Hay demasiados signos y políticas públicas, discursos políticos desde Palacio Nacional y ataques a las instituciones, concretamente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a todo el Poder Judicial; a diputados y senadores de oposición y uso de recursos públicos para comprar abiertamente el voto de los sectores necesitados del país, que han llevado a la convicción de los sectores liberales de oposición, en el sentido de que se quiere conducir al país a un modelo venezolano, boliviano y cubano cuyas consecuencias son impredecibles para la nación mexicana.
La militarización del país, en muchos sentidos, incluso el económico, siguiendo un modelo venezolano absolutamente conocido, y la distracción de los sectores militares de sus deberes constitucionales, que les impiden combatir al crimen organizado como esperaba la nación mexicana, ha puesto en riesgo el desarrollo sano de la economía nacional; por ejemplo, se han cancelado contratos firmados con compañías del sector privado por 11 mil millones de pesos para construir carreteras y se han entregado al sector militar, lo cual ha inquietado notoriamente a los organismos donde se reúnen las empresas privadas mexicanas, tales como la Coparmex, la Concamín, la Concanaco, la Asociación de Banqueros.
La entrega de una carta blanca para actuar al crimen organizado con la política absurda de darle abrazos, en lugar de aplicar la ley; esto y otra serie de acciones inquietantes como la de entablar permanentemente una disputa con los organismos del T-MEC, creando conflictos con compañías de Estados Unidos y Canadá y hasta con sus gobiernos, como ahora se ve, cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador decide no asistir a la Cumbre con el Presidente Biden y con Primer Ministro Justin Trudeau, lo cual es una mala señal de cooperación con nuestros grandes socios comerciales.
Lo mismo el envío de recursos a Venezuela y el envío del petróleo a Cuba, sin dar informes transparentes a la nación, ha producido muchas dudas en la opinión pública mexicana.
Todo ello lleva a la convicción de que la ciudadanía mexicana debe salir a votar por la libertad el próximo 2 de junio del presente año 2024; de otra manera, habrá mucho de qué arrepentirse.