“Alcanzar la felicidad con humildad y sin soberbia es la meta”, dice García Lizama a empresarios
Muchas gracias Edna.
“La plática, aunque en esta ocasión fue solamente la presentación de pensamientos muy salidos de la inteligencia, una de las potencias del ser humano; no tuvimos la oportunidad de realizar un diálogo, pero creo que podemos estar satisfechos, contentos, de haber, dentro de las enormes ocupaciones de todos ustedes, sobre todo durante el mes de diciembre, podido hacer un espacio para el alimento del alma, para el alimento del espíritu, para el alimento de la inteligencia: la conferencia de Pepe es el regalo que damos a nuestros socios con motivo de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
“Le agradecemos a Pepe el haberse identificado con la idea de que, en esta sesión extraordinaria del mes de diciembre, tuviéramos la oportunidad de escucharlo; en efecto, como dice el filósofo Morales Mancera, los seres humanos tenemos dos capacidades fundamentales que son las de pensar y las de querer; querer no como un acto de sentimiento, sino como un acto de voluntad, como él lo ha explicado con tanta claridad: los seres humanos pensamos y actuamos, y depende de la calidad de nuestros pensamientos y de la fortaleza de nuestra actuación, de nuestra capacidad de pensar con prudencia y de querer con fortaleza, obviamente llevando con templanza el ejercicio de nuestra actividad.
“Sin duda que la inteligencia nos permite excogitar, escoger, seleccionar dentro de una multitud de posibilidades y si escogemos bien, si seleccionamos bien y ponemos toda nuestra fuerza de voluntad por realizar aquel hecho, aquel acto, aquel producto de nuestro pensamiento, vamos a poder avanzar, avanzar en la línea del progreso, en la línea del bienestar personal y colectivo, esa capacidad de pensar que trae enorme responsabilidad al decidir. Es lo que, como ya quedó apuntado, va a ser la “mejor manifestación de nuestro ejercicio de la libertad, dentro de ese ejercicio de la libertad vamos a actuar; pero para actuar tenemos que tener en cuenta el fundamento de lo lógico que le da vida y sustancia a nuestra naturaleza humana; es decir, los seres humanos tenemos objetivos y el objetivo fundamental, ya lo manifestaba Pepe, es el de alcanzar la felicidad. Pero no la felicidad individual, porque no es posible ser feliz en la medida en la que nos rodean otros seres humanos que son infelices. Para que efectivamente alcancemos la felicidad, necesitamos que las personas que nos rodean, en primerísimo lugar nuestra familia, nuestros amigos más cercanos, la comunidad en la que vivimos efectivamente tengan un nivel de felicidad que permita compartir el bienestar.
“Casi al terminar, pronunció una frase clave Pepe Morales, cuando habló de la humildad; ya se me hacía que no iba a llegar el momento en el que se pronunciase un elemento fundamental de la felicidad, que es la humildad: la capacidad humanitaria, la capacidad de reconocernos seres humanos, seres que provenimos del humus, y de la decisión y la voluntad del Ser Superior: de Dios, que nos permite por un lado ser agradecidos. El soberbio no es agradecido, el soberbio piensa que todo lo merece y que lo que tiene se lo debe exclusivamente a su capacidad y a su industria personal, a su laboriosidad y esto indiscutiblemente impide la felicidad. El hombre soberbio no puede ser feliz; el hombre humilde es agradecido y tiene la capacidad de perdonar, de pedir perdón y de perdonarse, y con esta reflexión termino esta intervención, en la que no pretendo desde luego dar una conferencia filosófica como la que hemos escuchado de boca de Pepe, sino simplemente el dejar las bases para un mensaje de fin de año y bienvenida al 2010.
“Nuestra capacidad de perdonar nos lleva a la felicidad, si perdonamos no guardamos rencor, no guardamos ningún resentimiento, ninguna rencilla, no admitimos la rivalidad; si además tenemos la capacidad de reconocer nuestras propias deficiencias y reconocernos a través de la humildad; aquellos quienes caemos frecuentemente, pero tenemos la entereza para reconocer nuestras caídas y levantarnos, tendremos un segundo ingrediente para ser felices. Quien vive permanentemente frustrado, inconforme e insatisfecho, quien no se reconoce humano, humilde y no reconoce sus debilidades, no puede ser feliz; el que no perdona y el que no se perdona no puede ser feliz y si se es verdaderamente humilde, también se tiene capacidad para pedir perdón. Quizá esta es la parte más difícil y donde mejor se comprueba o comprobamos nosotros mismos, si tenemos capacidad para reconocer nuestras deficiencias, si logramos pedir perdón.
“Yo deseo para nosotros todos, que tengamos la inteligencia necesaria para seleccionar como objetivo de nuestra vida la felicidad de cada uno de nosotros y quienes nos rodean y, que para alcanzarla nos reconozcamos con humildad en nuestras debilidades, en nuestras deficiencias: perdonemos, nos perdonemos y sepamos pedir perdón a quien hayamos ofendido y que sepamos ser agradecidos con nuestros semejantes, así como con Dios. Agradecer a quienes nos han ayudado a ser en la vida, y en el caso concreto de nuestro Centro, quiero reconocer la ayuda de Humberto García, nuestro Gerente, quien hasta este mes ha puesto todo su servicio durante quince años a nuestro Centro, que ahora se despide de nosotros y para quien les pido tributemos un aplauso”.