Por Dr. Héctor San Román Arriaga
Ex Dip.Federal
El mal no se limita a la guerra ni a las circunstancias en que las personas actúan bajo presión extrema. El mal necesita ser demonizado mientras que los orígenes del bien (la gracia, la redención la salvación) continúan siendo deificados, como ha ocurrido en todas las creencias monoteístas. La figura del diablo representa la naturaleza irreconciliable de la presencia del mal en el mundo tal como es experimentado y vivido junto con la figura de una deidad amorosa: un padre benévolo, compasivo y guardián de la humanidad, la fuente de todo lo bueno. Cada vez con mayor frecuencia, el mal se hace presente con marcada insensibilidad hacia el sufrimiento de los demás, en la incapacidad y el rechazo a comprenderlos y en el eventual desplazamiento de la propia mirada ética. El mal y la ceguera moral acechan en la trivialidad y la banalidad de la vida cotidiana.
El 1o de mayo se conoce ampliamente como el Día del Trabajo, una conmemoración internacional en el que se rinde homenaje a los mártires de Chicago y, en México también a las gestas libertarias de los trabajadores en Cananea, Sonora (junio de 1906); Río Blanco, Santa Rosa y Nogales en Orizaba Veracruz (7 de enero 1907) importante aportación de los trabajadores de todo el mundo a la libertad y a la justicia.
Fundados en la razón, los Mártires de Chicago, de Cananea y Río Blanco, se transformaron con el tiempo en heraldos incorruptibles de las ideas libertarias, en adversarios irreconciliables de la explotación del hombre por el hombre y en enemigos irreductibles de toda infamia, elevando la expresión de sus sentimientos al sublime ideal de reivindicación de los sagrados derechos del proletariado universal.
Fue la delegación francesa quien presentó la iniciativa de simbolizar en el Primero de mayo, la esencia y las grandes dimensiones del significado de la brillante epopeya de Chicago; desde el 1o de mayo de 1886 hasta el 11 de noviembre de 1887. Los días Primero de mayo, de cada año, las agrupaciones de trabajadores ejerciendo la libertad sindical, llevan a cabo a nivel Internacional, actos de manifestación pública, en señal de protesta por el crimen más monstruoso de todos los tiempos, consumado por el abuso y la sinrazón el 11 de noviembre de 1887. Pero también reclamos y protestas por los abusos y las injusticias del presente.
En cumplimiento del espíritu solidario internacional, en México, la casa del obrero mundial recordó por primera vez el 1o de mayo en 1913 ¡La jornada del 1o de mayo! Ese día participaron en el primer desfile del primero de Mayo registrado en México aproximadamente 25,000 hombres y mujeres en representación de organizaciones sindicales, Uniones de trabajadores, sociedades de empleados, obreros, cooperativas, Liga obrera, partidos políticos, todos ellos y ellas marchaban identificados por el color azul de la mezclilla de su ropas, partiendo de la Plaza de las armas, caminando frente a la catedral, por los portales, recorrían la calle de San Francisco; hoy avenida Francisco I Madero, el desfile siguió por Av. Juarez, hasta llegar al monumento del Benemérito de las Americas, Lic. Benito Juárez García para llevar a cabo un gran mitin, hace uso de la palabra: Rafael Pérez Taylor erudito anarco sindicalista, Jacinto Huitrón mecánico anarquista quien al igual que Rosendo Salazar fueron fundadores de la Casa del Obrero Mundial, el orador principal fue el revolucionario potosino Antonio Díaz Soto y Gama.
La casa del obrero mundial fue clausurada primero por el chacal Victoriano Huerta el 27 de mayo de 1914; y el 31 de Julio de 1916 por Venustiano Carranza; la Federación de sindicatos obreros del Distrito Federal una vez agotados sus intentos de mejorar salario y horas de jornada, resolvió declarar la huelga general por sorpresa el 30 de julio de 1916, hecho que irrito a Venustiano Carranza quien ordenó que los miembros del comité de huelga fueron llevados a su presencia. Y algo increíble, Carranza perdió la serenidad, injurio a los trabajadores en exceso; ordenando su inmediato encarcelamiento y la aplicación de la ley del 25 de enero de 1862; un decreto inaudito, fechado el 1o de agosto de 1916, un decretó monstruoso, que arroja una mancha sobre la personalidad de Venustiano Carranza porque realiza, un grave error político. Ustedes amables lectores nos darán la razón simplemente leyendo el primer artículo del decreto: Artículo 1o “Se castigará con la pena de muerte” a los trastornadores del orden público que señala de ley del 25 de enero de 1862: “ley proclamada para los salteadores de caminos”
Primero. A los que inciten a la suspensión del trabajo en las fábricas o empresas destinadas a prestar servicios públicos o la propaguen; a los que presidan las reuniones en que se proponga, discuta o apruebe; a los que la defiendan y sostengan; a los de la aprueben y suscriban; a los que asistan a dichas reuniones o no se separen de ellas tan pronto como sepan su objetivo, y a los que procuren hacerla efectiva una vez que se hubiera declarado. Hasta aquí el relato de crímenes y abusos contra los y las trabajadoras que creíamos haber superado.
