Fidel Velázquez Sánchez: un gigante que le dio paz social a México durante 50 años
Don Fidel Velázquez Sánchez 1900-1997; dirigió durante 5 décadas la Confederación de Trabajadores de México
Por el Doctor Héctor San Román A.
Ex Sub Secretario de Relaciones Comité Ejecutivo Nacional de la CTM
Hoy 24 de abril de 2020: el movimiento obrero está frente a otras realidades pero sin estrategias, en la medida que la pandemia se propaga por el país, su caracterización como crisis sanitaria, económica y social es cada vez más evidente. Por su parte, la dimensión y la duración de sus efectos, si bien son difíciles de cuantificar debido a la incertidumbre, comienzan a ser percibidas con claridad para quienes están conscientes de esta nueva realidad. Nueva realidad que será causa de la mayor crisis económica y social a la que nos enfrentemos por décadas, con efectos muy negativos en el cumplimiento de la Agenda 2030, en particular, Fin de la pobreza; Salud y Bienestar; Trabajo Decente y Crecimiento Económico; Reducción de las Desigualdades.
Se están perdiendo cientos de miles de empleos, la austeridad como programa de gobierno afecta al mismo tiempo a trabajadores y empresas, no hay estrategia para proteger y conservar las cadenas productivas. Las garantías sociales que, hasta hace pocas décadas, eran la columna vertebral de la existencia individual han sido eliminadas paulatinamente, reducidas a la mínima expresión o vaciadas de sentido. Las reformas laborales minimizan el contrato laboral y cuestiona la seguridad del empleo formal, resquebrajado ya por los contratos temporales. Los recortes al gasto público en nombre de la austeridad limitan servicios esenciales, todo ello afecta a la clase trabajadora pero…Hay silencio, no hay reclamo, se percibe la derrota del movimiento obrero.
Es necesario sentar los fundamentos de un nuevo espíritu que desacralice la naturaleza, la separe de la voluntad divina y la confié a las manos del hombre. Los desastres naturales se transforman así en morales porque el hombre pasa a ser responsable de ellos, pues tiene a su disposición todos los instrumentos que la ciencia la ofrece para evitarlos o superarlos. Ya no es una cuestión de azar. Lo que sucede nunca es impredecible; siempre se cometen infracciones, descuidos, negligencias u omisiones que llevan a que no se impida el suceso en cuestión. Es la falta de atención por parte del hombre la que convierte las catástrofes en <<morales>> y, por lo tanto, en inevitables.
Pero hoy es el 120 aniversario del nacimiento de Don Fidel Velazquez Sánchez y es obligado hacer una reflexión dialéctica sobre su ausencia. Al constituirse la Confederación de Trabajadores de México en 1936 se realizó un acto de unidad del movimiento obrero; que no ha sido superado ni será superado jamás. Se logró unificar a todas las fuerzas del trabajo que anteriormente estaban dispersas. La C.T.M. Intervino hasta la muerte de don Fidel Velázquez en todos los logros qué se alcanzaron en décadas de lucha con él al frente y su poder de negociación, sexenio tras sexenio; no sin conflictos o tensiones entre gobiernos, patrones y trabajadores, resueltos bajo una máxima de respeto mutuo, “ alianza si; negociación si; sumisión, nunca.
La CTM expresó en diferentes foros su pensamiento político que surge de la lucha política, no al margen de esta, en voz de su máximo representante, Don Fidel Velázquez contribuyendo con proposiciones claras y precisas,
Figura polémica, a veces contradictoria y sin definiciones absolutistas, Don Fidel Velásquez fue factor importante en la estabilidad política y social del país, con el sector obrero a su lado. Mantuvo unida a la clase trabajadora y a ésta aliada al gobierno siguiendo su pensamiento con cuidado y discreción. Alianza, cabe reconocerlo, que resultó definitiva para la subsistencia del sistema y en mayor o menor grado para sus distintos gobiernos, hasta su muerte.
