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¡Algo va a pasar!

Definitivamente, el mundo no regresará al patrón oro hasta dentro de mucho tiempo

Por Hugo Salinas Price

Presidente de la Asociación 

Cívica Mexicana Pro–Plata

Fuente: http://www.plata.com.mx/esES/Mas/601?idioma=1

Cifras redondeadas, basadas en Google.com:

Población mundial:

En 1971: 3,761,000,000 de seres humanos.

En 2020: 7,900,000,000 de seres humanos.

Durante los últimos cuarenta y nueve años, la población de nuestro mundo creció hasta DUPLICARSE (poco más que eso). Es decir, que la población de la Tierra en 2020 es dos veces la población de la Tierra en 1971.

Desde que el presidente Nixon decretó, el 15 de agosto de 1971, que a partir de esa fecha los déficits de Estados Unidos en su balanza de pagos dejarían de pagarse en oro, su país ya andaba por un camino económico inestable. Suspender los pagos adicionales en oro para cubrir el déficit de las exportaciones, fue una señal de debilidad económica por parte de Estados Unidos.

En realidad, los Estados Unidos ya eran un país económicamente enfermo desde muchos, muchos años antes del 15 de agosto de 1971, fecha en que finalmente se negaron a pagar con oro sus déficits de exportación.

Estados Unidos ya estaba económicamente enfermo desde antes de la época de Franklin Delano Roosevelt, cuando finalmente este presidente y Henry Morgenthau, en 1933, decidieron subir el precio del oro (es decir, devaluar el valor del dólar) de $25.69 dólares por onza, a $35 dólares por onza. (Además, Roosevelt emitió leyes que prohibían a los ciudadanos estadounidenses ser propietarios de oro.)

De esta forma, Roosevelt defraudó a los acreedores extranjeros de Estados Unidos, que esperaban recibir una onza de oro por cada $ 25.69 dólares que ese país les adeudaba por sus exportaciones y, en cambio, les pagó menos: una onza a cambio de cada $35 dólares adeudados.

En síntesis, “regresar al patrón oro” significa que la población de Estados Unidos tendría que adoptar un estilo de vida completamente nuevo, ¡que no ha seguido desde hace más de cien años!

Simplemente, esto no va a suceder.

Consideremos cuántos millones de estadounidenses viven hoy gracias a la DEUDA astronómica acumulada por Estados Unidos durante cien años de mala gestión fiscal. Hoy, millones de estadounidenses subsisten sólo gracias a que su gobierno ha emitido DEUDA para obtener dólares y gastarlos en poder mantener el “estilo de vida americano», cuando está mucho más allá de la capacidad económica del pueblo estadounidense pagar con ORO para conservar ese estilo vida.

“Volver al patrón oro” implica que la Reserva Federal deje de monetizar el dólar, que se cancele la Deuda Nacional, que el dólar de la Reserva Federal desaparezca y que el oro se convierta nuevamente, en el medio generalizado de pago.

Lo cual significa que, al dejar la población de recibir los beneficios del dinero fiduciario que ahora recibe a través de innumerables medios, decenas de millones de estadounidenses prácticamente morirían de hambre, al no tener oro con que pagar sus gastos de subsistencia.

Insisto, simple y sencillamente, esto no va a suceder.

Definitivamente, el mundo no regresará al patrón oro hasta dentro de mucho tiempo.
1. Una posibilidad es que el gobierno de los Estados Unidos se dé cuenta de que no puede suprimir el precio de mercado del oro de forma indefinida, como lo hace actualmente. En tal caso, se tomarían una serie de medidas para devaluar el dólar hacia un nuevo nivel que implicaría varios miles de dólares por onza.

De esta forma, el dólar seguiría en circulación, aunque estuviera sumamente devaluado, simplemente, porque la población estadounidense no tendría a la mano otros medios de pago. Lo cual me recuerda el caso de la Alemania de Weimar en 1923, cuando la población continuó con su vida a pesar de la hiperinflación, empujando carretillas cargadas de papel moneda para comprar algo de comida, hasta que se llevó a cabo una reforma monetaria.

La devaluación del dólar tendría el efecto inmediato de reducir la cantidad de bienes importados que ingresan a los Estados Unidos, así como de reactivar inmediatamente la industria nacional y lograr que millones de estadounidenses volvieran a trabajar: la mejor terapia para una nación desanimada.

Una reforma en Estados Unidos para reintroducir el oro a la circulación monetaria en forma paulatina, mientras se recogen trillones de dólares – la mayoría, dólares ‘electrónicos’- y se entregan a cambio minúsculas cantidades de oro (¿o de plata?) a la población, tendría que acompañarse de una nueva actitud de Estados Unidos respecto a sus relaciones internacionales.

Gran parte de los problemas que ha sufrido Estados Unidos en el siglo XX y ahora en el XXI, se deben a su suposición, muy arraigada, de que son la nación suprema destinada a dominar y gobernar al mundo entero. Los Estados Unidos tienen que abandonar esta idea y aceptar que simplemente son una nación más, y que no pueden ni deben intentar imponer su voluntad al resto del mundo. En consecuencia, Estados Unidos tiene que olvidarse del “militarismo” como uno de sus pilares políticos fundamentales y tiene que reducir drásticamente su gasto militar a su mínima expresión.

Quienes gobiernan Estados Unidos deberían aceptar y sostener la idea de que “el negocio de Estados Unidos es hacer negocios, no la guerra”.

Los acontecimientos recientes en Afganistán apuntan en esa dirección. Los historiadores del futuro se preguntarán: “¿qué diablos estaban haciendo las tropas estadounidenses en un país tan lejano como Afganistán?”

***

El problema fundamental de Estados Unidos es su actual sistema de gobierno. Los Estados Unidos se fundaron como una República, donde originalmente sólo unos pocos hombres altamente calificados tenían participación en los asuntos públicos; sin embargo, con el tiempo se transformaron en una Democracia, un sistema basado en el voto general de todos los hombres y mujeres, menesterosos y acaudalados: sistema que invariablemente termina por ceder ante todas las exigencias insaciables de la población, más allá de los recursos disponibles, lo cual conduce a inflación monetaria y devaluación de la moneda, así como a la necesidad de proponer guerras para ganar apoyo y votos de la población.

***

2. La alternativa es una Tercera Guerra Mundial. En este caso, el gobierno de Estados Unidos, incapaz de contener un orden social en colapso, y obligado a seguir pagando las importaciones con un dólar que se devalúa diariamente (debido a la flexibilización monetaria de la Reserva Federal), intentaría convencer a la población de que su país está rodeado de enemigos que buscan destruir a Estados Unidos y, por lo tanto, los estadounidenses deben “luchar a muerte por su Libertad”.

El resultado de esa Tercera Guerra Mundial sería la desaparición de Estados Unidos y de su democracia.

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