Víctor González Dr. Simi merece el Premio Nóbel de la Paz
Para quienes hemos conocido la obra permanente de Víctor González Dr. Simi en favor de los pobres y su lucha contra la enfermedad de la población mexicana y de otros países de Centro y Sudamérica, el otorgamiento del Premio Nóbel de la Paz sería muy merecido para este ciudadano universal.
El Comité Noruego que otorga anualmente el Premio Nóbel de la Paz debe considerar que no solamente los gobiernos o entidades gubernamentales y oficiales de algún país pueden merecer esa presea, sino que debe y puede otorgarse, como en el pasado, a ciudadanos y ciudadanas de carácter universal cuya acción en favor del entendimiento pacífico entre las naciones y entre los pueblos ha sido trascendente, como en el caso de: Rigoberta Menchú Tum, Adolfo Pérez Esquivel, la Madre Teresa y otros hombres y mujeres que han entregado su vida a salvar a la población mundial del hambre, la enfermedad y la pobreza.
México ya tiene un Premio Nóbel de la Paz ganado por Alfonso García Robles, quien logró la firma del Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina en 1982, y por eso decimos que es tiempo de que se reconozca una vez más la acción permanente, generosa, sincera y efectiva de un hombre como Víctor González Dr. Simi y sus instituciones que han contribuido a combatir la enfermedad y el hambre.
La historia de Víctor González Dr. Simi es la de un héroe de la paz internacional que ha entregado todo lo que tiene a su disposición para el bien de los seres humanos, especialmente los ancianos, niños, mujeres y discapacitados.
La entrega del Premio Nóbel de la Paz a Víctor González Dr. Simi honraría a México, como un país cuyo avance cultural ha contribuido a la cooperación internacional y la paz mundial a través de cada uno de sus ciudadanos, más allá de los gobiernos y organismos oficiales.