Don Fidel Velázquez fue Indudablemente la figura más destacada de la generación de líderes obreros nacionales formada en la lucha sindical y política y que supo conciliar sus intereses de clase con un imaginativo esfuerzo por construir el Estado mexicano del siglo XX consolidado con relativamente pocos conflictos o escisiones. Su trayectoria inusual en la historia del sindicalismo, no estuvo exenta de dificultades con gobiernos y patrones, pero gozaba de un liderazgo absoluto y del respeto de sus agremiados, en su larga trayectoria como dirigente demostró inteligencia, para negociar mejores condiciones de vida para los trabajadores.
Don Fidel, como siempre me dirigí a él, fue un hombre popular y respetado entre los cetemistas, me consta cuando lo acompañaba los fines de semana en Asambleas estatales y con su voz sin micrófono se dirigía a los compañeros y compañeras asistentes, también me consta que varios empresarios le guardaban reconocimiento y afecto, también en el gobierno que le reconocían autoridad moral y honestidad poco comunes por cierto entre varios líderes obreros.
Dos veces fue Senador de la República y fue distinguido con la Medalla Belisario Domínguez; antes de que fuera devaluada al entregarla a personas sin talla moral e incongruentes.
En el contexto internacional tuvo un lugar de reconocido prestigio Europa, Asia, Latinoamérica, EE.UU y Canadá.
Durante el mandato del presidente Adolfo Ruiz Cortines se produjeron problemas por el desnivel de la balanza comercial, se le invitó al Consejo Nacional de la CTM estuvo ahí y escuchó los planteamientos y reclamos de los trabajadores por fugas de capitales y desempleo, días más tarde hubo una devaluación de nuestra moneda en abril de 1954 la paridad pasó de $8.65 a $12.50, eso perjudicó una vez más a los trabajadores. Se opuso a ello la CTM y se fue a una huelga general; en reunión con el Secretario del Trabajo Adolfo López Mateos, Don Fidel y su comité sin otro instrumento que la prudencia trató los problemas derivados por la devaluación, los asuntos fueron resueltos y se levantó la huelga. Había líder, ajeno a la intransigencia irracional.
Años después en 1982 con la llegada a la presidencia de la República del Lic. Miguel de la Madrid Hurtado se inicia la embestida neoliberal contra el sindicalismo auspiciado por el Fondo Monetario Internacional quien dictaba el cumplimiento de Reformas Estructurales, así se iniciaba una nueva y tensa realidad entre gobierno y trabajadores. México era un país declarado en quiebra financiera, devaluación e inflación afectaba día tras día a la población en general.
La supuesta gran solución, a la crisis de aquel entonces fue el Programa Inmediato de Reordenamiento Económico (PIRE), que para la clase trabajadora significó, austeridad, precariedad salarial, inflación, desempleo, desigualdad; en síntesis más pobreza.
En abril de 1983, el grupo gobernante presenta otro plan, esta vez el PND el Plan Nacional de desarrollo, supuestamente resultado de una consulta popular; otro discurso político con un supuesto plan anticrisis.
Esos programas llevaron hacia un camino sin retorno, la separación ideológica entre el Estado y la CTM, haciendo muy tensa la alianza Gobierno-Trabajadores. Si recurrimos a documentos de esos años podemos detectar que prácticamente desde el inicio del sexenio, hubo razonadas objeciones de la CTM a la política económica del gobierno y su proyecto de reordenamiento y austeridad, una vuelta más a una tuerca muy desgastada, el sacrificio de los trabajadores para que el país saliera de otra crisis. Los antecedentes tenían que ver con el fracaso en la práctica, sobre la política laboral en un sexenio de crecimiento económico por el petróleo, sin embargo durante ese lapso se registró uno de los más bajos gastos en política social; asimismo, una incapacidad de llevar adelante el proyecto de reforma económica que la CTM propuso en varias Asambleas durante el sexenio del Lic. José López Portillo: “Agotamiento del modelo de desarrollo; Múltiples desigualdades estructurales; Necesidad de reformar económicamente el país”. Bajo esas circunstancias se percibía un desencanto respecto a la política del gobierno, y una evidente tensión en las tradicionales relaciones de apoyo y negociación entre Estado y Trabajadores.
