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Un 17 de julio mataron a Obregón; quiso reelegirse

Un relato del periodista Demetrio Bolaños, de “El Universal”

Por el Lic. Mauro Jiménez Lazcano,

Director General de la Revista Macroeconomía

Fue el 17 de julio de 1928 que mataron al Presidente Electo Alvaro Obregón, quien se había reelegido para un segundo período.

A mí me tocó asistir todavía a la ceremonia que se hacia en el parque de La Bombilla, en San Angel, cada vez que se llegaba al Aniversario del magnicidio; asistían los Presidentes de la República como Adolfo López Mateos y la representación de la familia y los amigos de Alvaro Obregón la llevaba Don Aarón Sáenz; se montaba una gran tribuna enfrente del parque donde estaba el Monumento a Obregón que contenía su mano perdida en batalla y que se conservaba en formol.

Había discursos en favor de la Revolución Mexicana y el Ejército disparaba los 21 cañonazos en homenaje a quien había sido sacrificado siendo Presidente Electo, en un restaurante donde le habían organizado una comida que ofrecieron los diputados electos de Guanajuato.

RELATO DE DON DEMETRIO BOLAÑOS ESPINOSA

Siendo este servidor de ustedes muy joven reportero en 1964, escuché a Don Demetrio Bolaños Espinosa contarle a sus compañeros cronistas de la Cámara de Diputados entre quienes me incluía yo, la anécdota de la cobertura que realizó como reportero de El Universal aquel 17 de julio de 1928, para cubrir un banquete que se le ofrecía al recién reelecto General Alvaro Obregón, cuando era Presidente el también General Plutarco Elías Calles.

Relató Don Demetrio Bolaños Espinosa que llegó a caballo a cubrir el ágape que los diputados de Guanajuato le ofrecían en señal de admiración y apoyo al Presidente reelecto General Alvaro Obregón; pero como había tanta gente, más de 500 asistentes, decidió ir a un restauransito que estaba como a medio kilómetro de distancia, para comer mejor y más tranquilo; pero he aquí que de pronto llegaron noticias a donde estaba de que algo grave había pasado en la reunión política a que asistía el General Obregón.

“Tomé mi caballo y fui volando al restaurante de La Bombilla; ya había patrullas, policías e integrantes del Ejército: el Presidente reelecto había sido abatido a balazos”.

“Supe entonces que fue un dibujante, un caricaturista, quien había cometido el crimen. Recabé toda la información posible y la transmití por teléfono al periódico que lanzó una edición especial”.

Decía Don Demetrio, entre risas y penas: “casi pierdo la nota por haberme ido a comer a otro lado; había ocurrido algo impensable, inimaginable”.

Quienes escuchamos la narración a detalle de Don Demetrio, sonreíamos y lo consolábamos pero él todavía se recriminaba 36 años después: “Por poco y pierdo la nota”, expresaba.

Por esos tiempos, empezaba a gobernar el Presidente Gustavo Díaz Ordaz cuyos siguientes apellidos eran Bolaños-Cacho, y Don Demetrio también tenía apellido compuesto Bolaños-Cacho Espinosa y los periodistas, sus compañeros de más edad le decían entre bromas y veras “El Primo Constitucional”, porque era pariente Don Demetrio del Presidente Díaz Ordaz, cuyos orígines familiares venían de Oaxaca, igual que del periodista Don Demetrio Bolaños-Cacho Espinosa que sí era oaxaqueño.

Contó Don Demetrio un episodio que en aquellos tiempos enlutó a México y produjo una gran incertidumbre.

Había nacido el “Maximato” del General Plutarco Elías Calles.

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