente, porque son gobiernos que aplican políticas que benefician a los sectores que acumulan el capital. No es casual que las diferencias económicas entre los mexicanos sean ahora mayores que antes y que un puñado de 25 familias se apropien cada año de un elevado porcentaje del Producto Interno Bruto.

México ahora es uno de los primeros países del mundo en desigualdad económica y social, porque tiene al hombre más rico del globo terráqueo y a las poblaciones más pobres del orbe en Guerrero, Puebla y Oaxaca, así como en la Sierra Tarahumara.

Esta situación de pobreza y desigualdad que ha hecho en estos últimos dos años aumenten en tres millones de personas los pobres mexicanos; es decir, que hayan descendido esos mexicanos en la escala social y económica, por las diversas causas planteadas, que ciertamente pueden ser la crisis internacional y la crisis de la influenza, también debe considerar otras causas como la inexistencia de políticas eficientes de empleo, de combate a la pobreza y por la extensión de la inestabilidad social causada por el estado de guerra social en que nos encontramos.

No cabe duda que revertir este estado de cosas en la nación será el reto principal para el próximo Presidente de la República que deberá ser electo el 1 de julio de 2012; esperamos que  los mexicanos elijan bien a la persona que deberá llevar al país a una nueva situación de estabilidad económica y social y progreso, con justicia económica, con justicia social y con espíritu de solidaridad, principios que hoy se encuentran extraviados.

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