Sexenio perdido en México, dice el Ex Presidente Ernesto Zedillo
En la reunión de análisis económico y social de España
ERNESTO ZEDILLO: Para hacer o abordar este tema, realmente lo que quiero hacer rápidamente son 10 observaciones; redondear En 10, querido Mario.
Primera observación: es que desgraciadamente, algo que mencionaba hace unos meses con Don Mario, se confirma que América Latina tendrá otra década perdida. Si vemos lo que ha venido pasando con nuestras economías desde el año 2015, no es difícil y de hecho, quienes se dedican a este trabajo de las proyecciones del comportamiento económico, nos confirman que para el 2025 no hay manera de evitar de que se declare que entre el 2015 y el 2025 el crecimiento, si acaso de América Latina, fue un crecimiento mediocre y que en esa década habrá habido un retroceso en los avances de reducción de la pobreza y reducción de la desigualdad en nuestra región. Ese es el primer hecho.
Segunda observación: Es que esta triste situación tiene que ver con la actuación de nuestros gobiernos en la mayoría de nuestros países; ciertamente ha habido eventos externos, choques externos de la naturaleza y de otra naturaleza, que nos han afectado, pero con un análisis cuidadoso, podemos decir que, en mucho, ha sido el accionar, el diseño, la aplicación de las políticas públicas las que nos han puesto en esta situación.
Podría yo hacer un análisis detallado de todos los aspectos de este problema, pero desgraciadamente tenemos que acudir o debemos o podemos acudir simplemente a un hecho, a un episodio de nuestra historia reciente y eso es, qué pasó en América Latina durante la pandemia.
Si vemos y yo lo tuve que hacer por razones profesionales como uno de los miembros del panel que fue nombrado por la Asamblea Mundial de la Salud para investigar la preparación y la respuesta a la pandemia y me dio mucha tristeza encontrar, bueno, que por cierto, es muy fácil decir quién la hizo mal y quién la hizo bien.
Hay un indicador muy sencillo, el de mortalidad, en el momento anterior a la pandemia digamos a principios de noviembre del 2020, qué sucedió, que entrelos 10 peores países del mundo: seis eran países latinoamericanos, una verdadera vergüenza, tenemos el 8% de la población mundial y contribuimos con el 30% de las personas que oficialmente murieron porque fueron muchos más a consecuencia de la pandemia.
Tristemente estuvimos en esos 10 en buena compañía, los Estados Unidos y debo decirlo con un poco de pena, aquí también España, como otros dos países en este lado del mundo, el Reino Unido e Italia; pero, en el caso de América Latina, que es lo que he estudiado con mucho más cuidado, este desastre se puede relacionar claramente con la manera cómo nuestros gobiernos reaccionaron ante esta tragedia.
Así que vamos mal en las economías, estamos teniendo retrocesos sensibles en algunos casos dramáticos en lo social y claro, ahora pues, tenemos gobiernos que explican esos resultados.
Yo diría que hay tres cosas que están sucediendo con muchos de esos gobiernos; en primer lugar, hemos visto un repudio de las reformas que se emprendieron en el pasado reciente, a finales del siglo pasado y muy a principios de este siglo; es un repudio no solamente retórico sino también un repudio en los hechos; obviamente al ver, al existir esa actitud, hay también pues, la falta de interés de completar las reformas que, en buena medida, hecho que en buena medida, explica los malos resultados.
La situación insatisfactoria de manera justificada para muchos ciudadanos de los resultados, no tienen que ver con las reformas que se hicieron sino tienen mucho que ver con las reformas que no hemos completado en América Latina.
Y el tercer aspecto de esta conducta: Quizás es lo más preocupante porque no es solamente que se repudian las reformas, que no se hace lo que lo que falta por hacer en términos de reforma, sino que además, se recuperan recetas del pasado, actitudes políticas e incluso ideologías que son parte del fracaso del pasado; en el pasado de América Latina y eso es terrible.
De alguna manera, creo que han leído mal el libro de Montaner y de Álvaro y de Mendoza, ellos produjeron un manual y creyeron que había que leerlo al revés y han sacado la lista de las cosas de ese manual, no voy a decir la palabra, este, Álvaro, no me provoques y sacaron, presidente Calderón, compórtese usted, no estamos en la cámara de diputados, como cuando usted me cuestionaba como ministro; no, digamos que, “El Manual del Perfecto Populista Latinoamericano”, ok, ya para punto, punto, punto; eso se ha recuperado en un sentido negativo y obviamente, eso se refleja en los resultados, pero yo diría que lo peor de esa recuperación de los malos atributos latinoamericanos y que nos está lacerando y constituye la mayor amenaza para nuestros países, es la regresión democrática que estamos viviendo.
Lo que estamos viendo pues son muchos gobiernos, donde los liderazgos han surgido como en los populismos clásicos, prometiendo que el Maná caerá del cielo, fórmulas mágicas para resolver nuestros problemas y culpar siempre a los otros, a los otros, los otros puede ser el pasado, los otros pueden ser los extranjeros, los otros pueden ser hasta gente de este lado del del océano y nunca se reconoce pues la responsabilidad propia para enfrentar y resolver esos problemas.
