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DACA, crónica de una victoria anunciada

A principio del siglo XXI, aproximadamente 3 millones de niños mexicanos conocieron la noticia que con recelo sus padres habían guardado desde hacía un tiempo, fueron los últimos en enterarse; extrañeza les causó saber de la existencia de un país que les brindaría más y mejores oportunidades.

Quienes decidieran aventurarse deberían estar dispuestos a estar ausentes de todas las siguientes ceremonias familiares sin importar si fueran nupciales o luctuosas. La posibilidad de un reencuentro sigue siendo remotas.

Tomada la decisión la aventura inició, había que prepararse reuniendo una cantidad de dinero suficiente para cubrir los gastos del transporte, alimentación y para el “coyote”. Fue conveniente iniciar las clases de inglés. Posteriormente, contactar con algún familiar o paisano que les ayudara a conseguir el primer alquiler y el primer trabajo. Y alguien, también importante, quien los aleccionara en divisar a los de la “migra”. Se dejó atrás lo mejor que la vida les había brindado.

Padres y madres despidieron a sus hijos, nueras y nietos con un: “cuídense”, “que Dios los proteja”, “nosotros estaremos bien”, “le voy a pedir a Dios que nada malo les pase”, “adiós mis hijos”, “aunque nunca los vuelva a ver los llevaré en mi corazón”, “siempre estarán en mi corazón”.

Primer objetivo: burlar los mejores sistemas antinmigrantes del mundo; no siempre se logra pero la vida concede varias oportunidades.

Segundo objetivo: El hombre, instalarse e ir a trabajar en donde no fuera imprescindible hablar inglés y echarle todas las ganas del mundo. La mujer, preguntar sobre las escuelas, los mercados, los lugares donde estudiar inglés y porque no, algunas tareas para algún latino.

Tercer objetivo: Integrarse con la comunidad latina, aconsejar a los hijos en no meterse en problemas, explicando que en el nuevo país las cosas son de otra manera, se piensa y actúa diferente. Las familias dialogaron diariamente con el fin de que una experiencia fuera útil para todos.

Se estima en 11 millones de mexicanos quienes no han obtenido aun el permiso de residencia dentro de un universo de 45 millones con ascendencia mexicana. Se considera que estos envían poco más de 200 dólares mensuales en promedio, al año suman alrededor de 28,500 millones de dólares. Los ingresos del petróleo y el llamado “reservas internacionales” son los principales para nuestra nación, los del petróleo se pierden en las instituciones del gobierno, entre burocracia y corrupción; el de las reservas llegan a su destino a las carteras de los jef@s de familias, al gasto corriente. Los ingresos provenientes de las “reservas internacionales” son un verdadero auxilio para las clases proletarias, un subsidio al déficit de bienestar social de la economía. Los problemas coyunturales en México empeorarían gravemente sin estos gestos de pertinencia.

La Secretaria Janet Napolitano anunció, el 15 de junio del 2012, el programa “Acción Diferida para los llegados en la infancia” (Defended Action for Childhood Arrivals), posteriormente reafirmado por Barack Obama en una conferencia de prensa.

De acuerdo con el servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) un inmigrante sin documentos puede solicitar ser considerado si:

Ser menor de 31 años de edad al 15 de junio del 2012.

Haber llegado a los Estados Unidos antes de cumplir 16 años de edad.

Haber residido continuamente en EEUU durante 5 años antes de su inscripción.

Haber estado presente en EEUU el 15 de junio de 2012 y al momento de presentar la solicitud ante el (USCIS).

No tener estatus legal al 15 de junio del 2012.

Estar inscrito en la escuela, haberse graduado u obtenido un certificado de finalización de la escuela secundaria, haber obtenido un Certificado de Desarrollo de Educación General (GED), o ser veterano con licenciamiento honorable de la Guardia Costera o las Fuerzas Armadas de los EEUU.

No ser convicto de un delito grave, delito menos de carácter significativo, o tres o más delitos menores ni representar una amenaza a la seguridad nacional o a la seguridad pública.

Los DACAs se estimaban en 2017 alrededor de 800,000 y sus principales beneficiaros son originarios de:

México           622,170 (78%);

EL Salvador   30,262

Guatemala      19,466

Honduras        18,261

Perú                            9,066

La mayoría de los beneficiarios aprobados bajo DACA residen en:

California       202,200

en Los Ángeles          100,000

Texas              110,050

Nueva York    53,983

Florida            41,526

Illinois            37,030.

Los DACAs inscritos en niveles de educación superior en el 2017, oscilaron entre el 2% y el 3%; se convirtieron, involuntariamente, en los líderes nacionales con mayor aceptación por encima de cualquier otro movimiento social en la historia de los EEUU. Al representar aproximadamente a 1’800,000 menores de edad que guiados por sus padres se internaron sin la documentación requerida y viven en estos momentos en EEUU.

La sociedad estadounidense considera que el delito lo cometieron los padres, los hijos son considerados víctimas inocentes, quienes al paso del tiempo están más adaptados al nuevo país en donde no tienen como acreditar su estancia legal. No pueden obtener un trabajo con prestaciones, licencia de manejar o seguros de vida contra accidentes o para sus bienes materiales como automóvil, hogar o de salud, entre otros.

Los DACA en educación superior son los más vulnerables ante las deportaciones; el gobierno de EEUU sabe muy bien que las comunidades latinas reaccionarían en su contra con mayor vehemencia si son deportados los estudiantes en educación primaria, secundaria o media superior.

El gobierno de México en solidaridad con los DACA expidió, hace más de un año, una nueva ley de revalidación de estudios que brinda mayores facilidades en la incorporación a las instituciones educativas. Las revalidaciones no podrán ser del 100% de lo compatible, un 60 % sería optimista.

