5 de julio: Elecciones cruciales
Por Lic. Mauro Jiménez Lazcano,
Director General de Macro Economía
Las próximas elecciones federales del 5 de julio, donde se elegirán a quinientos diputados federales, 6 gobernadores y Presidentes Municipales de importantes ciudades y poblaciones, serán cruciales para la vida de nuestro país: en ellas se definirá el nuevo rumbo que tome la nación.
Serán unas elecciones muy calientes, en que la participación popular será mucho mayor que en las elecciones intermedias de otras ocasiones, porque ésta vez, el PRI podría retomar la mayoría en la Cámara de Diputados Federal y darle un nuevo enfoque a su representación política, para reencauzar al país por un nuevo rumbo, desde una posición mayoritaria en San Lázaro.
Al mismo tiempo, el PRD verá disminuir el número de sus diputados notablemente, tanto por los daños que ha sufrido por sus luchas internas, como por su alejamiento de Andrés Manuel López Obrador quien, a ojos vistas ha decidido apoyar el desarrollo político del Partido Convergencia y del Partido del Trabajo.
Pero la mayor pérdida en estas elecciones será para el PAN, que perderá la mayoría en la Cámara de Diputados por múltiples causas atribuibles a la situación económica del país, a la inseguridad nacional y a las políticas erróneas.
La devaluación del peso, el desempleo gigantesco en que ha caído el país, la crisis económica general originada tanto en la crisis financiera mundial como en la falta de aplicación realista de políticas anticíclicas, así como la grave situación de inseguridad pública en la mayor parte del territorio nacional, con muy escasas excepciones o tal vez con ninguna, ha generado también una crisis de opinión pública respecto del gobierno de Felipe Calderón.
Es evidente que gran parte de los ciudadanos votarán, ahora sí, por el cambio; por un cambio político que le dé a la nación un nuevo rumbo económico, un nuevo rumbo político y una situación de seguridad pública que se ha perdido. La gente quiere seguridad y mejoría económica; y en los últimos tiempos la prioridad se ha cambiado por la mejoría económica, ya que los niveles de vida de la mayoría de los mexicanos empiezan a descender en una forma acelerada y brutal, por efectos de la grave devaluación de 51% y el desempleo sumamente grave.
CALDERÓN, DESESPERADO
Es evidente que Felipe Calderón ha entrado en una fase de desesperación política y administrativa, por el hecho de que su brazo derecho, que era Juan Camilo Mouriño desapareció trágicamente pero que no lo ha podido sustituir eficazmente con nadie, ya que Mouriño iba mucho más allá de ser solamente el Secretario de Gobernación, sino que era una especie de Vicepresidente.
La desesperación del Calderón proviene de que no encuentra a los operadores indicados y eficientes, para poner en práctica sus ideas políticas y sus programas de gobierno: en materia de seguridad pública, se sabe que los altos mandos están divididos y, por lo mismo, no se coordinan como podría esperarse; y en los mandos administrativos, se ha creado un tremendo desorden en el que el Secretario de Economía, del que nadie recuerda su nombre, se dedica a hablar de asuntos políticos y de seguridad pública, hasta el grado de mencionar, en una visita a París, y ante empresarios franceses, que México ha estado en peligro de tener un Presidente ligado al narcotráfico, dicho que escandalizó al país durante todo el pasado mes de febrero; el Secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, encargado de las investigaciones sobre el accidente de Juan Camilo Mouriño, fue pillado hablando no sólo leperadas sino haciendo acusaciones sumamente graves al ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, de quien dijo que “se robó la mitad de la Cuenta Secreta de la Presidencia de la República” y que “el mismo Salinas llevó al país al desastre al final de su gobierno”, siendo que Téllez había formado parte del Gabinete de ese entonces Presidente de la República, en calidad de Subsecretario de Agricultura, y de que luego fue Jefe del Gabinete de Ernesto Zedillo; el mismo Téllez además, criticó al gobierno actual al que pertenece y hasta dijo que extrañaba la forma en que el PRI gobernaba. El caso de Téllez se ha convertido en un “mini” Watergate, que todo el mundo cree que terminará en algunas renuncias, que ya se han empezado a dar como la de una señora Carpinteyro, Subsecretaria de Comunicaciones, quien está implicada en el escándalo.
Al mismo tiempo la Secretaria de la Secretaría de Relaciones Exteriores, señora Espinosa, se ha equivocado varias veces en apreciaciones políticas que han hecho reír a la opinión pública, como cuando dijo que la violencia del narcotráfico en México se reduce al caso de tres Estados de la República, lo cual además de ser falso, molestó notoriamente a los gobernadores de esas entidades.
CRÍTICAS DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
En su más reciente informe sobre la situación internacional, el Departamento de Estado, ahora dirigido por la señora Hillary Clinton, hace severas críticas al Gobierno Mexicano, tanto por lo que respecta al respeto a los Derechos Humanos como a la inseguridad pública que priva en el país, y, hasta llega a decir que el gobierno ha perdido el control territorial en varias regiones dominadas por el narcotráfico. Este informe hizo reaccionar a Felipe Calderón, quien negó que México sea “un Estado fallido”, y justificó muchas de las acciones que en materia de seguridad pública ha tomado su gobierno, no obstante “los daños colaterales” causados a la población civil.
“ME SIENTO EN EL INFIERNO”: CALDERÓN EN DAVÓS
Cuando en el Foro Económico Mundial de Davós, Suiza, a principios de febrero, el ex Presidente Ernesto Zedillo le preguntó a Calderón en inglés cómo se siente ahora que ya no es Jefe de la oposición panista sino que es el titular del Gobierno Federal, Felipe Calderón también le respondió en inglés y le dijo: “me siento en el infierno”. Esta versión original, escuchada por los asistentes a esa reunión y publicada en la mayor parte de los periódicos y por agencias internacionales e incluso documentos oficiales, fue desmentida un día después por un boletín de Los Pinos, diciendo que la traducción oficial había sido equivocada. Sin embargo, cuando lo dijo Calderón, todos oyeron lo que dijo y Ernesto Zedillo quedo feliz con la respuesta.
Para muchos analistas políticos, es correcto que Calderón sienta que está en el infierno, porque está en el peor de los mundos posibles: una enorme devaluación de más del 50% del peso mexicano; un gran desempleo (300 mil despedidos del seguro social en enero pasado más otros millares del año pasado); enorme baja de las exportaciones; baja del precio del barril del petróleo: saqueo de las reservas monetarias del Banco de México por grandes empresas y bancos; críticas no solamente de Andrés Manuel López Obrador que es su adversario electoral, sino de Carlos Slim, Lorenzo Servitje y otros grandes empresarios, y cámaras industriales, comerciales y de contadores del sector privado, como el Consejo Coordinador Empresarial, el Instituto Mexicano de Finanzas, la Confederación Patronal de la República Mexicana y un sinnúmero de empresarios, economistas y expertos en la materia.
Con todo lo anterior es lógico que Calderón sienta que está en el infierno, si hasta el gobierno de los Estados Unidos lo critica.