Cada año el 1o de mayo, el proletariado universal celebra actos tendientes a exaltar la memoria de los Mártires de Chicago, justa remembranza a la gloriosa gesta y a su sacrificio, <recordemos que igualmente fueron asesinados trabajadores mexicanos en Cananea, Rio Blanco y Santa Rosa>, también se hacen presentes reclamos sobre injusticias actuales; haciendo resaltar la nobleza de sus ideales. Este año ¿cual será el reclamo frente al abusivo e injusto despojo a las y los trabajadores mexicanos que se decretará con escarnio este Primero de Mayo?
La localización del mal en un país específico es un fenómeno mucho más complejo que vivir en un mundo de estereotipos y conjeturas. La moderna imaginación moral construye un fenómeno que llamaría la geografía simbólica del mal. Es la convicción de qué las posibilidades del mal se dan no tanto en cada uno de nosotros, individualmente, sino en sociedades, objetivos políticos y países.
Evidentemente, sería ridículo negar que los sistemas autoritarios distorsionan el pensamiento, la sensibilidad y la relaciones sociales del país entero, sus sociedades e individuos; pero si todo se limitará a separaciones maniqueas entre la democracia y autoritarismo, como si el mal no existiera en los países democráticos, en personas que valoran la libertad y la igualdad, y en sus decisiones morales, eso sólo sería parte del problema. La geografía simbólica del mal no se detiene en las fronteras del sistema político, penetra mentalidades, culturas, espíritus nacionales, patrones del pensamiento y tendencia de la conciencia.
Este Primero de Mayo de 2024 celebrarán un pacto fáustico aprobado y firmado, una vacua fantasía del castigo vengativo a escasos meses de entregar el poder, con el cual se ha despojado a los trabajadores, y se acompañará de elogios y deleite a los dones de un diablo perverso y disperso, que se ha apropiado y, engullido, las cuentas individuales para el retiro de los y las trabajadoras de la tercera edad. El poder del diablo reside en su maestría en el arte de la perversidad y la mentira.
Las desgracias económicas son causadas a veces por la actividad ilícita de una persona (o de un grupo de personas), y en otras ocasiones por una serie de políticas claramente necias o injustas; en el caso del despojo de su ahorro para el retiro de los y las trabajadoras de la tercera edad, esa desgracia lleva implícito todo ello. Sin ciertas modificaciones, esa reforma no podría servir de fundamento para sistema legal alguno en una sociedad comprometida con el imperio de la ley. No se puede meter a unos perros salvajes en una jaula y esperar que de ahí nazca la justicia sin más.
Mostrar desdén por quienes se hacen mayores se transforma fácilmente en la caricatura de uno mismo: el país está lleno de hombres y mujeres con más de 70 años, para quiénes lo más importante es soportar la vejez con dignidad, el envejecer es el empeño ético de cada trabajador, individuos conformados por las innumerables vicisitudes y experiencias de toda una vida, porque el hecho que avancemos hacia una sociedad que envejece, la senectud no debe ser excusa para el abuso y la discriminación y, donde sea posible vivir bien la vida hasta el final debe guardar, sin duda alguna, intima relación con la percepción de lo que significa el concepto de la tercera edad, estando claro que el país se hace viejo.
Pero la vileza del gobierno que usando el poder, ha instrumentado un despojo de cuentas individuales, sin aceptar razones que buscan proteger la vida en vez de amenazarla, olvidando; “esa consolación ante la vejez”, que aportando parte de su salario en su cuenta individual, se convierte en un ahorro para el retiro en millones de trabajadores.
La medida en que la enfermedad puede afectar a los procesos de gobierno y a la toma de decisiones de los dirigentes, engendrando locura en el sentido de estupidez, obstinación o irreflexión, es un tema a que nos enfrentamos, La estupidez, la fuente del autoengaño, es un factor que desempeña un papel notablemente grande en el gobierno.
Se ha trastocado impavidamente la vida de hombres y mujeres, trabajadores de la tercera edad, “solo porque una pandilla de banales burócratas de la muerte, no encontraron otro camino más fácil”; el atajar el abuso de los poderosos ha sido siempre una obsesión de la justicia. Lamentablemente por nuestros vicios, y no por azar hace tiempo que hemos perdido la República, aunque de nombre sigamos manteniendola y lo mismo pasa con la democracia que no ha conseguido ser más que un reciente juego de palabras para legitimar con votos de la plebe los caprichos de un hombre codicioso con una ambición demencial. Si alguien dice que el robo de su ahorro para el retiro a los trabajadores de la tercera edad no es un engaño fatídico, que ello es justificable, está loco.
