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Atención, Solidaridad y Colaboración ante la tragedia

Era evitable

La tragedia de Cuajimalpa, del jueves 29 de enero era evitable; fue el mal estado del equipo de la pipa repartidora y la ineptitud de los operadores; además, la inhabilidad para desalojar con prontitud el hospital.

Este nuevo drama que sufre la población mexicana debe servir de lección para que no se vuelva a repetir.

Las autoridades deben tomar medidas drásticas para poner en cintura a las compañías gaseras, cuyos camiones repartidores son verdaderas bombas rodantes, y castigar ahora si, no sólo a los trabajadores, sino a los dueños irresponsables.

Solidaridad de la población mexicana y colaboración entre los gobiernos del DF y de la Federación

La explosión de Cuajimalpa deja también otra muestra de la humanidad y solidaridad que viven en el alma del pueblo mexicano: se formaron largas colas de personas de todas las edades que fueron a ofrecer su sangre para los heridos víctimas de la tragedia: madres y bebés, enfermeras y bomberos: eso sí fue un ejemplo para todos, propios y extraños.

También fue correcta la actitud que tomaron los altos funcionarios del gobierno del DF y del Gobierno Federal, para ayudarse y tomar medidas tanto para castigar drásticamente a los culpables del desastre ocurrido, como para trazar y prometer tareas de reconstrucción de un hospital materno infantil muy necesario para esa zona urbana: bien por Miguel Angel Mancera y Enrique Peña Nieto, que ofrecieron ayuda a los heridos y damnificados.

Macroeconomía


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