Ser aceptada la revalidación por un DACA equivaldría a aceptar su claudicación en la lucha por el reconocimiento de sus derechos obtenidos en su estancia en EEUU. Por ello, al momento ningún DACA ha solicitado expatriarse voluntariamente y verse beneficiado con la nueva ley de revalidación. Porque si durante su estancia temporal, en México, se resuelve su situación en EEUU se vería ante la disyuntiva de tramitar una nueva revalidación, ahora en alguna universidad americana volviendo a perder otra porción de sus estudios o podrá decidir concluir y obtener un título de una universidad mexicana para su ejercicio profesional. Solo de manera particular se podrán encontrar razones para que los DACA decidan establecerse fuera de EEUU.

El limite mayor edad para un DACA son los 31 años, algunos ya son padres de familia; considerando que los nacidos en suelo estadounidense gozan de la nacionalidad siempre tendrán la amenaza de ser divididos en su seno familiar.

DACA no es un derecho ni una ley, sino una acción ejecutiva sobre la discreción procesal de la autoridad migratoria; ya que no provee estatus migratorio definitivo ni es vía para obtener la ciudadanía. En otras palabras, es un programa autorizado por un decreto presidencial donde se permite temporalmente estudiar y trabajar.

El presidente de EEUU ha recibido presiones de sectores conservadores. Fiscales Generales de nueve estados, encabezados por Texas, amenazaron con interponer demandas si el programa DACA no era derogado. Una orden ejecutiva no puede ser cancelada sin fundamentos convincentes que la justifiquen y de eso se ocupan los jueces.

El 5 de septiembre de 2017, el presidente Donald Trump canceló la acción ejecutiva que autorizo el programa DACA dando un plazo para su término, permitiendo la renovación a quienes se les venciera el permiso dentro de los siguientes seis meses. En esos momentos el drama para las comunidades latinas se hizo realidad. Durante su campaña, Trump, había expresado el malestar de varios sectores estadounidenses respecto a los inmigrantes irregulares, principalmente latinos y ahora pasaba a la acción.

Durante los meses siguientes a la cancelación, se manifestaron grupos de DACA en varias ciudades de la unión americana y la organización empezó a conformarse a nivel nacional. Al haber presentado la solicitud de inscripción al programa DACA aportaron dentro de su información, nombres de familiares, domicilios laboral,  particular y de estudios. Convirtiéndose en presa fácil para cualquier redada.

En México, el gobierno federal autorizó recursos económicos para que los inmigrantes mexicanos con apoyo de los Consulados gestionaran, ante las instancias estadounidenses, los derechos adquiridos en el programa.

Se estima que más de 1,500 jóvenes han perdido los beneficios de DACA por pertenecer a pandillas, haber cometido un delito mayor o tres menores durante el periodo de protección del programa.

Janet Napolitano rectora de la Universidad de California ha mostrado firmeza en apoyar a los DACA; creó y financió el Centro Legal para la Protección de Estudiantes DACA. Emitió órdenes a los rectores y a los jefes de departamentos de Policías de cada campus para sellar los archivos de cada estudiante DACA: carrera, domicilio, tel., etc. Solo mediante la orden de un juez federal se podrá accesar.

En 2017 la Universidad de California registró en sus 10 campus 4,800 estudiantes, en licenciatura 4,000 y en posgrado 800.

Es importante para ellos hacerles saber que entendemos su lucha por hacer valer sus derechos. Muchos de ellos no se intimidan ante la posibilidad de volver a cruzar el desierto, ya lo hicieron de la mano de sus padres. Como buenos mexicanos saben lo que quieren, las migraciones en antiguas generaciones está presente en la sangre de los pueblos que hoy conforman México. Cuando las migraciones eran de norte a sur muchas razones existieron desde las climáticas hasta las religiosas, nada fue capaz de detenerlas. Difícil, muy difícil, casi imposible resultará para EEUU lograr inmovilizar la migración de sur a norte.

Ser DACA tienen tres ejes principales: residencia temporal, autorización de trabajar y estudiar. Poco o nada podrá hacer el gobierno y la sociedad mexicana en los dos primeros, en caso de presentarse la deportación. Solo en el área educativa México puede construir una red de apoyo entre las universidades mexicanas.

Las instituciones de educación superior tienen la posibilidad a través de sus convenios de colaboración académica con Universidades de EEUU de apoyar a los DACA repatriados por medio de la educación vía internet. De esta manera se lograría que concluyeran en la misma universidad en la que fueron inscritos, en caso de que alguna universidad se negara se podría solicitar a otra universidad de EEUU la revalidación con lo que se aseguraría el idioma y el nivel académico.

La derogación de la acción ejecutiva firmada por Donald Trump ha sido bloqueada por varios jueces, quienes solicitan fundamente la motivación. La ausencia de razones jurídicas ha debilitado la anulación, por el momento está permitiendo un lapso que corre favorable a los DACA. Se considera que en año o año y medio la disputa regresará, podría empalmarse con la campaña de relección de Trump; pero, los DACA ya no son los mismos, ahora gozan de experiencia y serán muchos más, algunas estimaciones llegan a 100,000; en educación superior contra 12,000 del 2017.

La sociedad estadounidense ha inculcado en su juventud que un trabajo bien remunerado es suficiente para enfrentar la vida, a diferencia de los padres de los DACA, que como buenos mexicanos no tendrán mayor satisfacción que el ver a sus hijos merecedores de un título universitario. Nadie duda que en menos de 8 años 1’000,000 de DACA ejercerán una profesión en los EEUU y que los intentos de deportación terminaron cohesionándolos.

 

Por Fernando Hurtado

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