La carta que envió con un propio, a mano, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador al Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, difícilmente será aceptada por el Gobierno norteamericano como un documento oficial de parte del Gobierno de México, debido precisamente a las prácticas de comunicación internacionales reconocidas generalmente entre países.
En diplomacia hay tres tipos de mensajes a países y líderes nacionales por parte de los titulares de los Estados (no de los gobiernos). En un régimen presidencialista como es el de México, el Lic. Andrés Manuel López Obrador es el Titular tanto del Estado como del Gobierno, según establece la Constitución en su Art. 89 que marca los lineamientos de Política Exterior y el Reglamento Interior de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que le da la prerrogativa al Secretario de mandar las comunicaciones del Jefe de Estado, conforme a la Convención de Viena; en ese sentido sólo puede haber comunicación a través de notas diplomáticas de estilo, de oficina y verbal.
La carta que hace el Presidente Andrés Manuel López Obrador se sale de la normatividad y cae dentro de la comunicación entre personas, no entre Jefes de Estado; es como si fuera una nota de cortesía por una cena o un cumpleaños, pero no es vinculatoria y se interpreta solamente como un acto epistolar que no tiene nada que ver con las consultas establecidas por el T-MEC.
Puede decirse que dentro de estas prácticas, el Presidente López Obrador está perdiendo tiempo y oportunidad y muy probablemente, de contestarle el Presidente Joe Biden, le va reiterar los términos de igualdad dentro de su política exterior con México, pero hasta ahí; el resto, le dirá el Presidente norteamericano que se haga por los canales institucionales.
Hay que recordar que el Presidente Joe Biden fue antes congresista y dentro de sus funciones está contestar las miles de cartas que les envían diariamente los ciudadanos y todas las contestan sus diversas oficinas, ya que es parte de la reglamentación; de la misma manera lo hace la Casa Blanca.
Si la comunicación del Gobierno de México no se hace por nota de estilo, verbal o de oficina, no tiene ninguna validez ni tiene importancia.
Si el Canciller entregara la carta lo tendría que hacer al Departamento de Estado, por nota diplomática, acompañando la comunicación del Presidente; de la misma manera si el Presidente López Obrador le entregara la carta directamente al Embajador Ken Salazar, tendría que ser la Secretaría de Relaciones Exteriores la que la entrega con nota de estilo, al igual que si la enviara el Embajador de México en Estados Unidos, siempre acompañada por nota de estilo pero al Departamento de Estado.
La carta no tendrá una importancia oficial si no se entrega por los conductos diplomáticos adecuados.
Si al término de las consultas de acuerdo al T-MEC no se aclara la situación o se resuelve el criterio de equidad con el trato doméstico a las empresas de Estados Unidos y Canadá, entonces en el panel se iniciará el proceso de aplicación de los impuestos a las mercancías mexicanas, tanto industriales como agrícolas; y esto si es preocupante.
No hay que olvidar, en todo esto, la importancia que para el presente y el futuro de la economía mexicana tiene el T-MEC, Tratado de Comercio de México con Estados Unidos y Canadá, que es ahora el principal motor para el crecimiento de la economía mexicana.
Lic. Mauro Jiménez Lazcano
Director General de la Revista Macroeconomía