El sindicalismo representado por el Congreso del Trabajo, con la correlación de fuerzas y bajo ese entorno eran evidentes las diferencias de opinión sobre la crisis entre Don Fidel Velázquez y el presidente de la Madrid. A propósito del pacto de austeridad que postulo la CTM para congelar precios y salarios, Miguel de la Madrid intervino y descalificó la propuesta el día 9 de junio, en un enérgico discurso pronunciado en Guadalajara: “no he prometido lo que no puedo cumplir. Desde diciembre advertí que la crisis ameritaría un esfuerzo pronunciado y vigoroso del pueblo de México. No podemos abatir la inflación como por arte de magia: no podemos, racionalmente, aspirar a congelar precios y salarios, sería engañamos a nosotros mismos y la mentira ya no puede ser instrumento de lucha política, la dejamos a minorías de demagogos irresponsables; los revolucionarios tenemos que decir la verdad. Yo como presidente me comprometo a que el interés de la nación estará por encima de todo; no me dejaré presionar por viejos estilos”.
Don Fidel Velázquez que se encontraba en una reunión internacional fuera del país, declaro que el discurso del presidente no se refería a la C.T.M.: “No tengo motivos para creer que se refiere a la C.T.M., porque nosotros no hemos hecho presiones, ni usamos viejos estilos […] al que le venga el saco que se lo ponga; a mí no me viene […] nuestra propuesta no era para congelar sino para convenir y empezar una pausa. Es muy distinto al congelamiento. Don Fidel puntualiza: las relaciones con el gobierno son “magníficas” y la alianza entre gobierno y trabajadores se mantiene.
En 1984 el Congreso del Trabajo preparó un documento de análisis sobre la situación económica subrayando: “la clase obrera ha sido solidaria con algunas medidas que se aplican frente a la crisis, pero es evidente que continúa el deterioro y que se sigue polarizando la concentración del ingreso. El esquema de operación de la banca nacionalizada permite y fomenta más especulación que la inversión productiva. Las canonjías al sector empresarial más que incentivar la dinámica económica, reproducen viejos vicios que precipitaron la caída de los indicadores económicos”. A todo gobierno le disgustan los señalamientos aunque estén sustentados en hechos reales, alguna organización se plegó a la política de austeridad, el Congreso del Trabajo asumió el golpe pero no se sumió, ni claudicó. Frente a esos hechos el gobierno de MMH hace un llamado para continuar con la relación de “alianza“ entre Estado y movimiento obrero..
La dinámica de emplazamientos a huelga acompañó, como punta de lanza los desacuerdos de la CTM con la política de austeridad y de reordenamiento. La CTM hizo el anuncio de emplazamiento general a huelga por aumento de emergencia; se fijo un porcentaje, posteriormente con las negociaciones muy estrechas se bajó a la mitad y finalmente aceptó el ofrecimiento del gobierno. Similar a la situación de 1983 en la cual se pidió un 50%, se redujo a la mitad y se aceptó el 15%, todo ello resultado ser rompimiento de la unidad. Con magros aumentos se fueron resolviendo los emplazamientos, finalmente unos 80,000 cetemistas estallaron la huelga y la gran mayoría de organizaciones sindicales desistió.
Bajo los dictados del neoliberalismo se inicia una separación entre el Estado y la CTM, estamos convencidos que en todas las crisis al final los trabajadores pagan la cuenta en detrimento de su salario o con aumento en el desempleo y el gobierno que entró en diciembre de 1982, tanto por la necesidad de salir de la crisis económica, como por convencimiento propio, se plegó al mandato que dispuso el FMI.
