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Desde el Virreinato, por primera vez mandará una mujer aquí

Desde 1521 a 1821 no tuvimos Virreina al mando, y en la Epoca Independiente, ni una Presidenta

DISCURSO DEL LIC. MAURO JIMENEZ LAZCANO EN LA SESION SOLEMNE EN LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS POLITICAS, EN SU 50 ANIVERSARIO, EN EL SALON “MANUEL M. PONCE”, DEL PALACIO DE BELLAS ARTES, EL 6 DE SEPTIEMBRE DE 2023

Honorable Presidente de la Academia Mexicana de Ciencias Políticas, Dr. Arend Olvera Escobedo;

Honorables integrantes de la Academia Mexicana de Ciencias Políticas;

Honorables invitados:

Es para mí un gran honor presentarme ante ustedes en esta ceremonia en la que al mismo tiempo que conmemoramos el 50 Aniversario de la fundación de nuestra Academia Mexicana de Ciencias Políticas, brindaremos un reconocimiento al señor Doctor Reyes Tamez Guerra, quien recibirá La Gran Orden Nacional al Mérito en la Administración Pública.

Es una ocasión oportuna para honrar a los servidores públicos que a lo largo de nuestra historia han dedicado su tiempo, su esfuerzo y su vida a México.

“Honrar honra”, decían los antiguos y nosotros cumplimos esta noche con ese apotegma, al reconocer los méritos de quienes sobresalen por su ética y probidad, en cumplimiento de sus deberes ciudadanos.

Desde los tiempos de la Antigua Grecia y del Imperio Romano se diferenciaron los conceptos entre Democracia y Demagogia, siendo la primera, el régimen de administración pública con la intervención del pueblo en el gobierno; en tanto que la demagogia es la “dominación tiránica de la plebe”, guiada por un “demagogo, cabeza o caudillo de una facción popular, un sectario, un orador extremista”. Diccionario de la Lengua Española, por la Real Academia Española, Madrid, Edición 1970, páginas 430 y 431.

Es por eso que la Sociología moderna señala que “la Demagogia es a la Democracia, lo que la prostitución es al amor”.

Cuando alguien es elegido Presidente o Presidenta, pasa a ser “el Primer Servidor Público”, “el Primer Mandatario”; “el Primer Magistrado de la Nación”, tal es la responsabilidad y la investidura de esa persona elegida, que por lo mismo, de acuerdo a nuestra propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos viene a representar y servir a la Nación entera, a la ciudadanía entera, a la población entera, y tiene que abandonar a partir de entonces y hasta el término de su Mandato su filiación partidista, aunque un partido o varios, o un movimiento político lo haya postulado para ocupar el más alto cargo en el País.

Ser el más alto Servidor Público o Primer Mandatario de la Nación, quiere decir escuchar a todos y mandar conforme a lo que expresan todos los integrantes de la Nación; no se puede ser Presidente para unos cuantos o para un grupo, o para un sector de la población sino que se tiene que gobernar para todos los mexicanos.

Es hoy un momento propicio para hablar de este tema sobre los deberes de los servidores y administradores públicos, que ha estado presente en nuestra nación desde la época Virreinal, de 1521 a 1821 cuando éramos Nueva España  y nos gobernaron 62 Virreyes y desde la Época Independiente de nuestro país de 1821 a la fecha en que hemos tenido 60 Presidentes de la República, pero ninguna Presidenta y ninguna Virreina con poder efectivo, ya que se les llamaba Virreinas a las esposas de los Virreyes, pero ninguna llegó a tener el mando administrativo y territorial; sin embargo hoy estamos ante la perspectiva de la sororidad, que procura la solidaridad entre las mujeres y que en nuestro país es un sentimiento y movimiento tan grande que podrá darnos, por primera vez en nuestra larga historia de 500 años una mujer al mando nacional; es muy probable que en 2024 tengamos una Presidenta de la República Mexicana, y debemos estar preparados para recibirla, honrarla y seguir sus indicaciones en tanto sean democráticas y apegadas a nuestra Constitución y nuestras leyes.

Me uno aquí al homenaje que se le rinde al Dr. y Maestro Reyes Tamez Guerra, ilustre mexicano que ha puesto su vida y su ciencia al servicio de México; nuestro reconocimiento para él y para su amada familia que le ha permitido desenvolverse y lograr el éxito en todos los campos del ser humano.

Mi felicitación también al Presidente de nuestra Academia Mexicana de Ciencias Políticas, Dr. Arend Olvera Escobedo, quién ha cumplido íntegramente con sus deberes ciudadanos y humanos: esposo amoroso, padre responsable y cariñoso, ciudadano ejemplar y maestro ínclito universitario.

He dicho.

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