En una burocracia plenamente desarrollada no queda nadie con quien discutir, a quien presentarle una queja, sobre quien ejercer las presiones del poder. La burocracia es la forma de gobierno en la que todos quedan privados de libertad política, del poder de actuar; porque estar gobernado por “Nadie” no es sinónimo de no estar gobernado, y allí donde todos son igualmente carentes de poder tenemos una tiranía sin tirano. Es la transformación de la República en burocracia.
Esto no tendría por qué ser así. Frente al despojo de los ahorros para el retiro de los y las trabajadoras de la tercera edad; declaramos que trabajadores y clases medias: Seguimos siendo dueños de nuestro destino. Pero si queremos forjar un mundo nuevo, más estable y equitativo, debemos escoger una vía diferente. Una opción que confiera prioridad a la justicia social. Sin olvidar que envejecer es, en un alto grado, un empeño ético, pero también un propósito político de la seguridad social, pero hasta qué punto el paso del tiempo y las decisiones políticas no siempre significan decadencia.
Frente a la nostalgia de una radiante juventud extinguida; hay quienes atribuyen a la senectud, la sabiduría en todos los ancianos, a los que, por el mero hecho de haber llegado a serlo, son considerados elegidos de la divinidad; alabando en las canas la hermosura de la vejez, tal como en la juventud se alaba la fortaleza. ¿No era Gorgias dueño de sí mismo cuando, a los ciento siete años de edad, dijo con toda serenidad <<no tengo nada que reprochar a la vejez >>. ¿cuando ganamos? ¿cuando perdemos? ¿Cuando se considera que estamos acabados? Hesíodo nos describe “La edad de oro”: cuando los hombres vivían sin envejecer y, llegada su hora, quedaban felizmente vencidos por el sueño eterno, viviendo la última etapa de la vida con plenas facultades, con honesta estima hacia uno mismo, con el respeto y la consideración de los demás, alentados por la utilidad y el sentido, integrados en la sociedad, participando en lo que nos incumbe a todos y ejerciendo nuestros derechos y cumpliendo los deberes como ciudadanos, eso es, razonadamente, el ideal que hemos de perseguir en cuanto a vejez concierne, defender ante uno mismo y ante los demás esa digna forma de envejecer, un empeño encomiable, al mismo tiempo, ético y político.
Creo que esto no sólo es viable, sino primordial para fomentar un futuro sostenible y estable. Pero ¿Cómo lo lograremos?; se han abandonado ilusiones o, para ser más precisos, se han reclasificado como ilusiones ideas que en su momento tuvimos por certezas, al tiempo que las estrategias que siguen siendo sucesivamente aceptadas, abandonadas y reemplazadas a un ritmo aparentemente más acelerado, han cambiado de cometido y de carácter, sustituidas al momento por otras de corte autoritario, cuya producción sigue sin tregua ni descanso.
La historia jamás puede entregarse únicamente a los políticos, quienes tienen una demencial inclinación para adoptar los roles y las funciones de historiadores y juristas, independientemente de que sean democráticos o autoritarios: <<dejen a los historiadores hacer su trabajo, porque la historia es una piedra angular de la libertad.>>. La historia no es propiedad de una doctrina política o de un régimen el cual debe gobernar obedeciendo la ley. La historia, cabalmente entendida, es el diseño simbólico de nuestra existencia y de las decisiones morales que adoptamos cada día, alejados de la ceguera moral.
Con razones los trabajadores y las clases medias debieran en consecuencia, convertirse en la única posibilidad real para avanzar en los objetivos esenciales de una renovada revolución social de México, y vencer los caprichos de grupos que usan su poder económico malhabido y político ilegítimo como instrumentos de presión política para trastocar los programas sociales del Estado mexicano.
“Tenemos dos opciones. Podemos ser pesimistas, abandonar y contribuir a que ocurra lo peor sin vuelta atrás. O ser optimistas, tomar las oportunidades que sin duda existen y contribuir tal vez, a qué nuestro país sea un lugar mejor. No es una elección demasiado difícil”. Es una ocasión para el orgullo, la celebración y la esperanza.
Tal como Immanuel Kant lo señala, añadamos otro argumento a favor del la esperanza. Kant creía que tenemos el deber de tratar de realizar durante nuestra vida acciones que produzcan efectos sociales valiosos, es decir, acciones que hagan más probable que los seres humanos se traten unos a otros como fines en sí mismos, y no como meros instrumentos.
No busquemos saciar nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y del odio, ya el país está profunda y peligrosamente dividido.