Y esa es la historia del populismo; porque acceder al poder con demagogia; ah, pero eso sí, en estos casos, la mayoría de esos liderazgos populistas, accedieron al poder gracias a la democracia que otros construyeron; toman el poder con la democracia y la primera tarea, la primera tarea, es empezar a erosionar, a destruir la democracia que con tanto trabajo se había venido construyendo en América Latina.
Cómo se hace, bueno, primero, hay que buscar formas de acallar a los críticos, intimidarlos, arrinconarlos, censurarlos, de muchas maneras; cómo se hace, debilitando los otros poderes del Estado, que fueron creados ciertamente para dar equilibrio, crear pesos y contrapesos y que no se den abusivas conductas desde los poderes Ejecutivos; y la historia de cómo se hace, pues la sacan del manual más leído de Vargas Llosa y Montaner.
Lo importante es debilitar la democracia, para qué, para que muy pronto puedan tener el poder y la autoridad de los déspotas porque ese es el ciclo: populismo, despotismo, autoritarismo, fascismo y en algunos casos, la aspiración de la dictadura, hay que decirlo con toda claridad, en fin.
Todo esto pasa en un momento muy desafortunado; yo coincido con la descripción que hacía el Presidente Aznar sobre el estado del mundo. Vivimos un momento económico sumamente delicado; por primera vez en 40 años, más de 40 años; vemos las economías, la economía global moviéndose a una recesión global al tiempo que vemos la inflación creciendo como no había ocurrido en muchísimas décadas y esto tendrá consecuencias muy complejas, ciertamente para los países de América Latina.
Ocurre también en un momento geopolítico extraordinario por lo grave y por lo malo que es la criminal agresión; el señor dice que es una operación especial, sí es una operación especial de crimen, de destrucción, de genocidio; es la agresión contra Ucrania y esto promete crear un desequilibrio mundial en la geopolítica que hemos conocido en las últimas décadas, de terribles consecuencias; ni siquiera quiero pensar en que el botón se toque pero aún antes de ese momento, hay un panorama ciertamente complejo, no solamente por la conducta del señor Putin.
En honor a la verdad, hay otras partes culpables en este desorden quienes han decidido en algunos momentos apartarse del Derecho Internacional, socavar al sistema multilateral, no resolver los problemas con las herramientas que hemos creado los humanos, principalmente la diplomacia y la política; y no doy nombres, tienen también culpa de este desorden.
Qué ocurrirá con América Latina en esta circunstancia; algo va a pasar para bien o para mal y desgraciadamente, cuando hemos tenido perturbaciones externas muy significativas, en realidad nuestra historia no es muy buena; en 1973, bueno 71, el colapso del sistema de Bretón Woods, de 1973, el embargo petrolero, en la estanflación como ahora promete existir de nuevo.
Y las economías latinoamericanas, pues nos tiramos a la fiesta de pedir prestado dinero y después, eso nos llevó a la década perdida; una mala reacción mientras otros países emergentes hacían su tarea, nosotros no la hicimos; eso sería lo malo en este momento, que tuviéramos la reacción equivocada.
Bueno, a la mejor puede pasar algo, que este choque nos haga reaccionar, incluyendo a los liderazgos populistas que tenemos en América Latina; este es su gran oportunidad de rectificar, como la pandemia fue la gran oportunidad para rectificar muchas cosas que habían comprometido y la pandemia y algunos lo dijeron, que era una gran oportunidad, pero en otro sentido creo que estaban pensando
Sí, pero este es de nuevo una oportunidad para decir: “Ciudadanos, tomemos en serio el problema de desarrollo, de desarrollo democrático, de desarrollo económico, de desarrollo social y actuemos con responsabilidad porque la situación en el mundo es muy compleja”.
Si ese fuera el caso y obviamente esto suena simplemente como un buen deseo y no veo por qué no tenga el derecho a tener buenos deseos; Entonces, a lo mejor podemos dedicarnos a hacer las cosas que son indispensables para salirnos de esa trampa de predesarrollo en la que hemos estado atrapados en Latinoamérica; y para salirnos de esa trampa de predesarrollo, pues tenemos que atacar yo diría básicamente, tres enfermedades.
Una, que ya señalaba el Presidente Aznar, que es la debilidad de nuestro Estado de Derecho, muy importante; otra trampa, es la trampa del bajo crecimiento económico y el bajo crecimiento en la productividad; y la otra trampa, muy importante, es la trampa de la desigualdad y la pobreza.
Todos estos problemas obviamente son muy difíciles de resolver, pero no imposible de resolver; se requiere, antes que nada, una ética de responsabilidad política por parte de nuestros liderazgos, de nuestros partidos políticos y también por qué no decirlo, de parte de nuestros ciudadanos; y aprendamos a no escuchar “El canto de las sirenas”.
Que aprendamos a deliberar sobre los problemas que enfrentemos, que aprendamos a llegar a acuerdos; siempre vamos a pensar diferente, pero tenemos que llegar a acuerdos sobre las cuestiones fundamentales que nos han impedido hasta ahora, ser lo que queremos ser: unas sociedades realmente libres, democráticas, con oportunidades de progreso para todos los ciudadanos que quieren y tienen el derecho a ese progreso. Muchísimas gracias.