Editorial

Cuarto Informe: Estado de Guerra

Lamentablemente, la nación avanza hacia el Estado de Guerra; se han sobrepasado todos los límites imaginables y ahora el gobierno norteamericano ordena a sus cónsules de las ciudades de la Frontera Norte sacar del territorio mexicano a sus hijos y familiares, una orden generalizada sin precedente.
Recientemente aclaró el CISEN urbi et orbi que son 28 mil los muertos en lo que va del pag02-205sexenio calderonista en esta guerra desatada al principio del presente gobierno, cifra que en las últimas tres o cuatro semanas, después se haber sido dada a conocer por el organismo oficial de investigación política y social, habrá aumentado sin duda, en varios cientos de muertos más.
La nación mexicana está crispada y atemorizada por las noticias que a diario difunde la televisión, la radio y los periódicos, tanto que el gobierno mismo ha tenido que establecer un Vocero para asuntos del crimen organizado, un cargo que por sí mismo plantea la nueva situación que está viviendo el país.
Los viejos extrañan los informes de don Adolfo Ruiz Cortines (1952-58), que durante cuatro horas rendía aquel Primer Mandatario sobre las obras públicas que había realizado su gobierno: carreteras, escuelas, hospitales, represas (la Presa Falcón); o el informe de Adolfo López Mateos (1958-64), en donde anunció, provocando la alegría popular, la recuperación por vía diplomática de “El Chamizal” un terreno grande que había quedado del lado americano por los caprichosos vuelcos del Río Bravo o Río Grande, cerca de Ciudad Juárez.
Nunca los mexicanos habíamos imaginado una situación como la que se vive, trágica a tal grado que el famoso hombre de negocios Lorenzo Zambrano acusa de cobardes a los ciudadanos y ciudadanas que abandonen la ciudad de Monterrey por miedo a la violencia. Claro que Zambrano cuenta con más de cincuenta guaruras* para la protección de él y sus familiares cercanos.
Todo el mundo se pregunta hoy día como el famoso cómico Héctor Suárez: “¿Qué nos pasa?”. ¿Qué le pasa a México?
Es urgente una evaluación política, económica y social de lo que le pasa al país. No se puede dejar quebrar a una compañía como Mexicana de Aviación, que es la columna vertebral de la transportación aérea nacional e internacional de nuestro país; los funcionarios, de todos los niveles, simplemente la han dejado agonizar sin menear un dedo para salvarla, lo cual es inaceptable.
El Estado de la Nación todos lo conocemos bien, tanto en las ciudades acosadas como Monterrey, Cd. Juárez, Reynosa y otras, como en el campo; en las ciudades inundadas, en los pueblos aterrorizados del norte. Pero México tendrá que seguir hacia adelante.

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