Un modelo con una racionalidad fundada en objetivos, políticas e instrumentos que el Estado puso en práctica cuando comenzó el sexenio, es lo que denominamos la estrategia de reordenamiento, pero el eje de esa reordenación fue el desplome salarial. La correlación de fuerzas cambió con el relevo sexenal y los primeros meses fueron escenario de una confrontación ideológica entre el grupo gobernante y los planteamientos de la CTM. Como respuesta la CTM puso en práctica una política de análisis y reflexiones sobre el PIRE y el gobierno respondió con medidas de fuerza, logrando dividir el C. T.
Hoy se viven tiempos de crisis sanitaria, financiera y petrolera inéditos, se acentúan los mecanismos de control y de disciplina de parte del Estado y si hubiera un líder de trabajadores con autoridad moral, convocaría a un Consejo Nacional para analizar y proponer soluciones, la unidad de clase cerraría filas en torno a el, pero…..hoy no existe relación alguna entre el gobierno y la CTM. Los trabajadores desconocen o abandonaron las ideologías de resistencia que los habían sostenido como clase y cultura por muchas décadas; se ha desmantelado sin oposición, el Estado de bienestar, la salud pública, la educación gratuita, las unidades habitacionales para los trabajadores en condiciones y espacios dignos, los derechos laborales colectivos consagrados en la ley; Allí donde había más en juego y la clase obrera era demasiado fuerte, las élites dirigentes llegaron a la conclusión de que ésta tenía que ser aplastada.
Ante la ausencia de un líder obrero que construya la unidad de clase para promover el cambio social y económico, en donde las posiciones ideológicas debieran ir de la mano con las organizaciones sindicales dominantes, hoy es impensable que se pueda convocar a un Consejo Nacional para presentar al gobierno un documento donde se muestre el planteamiento del movimiento obrero frente a la crisis con nuevas estrategias, necesarias para aligerar la carga de la misma sobre los trabajadores; Dialéctica, razones y propuestas para reencauzar la política económica. Pero una clase dividida es incapaz de promover cambios a la realidad que enfrenta. Hoy es impensable sumar la fuerza social obrera a la estructura política del Estado, para avanzar en la solución a la actual crisis, incorporando a los trabajadores al poder decisorio, donde se decide su destino.
En 1980, El intelectual francés André Gorz anunció que la clase obrera había muerto, pues se encontraba permanentemente dividida como grupo social, desposeída culturalmente y privada de su anterior (y difunto) papel como agente del progreso social. Han transcurrido cuatro décadas y hoy posiblemente Gorz tenga razón en un sentido. Y es que durante ese lapso de tiempo, Hemos sido testigos de la caída de la afiliación sindical y del poder negociador de los sindicatos así como una caída paralela de los salarios y de la participación de estos en el PIB nacional. Ahí radica la causa fundamental del problema del que se lamenta Thomas Piketty: la incapacidad de los obreros para defender su cuota en el producto total, con el consiguiente aumento de la desigualdad. Junto a la debilidad material, el movimiento obrero ha padecido un verdadero desplome ideológico y se ha dejado sentir con igual agudeza entre las dirigencias, han olvidado que <<Toda la riqueza del mundo fue comprada al principio no con oro ni con plata sino con trabajo; y su valor para aquellos que la poseen y que desean intercambiarla por algunos productos nuevos es exactamente igual a la cantidad de trabajo que les permite comprar o dirigir. Esta es la teoría clásica del valor trabajo: nos dice que el trabajo requerido para hacer algo determina cuánto vale ese algo.
No quiero idealizar el pasado, ni sugerir que los líderes de antes siempre fueron mejores. Ha habido de todo. Como decía Don Fidel: “A las instituciones les pasa todo lo contrario que a los hombres: no envejecen por el tiempo, envejecen por su actos”. Pero es indudable que esta pandemia ha sorprendido al sindicalismo en momentos de gran debilidad institucional. Las crisis cierran muchas puertas, pero también abren otras. Esta crisis tendrá muchas consecuencias inesperadas. Quizá una de ellas sea una fuerte reacción contra los gobernantes pequeños y la llegada de líderes que estén a la altura de los grandes problemas que tenemos.
Que estaría pensando Don Fidel?.